38-NOCHE DEL BAILE DE GRADUACIÓN - TERCERA PARTE

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BONNIE Y COLE

Después de subir una cuesta empinada, siguieron un estrecho sendero marcado con una advertencia que decía: "No te salgas del camino". Bonnie sentía frío y lamentaba no haber traído una chaqueta más abrigada o un gorro con orejeras como el de Cole. De repente, se encontraron con una caja debajo de lo que parecía ser un techo improvisado hecho con chapas sobre un par de troncos. Al asomarse dentro de la caja, descubrieron un collar de perro con el nombre "Shadow" sobre una manta a cuadros, sucia. Por un momento, pensaron que alguien podría haber abandonado al animal, pero los objetos parecían demasiado viejos y no había rastro de ningún perro o gato en los alrededores. Continuaron su camino siguiendo las marcas rojas, que eventualmente se transformaron en huellas de manos del color de la sangre. Era demasiado extraño y perturbador, cualquier otra persona se alejaría de allí de inmediato, pero no ellos. Tenían una misión: encontrar a Eli. De pronto, un gran árbol oscuro y encorvado se alzó sobre sus cabezas. Los ojos de Bonnie se abrieron de par en par y Cole casi chocó contra ella al detenerse abruptamente. Aquel árbol estaba lleno de muñecas colgantes sujetas con hilos rojos.
–La bruja debe estar por aquí –indicó Bonnie, descolgando una de las muñecas.
–Estaremos preparados –aseguró Cole.
–Hay algo diferente... –Bonnie observó hacia lo alto del árbol con el ceño fruncido–. Todas son iguales, pero las cabezas son más pequeñas. Revisó el interior de una muñeca, luego otra, y una tercera. No encontró nada dentro –. Estas no son las mismas muñecas. Son falsas.
–Eso es extraño...
–¡Y mira! –Bonnie señaló el centro del tronco, sobre su corteza y a manera de espiral se leía: "Tanto arriba como abajo, los secretos se amarran con un lazo".
–¡Un mensaje encriptado!
–Es una indicación –algo en Bonnie sabía que estaba en lo cierto. De pronto, tuvo una epifanía–. ¡Es el Olmo rojo! ¡Del que hablaba mi abuela!
Sonrió ante su descubrimiento; aquel Olmo se encontraba en el sector rojo del campamento. ¡Tenía que estar en lo cierto! ¡Ese era el Olmo rojo! Y después de todo, tal vez ni siquiera tendrían que cavar. En la base de aquel retorcido olmo, bajo las raíces enredadas, había un agujero. No era fácil de ver a simple vista, ya que se camuflaba entre las raíces gruesas y el musgo. Sin embargo, Bonnie lo había descubierto. Le pidió a Cole que alumbrara mientras ella introducía una rama en las entrañas del árbol. El interior era profundo. Fue removiendo el palo a tientas, sacando al exterior hojas muertas y tierra, hasta que finalmente el árbol escupió su secreto.
–¡Es el lazo del que hablaba! –exclamó Cole, emocionado.
–Tal vez sea una corbata. Aunque es demasiado larga –Bonnie se percató de que habían bordado sus extremos–. "B.T" –leyó en el lado interno. Luego lo volteó–. "Instituto Saint Margaret".
–Deberíamos conservarlo. Es evidencia –previno Cole, guardando el lazo rojo dentro de una bolsa plástica que luego volvió a meter en su mochila.
–¿Evidencia de qué? Es solo una prenda vieja... –Bonnie parecía decepcionada, aunque en realidad no sabía qué esperaba encontrar allí–. Debe haber algo más. "Tanto arriba como abajo, los secretos se amarran con un lazo" –recitó, pensativa. Luego, sin decir nada, comenzó a trepar por las sinuosas extremidades del olmo. Cuando casi se daba por vencida en su búsqueda, descubrió algo.
–¿Qué es?
–Alguien talló "H + B" dentro de un corazón en el árbol.
–¿Otro mensaje oculto?
–Es una declaración de amor, Cole.
–Oh, claro...
Bonnie comenzaba a creer que aquello había sido una mala idea. No podían continuar vagando por el bosque sin un rumbo certero, podrían tardar toda la noche, y además debían regresar al pueblo antes de que alguien notase su ausencia.
–Tal vez deberíamos volver... No parece haber nada más por aquí.
–¿No? ¿Y qué me dices de esto? –Cole se posicionó bajo un árbol, señalando hacia arriba –. "Casa de pan de jengibre".
El corazón de Bonnie comenzó a latir aceleradamente. La adrenalina y el miedo se fusionaron como combustible ante la posibilidad de encontrar a Eli.
–¡Vamos! –exclamó con renovada energía, encabezando la marcha mientras Cole le pisaba los talones.

La risa de la Bruja (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora