CAPITULO 19

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"A través de mi memoria,

Muy lejos, hace mucho tiempo,

Brillando tenue como una ascua ,

Cosas que mi corazón solía saber,

Cosas que anhelar recordar"

Once upon a time 




Elizabeth

El olor putrefacto del aire me da nauseas. Trato de ver el lugar en el que me encuentro, sin embargo, no funciona. Mis pies comienzan a avanzar por inercia, tratando de encontrar de donde proviene aquel olor. Me siento cansada como si hubiera caminado por horas sin sentido alguno. El sonido del agua llama mi atención, bajo mi mirada al suelo, aunque debido a la oscuridad no puedo ver de donde proviene el agua.

- Alya. - El susurro de aquel nombre me hace mirar a todos lados.

- ¿Hola? - Casi que grito intentando que quién sea que este aquí me escuche. - ¿Quién está ahí?

- Alya. No hay tiempo. - Unas manos se posan en mi hombro y yo grito debido al susto. Me aparto lo más rápido, girándome para ver quién es. La silueta de una mujer aparece enfrente. - Debes correr, tú vida está en riesgo.

Trato de ver si la conozco de algo, sin embargo, la oscuridad no me deja ver su cara. El olor se hace más fuerte.

- Disculpe, no entiendo a qué se refiere.

- Los astros han hablado. Tú destino fue cambiado. Debes correr o nunca encontrarás escapatoria. - A medida que habla siento como se va alejando.

- ¿De qué habla? – Le grito ansiosa. - ¿Escapar de quién?

- De tú destino. Corre porque si él te encuentra, nunca te dejará ir.

El pánico burbujea en mi sangre y sin entenderlo comienzo a correr intentando encontrar alguna forma de salir de aquí. Sin poder ver del todo, sigo corriendo y no es hasta que tropiezo cayendo sobre mis rodillas, que me doy cuenta de que no hay escapatoria. Cansada me siento en aquel lugar húmedo y atraigo mis rodillas a mi cuerpo. Así me mantengo por un largo tiempo, hasta que escucho unas pisadas en el suelo.

-Es momento de que regreses, Alya. – Levanto mi mirada, al escuchar la voz de un hombre. Lo único que puedo ver es una mano extendida. -Debes ir a casa. – Con el miedo y la ansiedad recorriéndome, tomo su mano. El olor que antes era putrefacto, fue remplazado por una leve fragancia que reconozco como la de una flor.

El frio se cuela en mi habitación causando que abra mis ojos. Miro alrededor tratando de ver donde me encuentro, pero el sonido de una puerta abriéndose llama mi atención. Me giro y la imagen frente a mí me hace estremecer. El rey entra a la habitación manchado de sangre. No parece percatarse de mi presencia, ya que a paso lento entra en el baño.

Me levanto para ir a cerrar la ventana, pero el leve aroma familiar saliendo del baño, detiene mis pasos. No se porque pero me giro para ir directo al baño y una vez frente a el, toco la puerta. Siento como el rey camina directo a la puerta para luego abrirla. La sorpresa en el rostro de Bastián es lo primero que me recibe en conjunto con su torso desnudo. Trato de no desviar la mirada, aunque se hace un tanto imposible.

-Lo lamento. No quise despertarte. – Es lo único que dice mientras regresa al espejo del baño.

- No, está bien. Igual no podía dormir. – El asiente ante mi respuesta y un tanto incómoda entro al baño. Observo como agarra un paño para luego mojarlo con agua. - ¿Puedo? – Mi pregunta parece confundirlo, así que rápidamente me acerco a él, para luego quitarle el trapo húmedo de las manos y alzarlo, para que entienda a que me refiero.

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