CAPÍTULO 14: ARIES Y LIBRA

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"Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser"

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"Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser".
-Lao Tsé

Con los primeros rayos del amanecer acariciando su rostro, Lysandra emergió de su tienda. El aire matinal era fresco, limpio, lleno de promesas. La luz suave se mezclaba con el aroma terroso de la vegetación húmeda y las plantas silvestres, creando una atmósfera de calma tras la noche cargada de revelaciones. Sin embargo, en el corazón de Lysandra, un fuego ardía.

Caminó hacia la hoguera, donde las brasas todavía chisporroteaban con el calor residual. Su mirada se posó en las llamas moribundas, y sin pensarlo, extendió la mano. Era como si algo en su interior la empujara a conectarse con el fuego, a sentir su calor, su energía. Al concentrarse, las llamas respondieron, elevándose y bajando como si estuvieran danzando al ritmo de sus pensamientos.

—Siempre he sido fuego, —pensó Lysandra, sintiendo cómo la energía fluía por su cuerpo—, impulsiva, feroz, indomable. Pero ahora... ahora puedo controlarlo.—

El fuego, reflejo de su propia naturaleza, parecía comunicarse con ella. Era un poder antiguo, uno que siempre había estado latente, esperando el momento adecuado para despertar. Lysandra sonrió, sorprendida por la facilidad con la que manejaba ese elemento que tanto la representaba.

Miguel, que se había despertado con el alba, se acercó cauteloso, sus ojos oscuros llenos de asombro al ver a Lysandra controlando el fuego como si fuera una extensión de ella misma.

—Lysandra, esto es increíble. Pareces haber encontrado una forma de controlarlo —dijo Miguel, con una mezcla de admiración y asombro en su voz.

Lysandra giró la cabeza hacia él, dejando que la sonrisa que asomaba en sus labios reflejara tanto su orgullo como su incredulidad. El fuego continuaba bailando ante ellos, subiendo y bajando al compás de su voluntad.

—Sí, es como si siempre hubiera sido parte de mí —respondió Lysandra, sus ojos brillando con el reflejo de las llamas—. Pero aún tengo mucho que aprender.

Miguel asintió, pero no pudo evitar mirar las llamas con cautela. Para él, era fascinante pero también inquietante. Lysandra siempre había sido fuerte, pero este poder, este control sobre algo tan destructivo como el fuego, añadía una nueva dimensión a la fuerza que ya poseía. —¿Cómo alguien puede manejar algo tan poderoso y no ser consumido por él?— pensó.

El Dr. Stone, atraído por el inusual resplandor, salió de su tienda y se unió a ellos, su mirada analítica observando el fenómeno con profunda curiosidad. Como científico, estaba acostumbrado a los enigmas, pero lo que veía ahora ante él desafiaba la lógica.

—Lysandra, eres un enigma viviente —dijo con una mezcla de respeto y fascinación, sus ojos brillando con el interés de alguien que había pasado toda su vida buscando respuestas en lo inexplicable—. Esto... esto es algo que podría cambiar todo lo que entendemos sobre la ciencia y la magia.

Guardianes Zodiacales; Destino, El Despertar de los SignosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora