44-LONNIE

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Al abrir los ojos, todo a su alrededor era completamente blanco, vacío. Siempre le ocurría al despertar, esos breves segundos en los que no recordaba nada, y luego el peso del mundo la aplastaba nuevamente. Levantarse era difícil. Enfrentar el día lo era aún más.
Su hermano la observaba con preocupación. Había intentado hablarle en varias ocasiones, pero ella lo rechazó; aún no estaba lista. Su madre se encontraba extraña otra vez, siempre impredecible. Últimamente se quejaba de su mal genio, como si el malestar de Lonnie fuera una elección. Pero desde que Alex había comenzado a trabajar en el estudio de Clarisse, sus interacciones eran mínimas. Cuando Lonnie volvía a casa del trabajo, su madre solía estar en el centro haciendo yoga, y el resto del tiempo era su hermano quien se encargaba de ella. Clarisse no dejaba de hablar maravillas de Alex, quien parecía comenzar a encaminarse, pero Lonnie no podía alegrarse por él. Ni por él, ni por nadie, en cualquier caso. Era como si estuviera muerta por dentro.
Se había deshecho de todo lo que le recordaba a Rachel. Sus cartas y regalos habían terminado en la basura. Y como no podía darle paso al dolor, se refugió en la ira. Aquel sentimiento le resultaba familiar, casi reconfortante, y de alguna manera, la motivaba a seguir adelante. De modo inconsciente, reescribió sus recuerdos, creando una nueva narrativa en la que Rachel era la villana. Lonnie maldecía el momento en que la había dejado entrar en su vida y voltearla patas arriba. Aún más de lo que ya estaba.
Jade y Evan le sugirieron que se tomara unos días para descansar y recuperarse. Lonnie supuso que, aunque no lo dijeran abiertamente, probablemente estaba espantando a los clientes. Aun así, ambos parecían genuinamente preocupados por su bienestar, lo que la sorprendió. Pero no tanto como la había sorprendido Vynx. Vynx, la persona que menos esperaba, le había salvado la vida. Y no solo eso, sino que desde aquella noche no se había apartado de su lado. No literalmente, claro, sino que Vynx tenía una forma especial de estar presente que, a diferencia de lo que hubiera pensado, era sin imponer su presencia ni juzgarla, dándole espacio para respirar.
La noche en el Nébula había sido una de las más oscuras de su vida, pero a pesar de casi ser engullida por el agujero negro que creía había reemplazado a su corazón, algo más surgió allí: una conexión silenciosa entre ambas que la había marcado profundamente. Lonnie nunca había visto llorar a Vynx hasta aquel momento. Habían llorado juntas, destilando parte de la oscuridad, y en ese momento, cuando más lo necesitaba, sintió que realmente le importaba a alguien. Desde entonces, Lonnie se había propuesto algo: cuidaría de Vynx. Estaría allí cuando ella la necesitara, dejaría a un lado las burlas hacia su persona, o al menos lo intentaría. La apoyaría y la defendería. Golpearía a alguien de ser necesario. Lonnie siempre estaría en deuda con ella.
El timbre sonó mientras bajaba el cesto de la ropa sucia. Vynx no llegaría dentro de un par de horas. En cambio, se encontró a Ava en su porche.
–Ava...
–¿Puedo pasar? –su rostro era serio y le pareció algo más afinado. No llevaba su tercer ojo en la frente y traía poco maquillaje. Lonnie sabía que le debía una explicación por haberla estado evitando, pero no había tenido la fuerza para enfrentar su mirada compungida. Lo que menos necesitaba era la lástima de su mejor amiga.
–Traje cerezas y té helado. Pensé que tal vez podríamos ver una película –añadió Ava con una sonrisa genuina.
Con aquella simple frase, disolvió las asperezas que se habían estado formando entre ellas. Lonnie sintió un enorme alivio de no tener que dar explicaciones. Agradecida, sonrió y le siguió la corriente.
–No lograrás hacer que vea "Come, reza, ama".
–Tú te la pierdes... –expresó Ava, encogiéndose de hombros.
–¿Qué te parece "Frankenstein"? –preguntó Lonnie, comenzando a sentir un leve entusiasmo.


...


El tiempo pasó rápido. Y aunque Lonnie no pudo prestar demasiada atención a"Frankenstein", ya que sus pensamientos iban y venían, disfrutó de la compañíade Ava, quien había quedado absorta con el film y lloraba en ocasiones.
Mientras observaba a su amiga, no pudo evitar pensar en las diferencias que lasseparaban. Ava siempre había sido muy sensible y nunca había tenido miedo de mostrarsus emociones, mientras que Lonnie siempre se había avergonzado de mostrarsiquiera un atisbo de vulnerabilidad.
–Me siento tan mal por él... –Ava tomó una cereza por el cabo y se la metió en laboca–. Su vida fue tan injusta.
–Creo que por eso me gusta –expresó Lonnie–. La criatura recibió un golpe trasotro. Y ni siquiera recibió un final feliz. Justo como la vida real.
–No seas tan cínica –replicó Ava, frunciendo el ceño.
–Solo digo la verdad.
–Pues claro que todo va a ser negativo si solo te enfocas en esa parte –expresóAva, como si fuera algo obvio. Aquello irritó a Lonnie.
–¡Tal vez debería tomarme un año sabático para viajar por el mundo con mismiles de dólares y así descubrir lo que es la verdadera felicidad! –ironizóLonnie, aludiendo a la trama de "Come, reza, ama".
Ahora era Ava quien parecía irritada. Volteó los ojos y suspiró pesadamente,como si estuviera conteniéndose para no abrir la boca.
–¿Qué? –preguntó Lonnie.
–Nada.
–Anda. Di lo que tengas que decir.
–Bien –se acomodó sobre el sofá y recogió un mechón de cabello rosa que le caíaen el rostro–. No sé por qué siempre eres tan negativa.
–¿De verdad? –ironizó Lonnie, exagerando su tono–. Tal vez sea porque mi vidaes una mierda.
–¡¿Lo ves?! ¡A eso me refiero! –Ava sonaba frustrada–. Sé por todo lo que estáspasando, pero debes dejar de aferrarte a ello y hacer algo para mejorarlo.
Lonnie sintió una punzada de dolor.
–¡¿Y crees que no lo intento?! –levantó la voz, sintiéndose herida–. ¡No puedosolo encender el interruptor y hacer que todo esté bien, Ava!
–Lo sé. Sé que lo intentas, a tu manera, pero... –Ava suspiró y se tomó unsegundo antes de responder–. No está funcionando, Lonnie. –La miró a los ojoscon tristeza, con aquella mirada de lástima que Lonnie no podía soportar–. Ytoda esta toxicidad en tus pensamientos, creo que te está hundiendo.
–¡Así que ahora soy "tóxica", ¿eh?! –Lonnie sonrió de manera amarga. Ava volvióa tomar aire, como si le costase permanecer serena.
–Quiero decir... que buscar ayuda no es algo malo –reflexionó Ava–. Trabajarsobre ti misma puede ser desafiante, pero si vinieras una noche al Círculo, talvez podrías...
–¿Al Círculo? ¡¿Estás hablando en serio?! –Lonnie no podía creerlo–. ¡Al diablocon ese lugar! ¡Son solo un montón de charlatanes!
–¡¿Cómo puedes saberlo si ni siquiera has asistido una vez?! –refutó Ava–. Y amí me ha servido muchísimo para superarme a mí misma. Creo que estoy en mimejor momento.
–¿Ah, sí...? Entonces dime, ¿qué es lo que has logrado realmente? –inquirióLonnie, mordaz, encogiéndose de hombros–. ¿Acaso MINT se arrepintió derechazarte debido a tu "gran transformación"?
Ava se mordió el labio, sorprendida y dolida al mismo tiempo, ya que ellatodavía no se lo había mencionado, pero Maggie sí que lo había hecho. A Lonnieno le importó y siguió arremetiendo contra su amiga–. Lamento ser yo la que tediga esto, pero parece que el lavado de cerebro no te está dando resultado.Estás tan perdida como yo, solo que no quieres admitirlo. –Los ojos de Avacomenzaron a lagrimear bajo la horrible sonrisa de su amiga. Se levantó con lamandíbula apretada y tomó sus cosas.
–Solo estaba tratando de ayudarte... –comenzó a decir, esforzándose por nollorar–. Y no me importa si he sido rechazada, ¿sabes por qué? Porque sé quevoy a hacer algo de mi vida. Y voy a lograrlo. Voy a ser lo que quiera ser. –ledio la espalda, encaminándose ala puerta–.Espero que puedas decir lo mismo de ti.
–¡Sin presente ni futuro, Ava! –le gritó cínicamente Lonnie, antes de que seescuchara el portazo–. Ambas estamos jodidas... –murmuró, casi en sollozos.
No sabía por qué demonios la había atacado de esa manera. Tal vez Ava teníarazón. Estaba hundiéndose, y nadie vendría a rescatarla esta vez.

La risa de la Bruja (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora