CAPITULO 15

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"Somos reyes de la matanza,

buscamos sangre.

Los tomaremos uno por uno"

Monster by Ruelle





Elizabeth


La sonrisa que le doy es un tanto apenada. Ella me mira como tratando de descifrar lo que estoy pensando, pero es que ni yo misma sé que estoy pensando.

¡Por el cielo no se puede ser más boca floja!

Me regaño mentalmente mientras sacudo con disimulo mi cabeza. La señora Dubois comienza a sacar unos frascos en conjunto con un trapo blanco.

-Dime querida - Su voz es suave, observo como en un trapo unta un poco de la esencia del frasco en sus manos. - ¿Qué piensas del reino? Exceptuando al rey, claro está, no es de tu agrado. - Me mira y yo solo aclaró la garganta sin saber qué decir.

-No he tenido la oportunidad de conocerlo, señora Dubois. - Es lo único que contesto. Ella asiente ante mis palabras, para posterior dejar el trapo en mi frente. El aroma que desprende es tan maravilloso, que me hace relajar.

Su cuerpo se levanta y camina directo a la mesita que está cerca de la ventana. La observo con curiosidad. ¿Qué planea hacer? Se detiene frente a la misma, veo que coloca sus manos en ese lugar y mira hacia abajo. En su rostro puedo observar que está pensando en algo, y creo que no es bueno o eso me dice la media sonrisa que sale de sus labios.

¡Ay no! Ya está. Me va a lanzar por la ventana.

-Tranquila, cariño. No tengo planes de lanzarte por la ventana. - No puede ser, acaso pensé en voz alta. Tonta. Tonta. Tonta. Veo como ella vuelve a sonreír. - Al menos no por ahora. - Trago tan fuerte que temo ella me escuche.

La veo girarse hacia la mesa donde se encuentra una jarra junto con un vaso, ella agarra el vaso y vierte un poco de agua, después de eso regresa caminando para sentarse de nuevo a mi lado.

-Toma. Necesitas estar hidratada. - Me extiende el vaso que yo rápidamente agarro. Miro hacia abajo a mi mano observando el agua cristalina. - Vamos, toma un poco. - Le hago caso. Una vez que tomo agua, la veo sacar otro frasco.

-Señora Dubois. - Mi voz es suave cuando la llamo. Ella me mira y yo le regreso el vaso que termina colocando en la mesa de nuestro lado. - ¿Para qué son esos frascos?

-Son algunas esencias que te ayudarán con los mareos y dolores de cabeza. Estuviste inconsciente por una semana, así que esto podrá ayudarte a sentirte mejor. - Me sonríe, para luego agarrar mis dos manos y virarlas, mostrando el interior de aquellas. Ambas manos están rojas como si hubieran sido lastimadas al caerme. Supongo que consecuencias de lo que sea que me haya pasado.

- ¿Usted escuchó toda la plática con mi hermano? - Solo agrego para romper el silencio y también un tanto por curiosidad.

-No del todo, su majestad. Sin embargo, crea cuando le digo que soy una tumba, nada de lo que escuche saldrá de mi boca. - Su seriedad me hace creerle, dudo que sea alguien que mienta. - Menos lo de mi nieto. - Ahora si sonríe dejando atrás todo rastro de seriedad.

-Sí, bueno discúlpeme por eso.

-No hay que pedir disculpas cuando lo que se dice no es más que parte de la verdad. - Veo como deposita una crema blanca en ambas manos, el frío de esta hace que mis brazos se ericen. - Aunque aquella mentira disfrazada de verdad, solo fue forjada por otros. - Aquello que dice llama mi atención.

ENTRELAZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora