22-RACHEL

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–¿Me he pasado? –preguntó Rachel con culpa, mirando al segundo piso.
–No me preguntes a mí –contestó Vynx encogiéndose de hombros.
–Tal vez deberíamos dejar a Ava fuera de esto.
–Salir al bosque era una idea estúpida –dijo Vynx–. Ava quiere ayudar, es solo que está asustada.
–¿Y tú? ¿No tienes miedo? –le preguntó Rachel, curiosa.
–El miedo es el precio que pagas por una gran aventura.
–Esta no es una de tus historias, Vynx –gruñó Rachel, irritada.
–Lo sé.
Comenzaron a limpiar el lugar en silencio. Rachel apretaba la mandíbula con fuerza. ¿Acaso Vynx solamente la ayudaba como algún oscuro entretenimiento?. ¡No podía creerlo! Por lo menos, Ava parecía más genuina en sus sentimientos, aunque últimamente le daba más dolores de cabeza que otra cosa, siempre intentando dejar todo en manos de la policía; la cual había decepcionado a Rachel tantas veces que ya ni siquiera pensaba en ellos como una opción. Y en cuanto a Lonnie... –suspiró– Ni siquiera podía hablar con Lonnie. Cuando el tema del Lobo aparecía en la conversación, su escepticismo volvía a erguirse como un muro de cemento. Creía haber visto un atisbo de duda en ella el año pasado, pero parecía haberse desintegrado con el paso del tiempo. Rachel comenzaba a dudar si realmente podía contar con alguna de ellas.
–¿Cómo te encuentras últimamente? – preguntó Vynx, interrumpiendo sus pensamientos.
Rachel, que acaba de terminar de limpiar las migas que habían sobre el kotatsu, lanzó de mala manera el trapo sobre la mesa y se dirigió hacia la escalera.
–Oh, no. No jugaré a ser tu conejillo de Indias está noche –dijo con cansancio, intuyendo de lo que se trataba–. Solo quiero irme a dormir.
–Dudo que puedas hacerlo ya que no has tomado tu pastilla –le retrucó Vynx, su tono era una mezcla de preocupación y autoridad.
Rachel se detuvo en seco y la atravesó con la mirada, pero la muchacha no pareció inmutarse. Volvió sobre sus pasos, sé sirvió un vaso de agua y rebuscó entre sus cosas la pequeña pastilla azul que la ayudaba a dormir. Los ojos de Vynx seguían todos sus movimientos, y mientras ella la observaba, Rachel comenzó a replantearse su actitud, sintiéndose culpable. Se había dicho a sí misma que haría todo lo posible para encontrar a Sam, y en ese momento estaba actuando como una chiquilla. Vynx era inteligente, y tal vez seguir jugando al doctor con ella realmente podría servir para algo.
–¡De acuerdo! Tienes media hora –soltó resignada.
Una extraña y antinatural sonrisa se dibujó en el pálido rostro de la muchacha pelirroja. Desde hacía dos meses que Vynx había comenzado a "monitorearla" a escondidas de Lonnie, por razones obvias, y de Ava, ya que no era una fuente confiable para guardar secretos.
Vynx extrajo el diminuto anotador que llevaba consigo, en donde registraba sus síntomas y anotaba los resultados de sus pequeños "experimentos". Tenía la teoría de que las habilidades que había tenido el año pasado, cuando su olfato y su oído se habían agudizado enormemente, o aquella vez cuando tuvo aquella extraña revelación de Leda, se volverían más fuertes y recurrentes, debido a que con el paso del tiempo el poder del Lobo blanco se iría incrementando. Pero hasta ahora nada de aquello había pasado. En un intento por comprender su naturaleza, Vynx la sometió a diversos experimentos. En una ocasión, la colocó en una habitación insonorizada y le pidió que identificara los sonidos más tenues que ella estaría generando al otro lado, pero el único resultado fueron las extrañas expresiones de los músicos que esperaban su turno para utilizar la sala con sus instrumentos. En otro experimento, Vynx dispuso de una serie de huevos para que Rachel intentara detectar su estado de descomposición y encontrara al "huevo podrido", lo cual tampoco funcionó. Habían realizado más de una decena de experimentos fallidos y descabellados, de los cuales Vynx siempre estaba tomando nota. Desde entonces Rachel se había negado a continuar con todo aquello, pero a pesar de sus numerosos fracasos, Vynx persistía en la búsqueda de respuestas, asi que optó por un cambio de perspectiva, esta vez obteniendo información de sus estados de ánimo, sentimientos y otra clase de cosas.
Ambas se sentaron enfrentadas en la mesa de la cocina.
–¿Y bien? ¿Cómo te encuentras? – volvió a preguntar Vynx, levantando su pluma, lista para la acción. Rachel le contó sobre lo sucedió en Black rock y lo extraña que se había sentido. Como la rabia se había apoderado de ella y como su instinto se había hecho cargo de la situación. Vynx escuchaba con atención mientras escribía rápidamente en su anotador.
–Creo que he estado teniendo demasiados sentimientos negativos sobre las personas... –expresó, divagando–. Si el Lobo blanco representa la bondad, ¿no debería ir por allí cantando "kumbaya"y dando abrazos gratis?
–No, eso sería extraño –repuso Vynx como si ella estuviera hablando en serio. Rachel puso los ojos en blanco.
–Entiendes lo que quiero decir. ¿No debería ser más...?
–¿Amable? ¿Compasiva? ¿Altruista? ¿Tolerante? ¿Honesta?
–¡Exacto!
–No lo sé ––contestó Vynx, pensativa–. Pero estoy segura de que no deberías ir por allí mordiendo a la gente. –pareció notar que no era la respuesta que Rachel estaba esperando y añadió–. Bueno...si lo piensas un poco, en la leyenda la Loba blanca es una entidad pasiva hasta que se materializa. Pero su agresividad únicamente es utilizada como defensa.
–Tal vez no le gusten los humanos –sugirió Rachel encogiéndose de hombros–. Si es consciente de cómo tratamos al planeta y a los animales, realmente no creo que le agrademos demasiado.
Limpió una pequeña gota de agua que se deslizaba sobre su vaso y luego comenzó a hacer formas efímeras con ella en medio de la conversación.
–Si la policía no nos hubiese confiscado los diarios tal vez podríamos encontrar algo que nos ayude a entender todo esto. –suspiró Vynx–. Debemos ser cuidadosas con la información que obtengamos a partir de ahora si no queremos que caiga en las manos equivocadas o se filtre en la web.
Aquella misma discusión la habían tenido un tiempo atrás, luego de que los diarios se filtraran en internet por un tiempo y luego desaparecieran. Habían decidido no hablar del tema del Lobo a través de sus móviles, ni escribirlo en ninguna clase de diario, nada. Solo hablarían del tema estando cara a cara.
–¿Y qué hay de tus anotaciones? –inquirió Rachel señalando el cuaderno–. ¿No fuiste tú la que propuso evitar cualquier tipo de registro?
–Planeo deshacerme de ellas pronto –indicó Vynx–. Solo debo comprobar una cosa.
–¿Qué cosa?
–Si te lo dijera, interferiría el resultado.
Rachel no dijo nada, solo bostezó. La pastilla comenzaba a hacer efecto. Conocía demasiado a Vynx para saber que no iba a cambiar de opinión, por lo que no la presionó para saber más, en cambio ambas decidieron continuar la charla en otra ocasión. Chequearon que las puertas y ventanas estuvieran cerradas y luego se fueron a dormir. Mañana irían a lo que quedaba de la casa chamuscada de Bonnie para buscar el olmo.
Mientras se encontraba en la cama, los suaves ronquidos de Ava la transportaron a un lugar entre el pensamiento consciente y la ensoñación, donde Rachel se sumergió en profundos pensamientos sobre la naturaleza del ser humano. En esa dimensión difusa, las sombras de las atrocidades humanas se desplegaron ante ella como escenas grotescas. Un aullido atormentado y extrañamente familiar resonó en aquel terrible mundo e hizo que todo cambiara.
De repente, su cuerpo experimentó una metamorfosis, como si estuviera siendo moldeado nuevamente. Sus músculos se contrajeron y luego se extendieron, mientras sentía como nuevos huesos se formaban dentro de ella. Unas horas después de la medianoche, su cuerpo se irguió de repente. Descendió de la cama en silencio, sus patas hacían crujir la escalera de madera, mientras abandonaba el Pink Palace para dirigirse al bosque. 

La risa de la Bruja (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora