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[Narra Crowley]


Mientras depositaba un delicado beso sobre su mano, lo sentía temblar de nervios. Sus ojos penetrantes me miraban fijamente y yo no quería soltarlo.

¿Joven Aziraphale, usted está bien con eso?

Solo quiero sentir que estoy seguro de lo que siento, y si me siento seguro, tengo que decirlo, por eso lo dije... y lo repito, usted me gusta, me gusta en verdad, Crowley.

¿Y eso no le causa ningún problema? Dígamelo, solo me importa que usted esté bien, Joven Aziraphale.


Suspiró desviando la mirada.


Estoy bien, en verdad.


Sonreí.


¿Qué es lo que deseas? Pídemelo.— le dije con total seguridad en mis palabras, tenía al hombre de mis sueños frente a mí diciéndome que yo le gustaba, necesitaba darle el mundo.

No lo sé...— se veía pensativo y muy nervioso.

Dímelo...

Solo quiero estar contigo.— dijo con mucha timidez.

Y yo muero por estar con usted, pero necesito saber que todo está bien en esa mente suya.

Sé que todo estará bien, usted me hace sentir bien, Crowley.

¿Qué deseas, ángel? Haremos todo como lo desees.

Quiero conocerte mejor, y verte a diario en verdad ayuda mucho, solo espérame, sé que pronto estaré listo para dar un siguiente paso.

Te esperaría por siempre.


Solté su mano y nos miramos con una sonrisa, ahora yo me sentía nervioso.


¿Cómo... cómo va su libro?— preguntó, supuse para cambiar el tema.

Mi libro va perfectamente, pero dudo publicarlo algún día.

¿Qué? ¿Por qué?

Porque amo lo que estoy creando, y es tanto lo que siento que no quiero compartirlo, quizá más adelante cambie de opinión, pero por ahora, es algo muy especial para mí.

¿Algún día lo compartirá conmigo?


Su rostro, con esa sonrisa llena de confianza, me hizo sentir distinto. Me puso tímido a mí.


Ya lo veremos...


Miró a su ordenador de nuevo y aunque lo normal hubiera sido que yo me pusiera a escribir, lo miré con total libertad, aun sabiendo que lo ponía nervioso, no quería dejar de mirarlo.

Él era el personaje perfecto para cualquier historia de amor.

Y quería que fuera mío.


A la hora de despedirme, en lugar de despeinar su cabello como de costumbre, tomé su mano de nuevo y le di un beso nuevamente.

Se sonrojó y miró hacia abajo.

Evermore | AziracrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora