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Hiccup Haddock

No podía entregar a Chimuelo a su muerte, tampoco podía dejar al amor de mi vida morir.

Realmente Grimmel me dejo contra la espada y la pared. 

 —Te...te doy mi vida —dije dejando escapar unas lágrimas. 

 —mh, no es una de las opciones pero...podría tomarla —sonrió Grimmel— sin el jefe de Berk, ni el gran jinete de dragones, sería cuestión de tiempo para que tu furia nocturna muera también. 

Tenía esperanzas que luego de mi muerte, Chimuelo huyera de aquí 

 —Aún así, dale el antidoto a mi esposa, ella nunca fue parte de esto —espeté molesto. 

 —Tranquilo, mientras no la inyecte más, estará bien, se repondra. —rio Grimmel desatando a _____— tienes razón, pobre de ella...nunca tuvo que formar parte pero ¿A quién engañamos? es tu debilidad —comenzó a caminar hacia mi, me jalo del brazo alzándome y guiandome hacia afuera de mi cabaña— el amor es una debilidad, te ciega, te nubla. 

Al salir de mi hogar, noté como todo Berk estaba rodeado de dragones, pero no de los nuestros 

 —¡Jefe! —escuché unos cuantos llamarme. 

No podía ayudarlos. 

Soy egoista, prefiero la vida de mi mejor amigo y de mi esposa antes que la de mi aldea.

 —¡No se preocupen Berkianos! —Grimmel rió a la vez que me empujaba para hacerme caer al piso, sentía mi cuerpo helado, tenía nauseas, y no podía llorar. No quiero morir así, quiero una vida con ____, ver a nuestro hijo crecer y que los viajes con Chimuelo nunca acaben —Su jefe acaba de darme ¡SU PROPIA VIDA! ¿PUEDEN CREERLO? —reía aún más, sentí algo frío en mi nuca. 

Todos murmuraban, escuché llantos, tanto de adultos como de niños pequeños. 

 —Alto... —Murmuré.

 —¿Sí? ¿Unas últimas palabras? —Grimmel se agacho hasta mi altura, sin despegar el cuchillo de mi cuello.

 —Cambié de opinión —le di un cabezazo, al separarme y ponerme de pie ví como su nariz sangraba— viviré y protegeré a los mios, eso es lo que hace un jefe. —pisé su mano en donde tenía su cuchillo, haciendo que lo soltase y gritase de dolor. 

 —¡Así se habla! —escuché a Astrid acercarse, detrás de ella venian los gemelos con lágrimas en los ojos al igual que Patán y Patapez. 

 — realmente creíamos que.... 

No deje terminar la oración de Patán —No hay tiempo, Astrid, por favor ve a mi casa, esta _____...cuida de ella —miré al resto —Ayuden a que todos los Berkianos vayan al gran salón, busquen armas, porque habrá sangre —miré a Grimmel.

—¡Ataquen! —Grimmel gritó, vi como gente bajaba de aquellos dragones que eran controlados con veneno, el que uso en mi esposa. 

Los chicos habían seguido mis ordenes, dejándome con Grimmel. 

 —No ganarás esta vez —esta vez fuí yo quien se agacho para agarrar el cuchillo— La protegeré...también a Chimuelo y a toda mi aldea. —le pegué una patada en la cabeza y lancé el cuchillo en su ojo, caminé alejándome de él, aún escuchando sus gritos de dolor, pero no quise voltear. 

 —Chimuelo —sonreí al ver como se acercaba, me subí en su montura y alzó vuelo—ya sabes lo que haremos...acabar con ellos. 

Tratado Nupcial  (Hiccup y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora