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[Narra Aziraphale]


A pesar de que me había acompañado hasta la puerta de mi casa, en ese instante lleno de deseo, tomó mi mano y detuvo un taxi rápidamente, nos subimos a toda velocidad y el vehículo comenzó a avanzar. Durante todo el camino a su casa nos besábamos sin parar, no podíamos separarnos por más que nos faltara la respiración de a ratos, queríamos seguir así de juntos el uno al otro.

Cuando llegamos los besos no cesaban, algunos eran cortos pero muy agradables. Luego de pagar el taxi tomó mi mano y caminamos rápidamente hasta llegar a la puerta de su departamento.

Apenas cerramos la puerta, los besos se intensificaron contra la misma, solté mis cosas en el suelo, y él también.


Crowley.— me sentía sofocado, pero no quería que los besos se detuvieran.

Dime, mi ángel.

Estoy muy nervioso.

No va a pasar nada que tú no quieras.

Esas palabras significaron el mundo entero para mí.

No tienes idea de cuánto significa eso para alguien como yo.— me sujetó de las piernas y me cargó, rápidamente rodeé su cuello y me llevó a su habitación, donde me dejó recostado en la cama. Se recostó sobre mí, apoyando los codos en la cama.

¿Todo está bien?— me preguntó.

Todo está perfecto.

Bésame.—


Desde ese punto no podíamos parar, se sentía como un desastre natural inverso, una reconstrucción de daños, algo artístico y pacífico que ocurría lentamente.

Más allá de ser un baile entre nuestros labios y caricias, en cada recóndito espacio de nuestros cuerpos, era una promesa, era calidez, desesperación, cuidado y mucho amor.

No sabía qué hacer con tantos nervios, no encontraba forma de dejarlos ir, dejarlos marchar y encontrar la valentía para entregarme por completo. No era sencillo para mí, no podía serlo por lo que me había pasado de niño. Pensar en eso me lo complicaba todo aún más.

Me había quedado pensativo, mientras sus labios bajaban lentamente, abriéndose lugar por el cuello de mi camiseta.


¿Puedo quitártela?— preguntó con delicadeza y asentí, me senté despacio y me quitó la prenda mientras yo sentía como los nervios aumentaban segundo a segundo.


Me dejé besar en el cuello, sintiendo algo nuevo, algo distinto que yo nunca antes había experimentado. Estaba renaciendo de alguna manera. Estaba adentrándome en un mundo al cual no sabía que pertenecía pero a simple vista se veía realmente agradable, y también acogedor.


Ah...— no podía controlar los involuntarios sonidos que mis labios dejaban escapar mientras sentía sus labios en mi pecho, bajando cada vez más y más.

Crowley...— no podía evitar decir su nombre.

Se detuvo y se me acercó a mis labios de nuevo, me miraba a los ojos.

¿Tú quieres hacerlo?— preguntó.

Tengo mucho miedo, pero quiero hacerlo, es que eres tú... quien está conmigo, y eso es tener al mundo entero a mi lado.

Evermore | AziracrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora