—¿Qué hacía Tougo aquí?— preguntó Kazue, sentándose al lado de su madre.
—Nada que te importe, querido— respondió Kaede, tomando un sorbo del té con calma. — ¿Y tú por qué vienes con el uniforme tan desarreglado? ¿Te volviste a meter en problemas?
Kazue esbozó una sonrisa maliciosa y la miró de reojo.
—Nada que te importe, Kaede— replicó con burla.
Kaede soltó un suspiro de frustración, dejando la taza sobre el pequeño plato con un sonido seco.
—¡Ash! No se puede hablar contigo— murmuró, rodando los ojos — De todas formas, Tougo y yo solo estábamos hablando de negocios, tal y como siempre.
Con un gesto indiferente, Kaede se levantó del sofá y empezó a alisar el elegante, aunque incómodo, vestido que llevaba.
—Y puede que lo veas por aquí más a menudo— añadió de forma despreocupada —Hay varios asuntos de los que debemos hablar, así que, te guste o no, él vendrá aquí.
Con esa última palabra, se llevó la taza y salió del salón sin mirar atrás.
Kazue apretó los dientes.
—Tch, seguro… "negocios" — murmuró con sarcasmo.
Sabía que su madre nunca hacía nada sin tener un interés de por medio. No era del tipo de persona que simplemente disfrutaba de la compañía de sus...visitantes, y si Tougo estaba involucrado, probablemente buscaba sacar provecho de él, tal vez dinero… aunque no es que les faltara. ¿Algún tipo de información, quizás? ¿Pero a ella que diablos le interesa saber él?
«¿Qué diablos estás tramando esta vez?» pensó, irritado.
Sin obtener más respuestas, decidió dejar el asunto por el momento y se dirigió a su habitación. Antes de llegar, pasó un rato por la oficina de su padre, quién le hizo las típicas preguntas de cómo le iba en el instituto, si estaba al día con las materias, deberes...vaya, lo que cualquier padre pregunta. Pero la mente de Kazue estaba en otros lados.
Una vez en su habitación, se cambió de ropa, poniéndose el pijama, y se tiró sobre su cama, con el móvil en la mano.
Encendió la pantalla, revisando sus notificaciones por costumbre.
«Nada... como siempre.»
Estaba a punto de dejar el móvil en la mesita de noche, siendo detenido por la vibración de este. Una notificación apareció en la pantalla, el mensaje de un número desconocido.
Kazue se encontraba confundido, ¿Quien había conseguido su número de teléfono? Abrió el chat, el mensaje era un sencillo: "¡Hola!"
Pero cuando vio la foto de perfil de quien lo enviaba, su expresión cambió por completo. Frunció el ceño con disgusto.
«Laito...»
¿Cómo demonios había conseguido su número? Ese tipo era un acosador de primera.
Resopló con frustración y, sin pensarlo mucho, escribió:
"¿Puedes dejarme en paz de una vez? Gracias."
Aún así, sabía que no iba a ser tan fácil. Con Laito nada lo era. Ese pervertido era insistente, un acosador compulsivo, un idiota que siempre lograba ponerlo de mal humor con su sola presencia.
El móvil volvió a vibrar casi al instante. Kazue lo miró, sintiendo una creciente irritación, leyó el nuevo mensaje.
"Qué lindo que pienses que te voy a dejar tan fácilmente. ¡Admiro tu terquedad! Aunque, ¿no será que en el fondo te gusta seguirme el juego?"
Kazue cerró los ojos un momento, tratando de calmarse. Respiró hondo, sabía que enfadarse solo le daría a Laito más razones para seguir fastidiándolo. Pero, maldita sea, para ese estúpido Sakamaki todo era un maldito "juego"
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♦️𝙊𝘿𝙄𝙊♦️ - Diabolik Lovers X Male!Reader
Fiksi Penggemar▪️Kazue pertenece a una de las familias más importantes de Japón, y sus padres son amigos del famoso político, Tougo Sakamaki.▪️ ¿Qué podría pasar...?