"Cada vez que me haces daño, menos lloro,Y cada vez que me dejas , se secan más
rápidas las lágrimas "
Too good At goodbyes by Sam Smith
Elizabeth
Un fuerte ruido hace que mis ojos se abran, trato de acoplarme a la luz que ilumina mi habitación, pero el mareo lo hace un tanto imposible. El sonido de unas voces llama mi atención; en una silla sentado se encuentra mi hermano que tiene la mirada puesta en la ventana, muevo mis ojos al mismo lugar que el observa y me percato de la presencia de Nera. Mi doncella se encuentra cerrando las ventanas para que el aire frio no se escabulla a mi habitación. Alguien tose lo que hace que mi mirada pase a esa persona.
Aquella persona se mantiene cerca de la puerta, como si buscara alguna manera de salir. Creo que nunca antes lo he visto, pero su presencia es imponente. Sus hombros están erguidos mientras su cabeza cae para recostarse en la puerta, las mangas recogidas de sus brazos muestran su piel un tanto morena; tal vez sea por pasar varias horas bajo el sol. Sigo observándolo de pies a cabeza, tratando de recordar si es que lo he visto en alguna parte, sin embargo, no funciona. Sus hombros se mueven para posterior a eso meter ambos brazos en los bolsillos de su pantalón. Su mandíbula perfilada se tensa mientras cierra sus ojos, cuando su postura cambian y creo que va a irse, no lo hace. Se mantiene en esa postura incómoda por mucho tiempo.
- ¡Su majestad, por fin despertó! – La voz sorprendida de Nera llama la atención de todos, hasta la mía, rompiendo el leve estado de hipnotismo en el que me encontraba. El sonido de una silla cayendo me hace apartar la mirada de Nera, para así observar a mi hermano que rápidamente se sienta a mi lado.
- Me tenías asustado, Eli. Nunca más hagas eso. – Me levanto un poco para recostarme en el respaldo de la cama y el mueve su mano para tocar mi pelo con delicadeza. – Ahora que estas despierta, preparare las cosas para poder irnos al amanecer. – Mi cabeza cae a un lado en signo de confusión, el abre la boca para continuar, pero una voz lo interrumpe.
- Eso no será posible, Rey Adrián. – El hombre que antes se encontraba en la puerta da unos pasos para ubicarse a mi lado. – Se puede considerar acto de traición llevarse a la reina. – Una de sus manos se posa en mi hombre, lo que me hace estremecer. El parece percatarse ya que la baja enseguida.
- Mi hermana no es tú reina, Dubois. – Adrián le ladra con enojo al tipo. La mención de su apellido me hace erizar. Si no estoy mal Dubois es el apellido del rey enemigo. ¿Qué hace aquel rey en mi habitación? Mi mirada pasa de mi hermano al rey y del rey a mi hermano varias veces. Tratando de entender la situación en la que me encuentro.
-Los papeles dicen otra cosa, Rey Adrián.- El titulo con el que se refiere a mi hermano me deja inmóvil.
"No debería jugar con la muerte del Rey Francisco de esa forma."
Las palabras de Stella aparecen en mi mente como un relámpago, dirijo mi mirada a Nera en busca de respuesta, pero ella esta tan inmóvil como yo.
-Esos papeles no significan nada. Ella no es tú Reina. Entiéndelo de una buena vez.
"Porque usted es la reina de Dubois. Según los papeles se había casado con el actual rey de Dubois el año pasado."
-Para los cuatro reinos ella ahora es la reina de mi pueblo te guste o no. – Las palabras del rey son duras, tanto como para hacer retroceder a cualquiera, a cualquiera menos a mi hermano.
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ENTRELAZADOS
FantasíaEn un mundo donde la guerra estalló dos almas tienen su camino entrelazado. La princesa Elizabeth Morreau y el Rey Bastian Dubois deciden unir sus vidas por un mismo propósito. Vengarse de quienes le arrebataron todo. Ellos no lo saben pero en otra...