Crowley decidió que quería la cirugía. Solo era decisión de él, ni yo ni su madre podíamos opinar al respecto. Pero estábamos de acuerdo en que era lo mejor.
—Quiero que vuelvas a casa, prométeme que irás a casa.— me dijo, tomando mi mano con la poca fuerza que tenía, me miraba a los ojos.
—No, no pienso irme, mucho menos ahora que me necesitas.—
—Aziraphale, las cosas sé van a poner feas, si la cirugía sale mal...—
—Nada va a salir mal.—
—Seamos realistas, mira lo débil que estoy... por favor ve a casa, no quiero que estés aquí, quiero que continúes con tu vida.—
—Estás loco si crees que podré continuar con mi vida... si me voy, no podría dejar de pensar en ti, no pienso ir a ninguna parte ¿Oíste?—
—Te volviste muy terco ¿No es así, Joven Aziraphale?— preguntó con una sonrisa.
—Es que te amo.—
Pasaron un par de días y Crowley estaba ansioso por su cirugía, pero no de la buena manera, no.
No estaba emocionado ni de buen humor.
Estaba preocupado y angustiado.
Eso no me gustaba.
Y yo estaba igual.
Pero al mismo tiempo estaba tan débil que no tenía fuerzas ni para discutir con nadie, apenas hablaba, lucía cansado y parecía estar atravesando mucho dolor. Lo cual se confirmó cuando el médico le preguntó su dolor en la escala del 1 al 10.
Y dijo 9 sin dudar.
Luego, cuando me encontré con el médico en el pasillo, me contó que la mayoría de pacientes dicen 9 cuando en realidad quieren decir 10, y que eso les hace más fuertes de lo que son.
Me sentí mal por él, estaba atravesando mucho dolor y yo no podía hacer nada por él, más que acompañarlo cuando ni siquiera me quería a su lado.
Programaron su cirugía, y aunque parecía una buena noticia, todo era dolor para mí y para su madre, que no sabíamos qué esperar o qué pensar. Porque por más que tratábamos de ser positivos, al entrar a la habitación de Crowley y verlo en ese estado, tan delicado y débil, todo perdía sentido de pronto. Solo podíamos tener fe en que alguna fuerza del universo iba a protegerlo y que todo saldría bien.
Tenía que hablar con él, pero esta vez era la más importante de nuestras vidas, iba a decirle hasta pronto porque se lo llevarían a su cirugía, no quería llamarlo una 'despedida' porque no lo era.
Entré a su habitación, estaba sentado, débil. Me senté a su lado y tomé su mano.
—¿Cómo te sientes?— pregunté.
—Nervioso, preocupado por ti y por mi madre.—
—No pienses en nosotros, lo más importante ahora eres tú.—
—No quiero que sufran por mi culpa, si no salgo con vida, Aziraphale... por favor prométeme que...—
—No digas eso, y no te prometeré nada, porque saldrás bien de la cirugía, porque todo estará bien.—
—Aziraphale, no me siento lo suficientemente fuerte.—
—¡No me importa que no te sientas fuerte! ¡Eres fuerte! Eres el más fuerte del mundo.—
—Aziraphale...—
—Eres el hombre más hermoso, más radiante y fuerte del universo, ¿Me oíste?—
—Gracias por decirme eso cuando seguramente me veo terrible... y gracias por venir, a pesar de todo, una parte de mí quería que me encontraras...—
—Crowley, yo te amo, y te voy a amar, eternamente.—
—Sin importar lo que pase, ¿Me amaras?—
—Eternamente, Crowley.—
Tomé sus manos, y lo miré a los ojos.
—Eres lo mejor que me pudo suceder, y sé que aún nos queda mucho por vivir juntos, no pienses que esta enfermedad te alejará de mí, no será así, te amo. Todo saldrá bien.—
—Solo quiero que me prometas algo.—
—Lo que tú desees...—
—Pase lo que pase, quiero que seas feliz. Aunque yo ya no esté más contigo.—
—Crowley... no digas eso...—
Sus ojos enrojecían, y los míos también
—Solo prométeme que me amarás Aziraphale.—
—Te amaré.—
—¿Eternamente?—
—Eternamente.—
FIN.
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Evermore | Aziracrow
FanficUn estudiante conoce a un escritor, y su historia de amor, descubrimiento, y dolor comienza. «No me dejaste otra opción más que quedarme aquí para siempre.»