Aunque aquella noche Ava se sentía abatida, encontró consuelo en las reuniones del círculo. Recientemente, había tenido una horrible pelea con Maggie, y la atmósfera entre ellas se volvía más tensa con cada encuentro. Aunque Maggie se había disculpado por ocultarle su oposición a que Jay consiguiera nuevamente su tutela, insistió en que había actuado conforme a sus convicciones en ese momento, las cuales aún hoy seguía defendiendo. Aquello había marcado un quiebre en su relación, y la única manera que Ava sentía que podía comenzar a enmendarse era si Maggie intentaba darle a su hermana una segunda oportunidad, algo que parecía imposible por su terquedad. Por otro lado, Bonnibel tampoco parecía dispuesta a hacerle la vida un poco menos difícil de lo que ya era. El castigo de silencio había sido retirado, pero solo para oír salir de su boca que Ava era el peor modelo a seguir, que era una cobarde y una egoísta, y que actuaba de la misma forma en la que se quejaba que había actuado Maggie. Cada una de sus palabras se le había clavado fuertemente en el corazón. No podía creer que Bonnie pensara que protegerla de todo lo horrible que había hecho su abuela, y querer que no sufriera una muerte horrible al verse involucrada con el Lobo, fuera lo mismo que había hecho Maggie. Para colmo, Ava seguía ganando peso y la carta de aceptación a Mint estaba tardándose una eternidad. Suspiró pesadamente, su vida últimamente apestaba.
–¿Qué opinas tú, Ava?
Los ojos de las demás miembros del círculo se clavaron en ella. Claire le había hecho una pregunta, pero no la había captado por estar inmersa en sus propios problemas. Ava se sonrojó de inmediato.
–No has escuchado nada de lo que dije, ¿verdad? –volvió a preguntar riendo. Aquello la hizo sentir aún más avergonzada–. Dinos, por favor. ¿Qué estaba pasando por tu mente?
Ava comenzó a balbucear:
–Yo... Bueno... estaba pensando que la vida apesta.
Aquello hizo que todas rieran y pudo relajarse un poco.
–¿Apesta? Pues yo creo que la vida es maravillosa –dijo Claire abriendo los brazos, como si "abrazara" la vida–. ¿Por qué crees que ambas discrepamos?
Ava detuvo su mirada en el suelo de madera, sumida en sus pensamientos. ¿Qué podía responder a eso? Tal vez mencionar que vivía con su controladora tía y que aún no había resuelto qué pensar respecto a su madre. O podría recordar el secuestro del año pasado, cuando estuvo segura de que moriría. ¿O incluso confesar que se sentía una mala amiga, una inútil que no podía controlar lo que comía y que estaba traumatizada con su peso, a pesar de que no debería importarle? Todo eso, además de que solía presentarse ante el mundo como una persona espiritual, pero que realmente se sentía una farsante que ni siquiera sabía en qué creer.
–No lo sé, tal vez porque nuestras vidas son diferentes –respondió, cohibida por estar a la altura de la respuesta que las demás estarían esperando.
–¡Estoy segura que lo son! –concordó Claire–. ¿Pero crees que lo que nos sucede es lo que hace que una vida pueda ser mejor o peor que otra? –le preguntó, para luego dirigirse a las demás–. Me encantaría oír sus opiniones.
–Yo creo que sí –dijo Dawn, pasando la mano por el lado de su cabello que no llevaba rapado. A pesar de tener más o menos la misma edad que Ava, su estilo y actitud eran mucho más rebeldes–. Mi madre era una drogadicta y tuve que vivir parte de mi infancia en hogares de acogida. Estoy segura que mi vida fue bastante peor que la de la mayoría, y aunque no es algo de lo que quisiera alardear, creo que todo eso me ha enseñado a ser fuerte.
–¿Entonces tu sufrimiento sería algo positivo? –preguntó Marriot con el ceño fruncido. Era una mujer extremadamente sensible de aproximadamente la edad de Maggie–. Mi hija dejó de hablarme hace unos años y, a pesar de intentar reconstruir la relación, no hemos logrado mejorarla. No creo haber encontrado nada bueno en eso.
–Yo pienso que aunque no te haya pasado algo trágico en la vida, también puede "apestar" como dijo Ava –expresó Elodie uniéndose a la conversación mientras acomodaba su corto y rubio cabello–. Yo he estado tan protegida por mis padres que ahora no sé cómo manejarme en la vida. Siempre busco su aprobación sin saber realmente qué es lo que quiero.
–¿Entonces cuál sería su conclusión? –preguntó Claire expectante, jugueteando con el anillo que traía colgando en su cuello.
–Que tanto las cosas buenas como malas pueden arruinarte la vida –sentenció Dawn, logrando que el resto riera.
–Que la realidad depende de ti, y no tanto de las cosas que te suceden –expresó Ava–. Quiero decir, que lo que sucede a tu alrededor no determina si tu vida será mejor o peor. Sino que eres tú misma quien tiene el poder de hacerlo. –su respuesta pareció complacer a Claire, quien la escuchaba atentamente mientras asentía.
–Ava tiene un buen punto –remarcó ella–. ¿Entonces, qué me dirían si les dijera que la realidad puede moldearse? –hizo una pequeña pausa, provocando que Ava quisiera saber más–. Lo que mencionó Ava, acerca de que tu actitud es la que cuenta con respecto a la manera de ver las cosas tiene que ver con algo llamado "Creencias" y con algo llamado "Ego".
Las cinco integrantes del pequeño círculo se miraron intrigadas. Tras la primera presentación, que había compartido con Daniel, Claire subdividió al grupo de mujeres en subgrupos más pequeños, cada uno con su propio guía. Para sorpresa de Ava, la guía de su grupo fue la mismísima Claire, con quien participaron en juegos con moralejas filosóficas y discutieron temas tan personales como si fuera una especie de sacerdotisa. El grupo parecía haberse unido más gracias a ella, quien las aconsejaba o las regañaba según lo necesitaran, como lo haría una madre.
Ava admiraba a Claire, la veía como una mujer sabia que tenía mucho para enseñarles, y que de alguna manera había reconectado con su verdadera esencia. Algo que Ava ansiaba encontrar: sentirse cómoda en su propia piel, ser feliz y liberarse del miedo que la atormentaba. Aquella noche, a pesar del cansancio por haber pasado tantas horas en aquella casona sin comer ni beber, cumpliendo las estrictas reglas del lugar, creyó vislumbrar por qué se sentía tan vacía e incompleta. Fue cuando Claire les habló sobre las "Creencias" que Ava comenzó a entender. Descubrió que al haberse descrito siempre como una persona espiritual la había llevado a desarrollar una creencia limitante: que su pasión por la moda y el diseño era superficial y menos valiosa que otras formas de expresión. Esta creencia la llevaba a subestimar su propio talento y a nunca sentirse a la altura de sus creaciones. Además, su creencia de "no ser suficiente", posiblemente alimentada por la ausencia de su padre y la falta de conexión emocional con su madre, la llevaba a cuestionar su valía como persona. Todas aquellas creencias influían a la hora de ver y de entender su realidad. "Nos conformamos con lo que creemos merecer", había dicho Claire. Y esa frase resonó profundamente en Ava.
–Las creencias... –continuó explicando Claire– ... son convicciones profundamente arraigadas que moldean nuestra percepción de nosotros mismos, de los demás y del mundo que nos rodea. Estas creencias, tanto positivas como negativas, influyen en nuestro comportamiento, nuestras decisiones y por lo tanto, en nuestra vida. Aunque algunas pueden ser limitantes, también existen aquellas que nos impulsan al éxito y al crecimiento personal. –Claire desafió al grupo a cuestionar sus propias creencias y a ser conscientes de cómo estas afectan sus vidas y a las relaciones con los demás–. Por otro lado, la 'realidad' es creada por el Ego. El Ego es como una máscara, un impostor que uno mismo se pone de manera consciente o inconsciente porque se siente inseguro. En ocasiones, cuando afloran el miedo, el enojo o las dudas, es el Ego que toma control de la persona. Tenemos que ser cuidadosos y no dejar que él nos domine–advirtió Claire. Luego indicó que el Ego podía presentarse de cinco formas distintas: ignorancia, miedo, egoísmo, reconocimiento y apego a lo material. El ego era como un velo que no te permitía ver "Más allá". El "Más allá" era lo que el Círculo consideraba como la realidad verdadera, y una vez que podías reconocerla, aquello generaba un quiebre. Ese quiebre era lo que llamaban "Estar despierto".
Antes de que finalizara la noche Claire las emparejó. Ava quedó junto a Elodie, Dawn junto a Tawnee, que generalmente no hablaba mucho, y Marriot quedó emparejada con una mujer de otro subgrupo, ya que eran impares. Cada una cumpliría el papel del "Doppel" de la persona con la que estaba emparejada. Es decir, Ava sería el de Elodie, y Elodie el de Ava. El Doppel era un compañero con el cuál atravesarían la experiencia que ofrecía el Círculo. Les brindaría apoyo y motivación, además de brindarles una perspectiva externa y de ayudarlas a mantenerse enfocadas en sus objetivos. Una vez que los Doppel estuvieron asignados, Claire les propuso una pequeña competencia.
–El primer grupo de Doppels que cumpla correctamente las tres consignas que voy a establecer para la próxima reunión recibirá un pequeño obsequio –anunció entusiasmada, levantando un libro titulado "La magia del caos".
–¿Ese es el obsequio? –preguntó Dawn visiblemente decepcionada–. ¿Un libro sobre magia? Yo no creo en eso.
–No dejes que tu Ego hable por ti, Dawn –la regañó Claire.
Ava, por el contrario, estaba encantada con el libro.
–No es mi Ego, es sólo esas cosas no existen –respondió Dawn, encogiéndose de hombros.
–Un escéptico no niega, duda –afirmó Claire con convicción–. Además, estará acompañado por una rica mesa de aperitivos. Aunque el libro es lo más importante, por supuesto.
–¡Pues yo me siento motivada, chicas! –expresó felíz Marriot.
–¿De qué tratan las consignas? –preguntó Tawnee, preocupada.
La primera tarea consistía en que cada una debía encontrar tres de sus propias creencias limitantes y generar un "Corte", lo que era hacer algo que rompa momentáneamente aquella creencia. En la segunda consigna debían plasmar tres objetivos de distinta complejidad. Baja, mediana y alta. La complejidad era medida en base a la dificultad del objetivo. Por último, la tercera consigna consistía en traer al Círculo un objeto relacionado a un momento oscuro de tu vida.
–Su Doppel deberá ayudarlos a triunfar en las tres tareas –indicó Claire–. Recuerden, si una de las dos fracasa, ambas fallarán....
Ava se arrastró hacia la cocina, exhausta y hambrienta mientras pensaba en qué objeto llevaría a la próxima reunión.
–¡Por Dios, Ava! –exclamó Maggie, apareciendo de la nada y haciéndola pegar un respingo. Traía la bata de gatitos que le había regalado atada en la cintura–. ¡Son las dos de la madrugada! Te he enviado como diez mensajes, estuve a punto de llamar a la policía.
–Lo siento. No podemos usar los móviles en la casa –explicó Ava, cogiendo un plato de tallarines fríos de la heladera.
–¿No hay señal allí?
–No. Simplemente no podemos usarlos –aclaró, enrollando una cantidad considerable de espaguetis en su tenedor.
–¿Qué quieres decir? –Maggie parecía decidida a no dejar el tema–. ¿Que no puedes avisar si llegarás tarde? ¿O informar a tu familia de que estás bien? ¿Qué está pasando ahí dentro, Ava? Nunca me cuentas nada.
La joven de cabello rosado suspiró. Lo último que necesitaba era un interrogatorio.
–No me estoy metiendo en nada, Maggie –respondió, empezando a exasperarse–. Ya tengo dieciocho años, pronto iré a la universidad. No puedes controlarme todo el tiempo. Sé lo que hago, puedo cuidarme sola.
–De acuerdo. Perfecto. –replicó Maggie, frustrada y sin ganas de continuar discutiendo. Uno de los ruleros de su flequillo se movió de una manera cómica, haciendo que Ava no pudiera contener una sonrisa–. Adelante, ríete si quieres. Pero recuerda que antes no actuabas así. Y que yo no era solo "Maggie", sino "tía". –dijo con pesar–. Sé que ya eres adulta, pero a veces la familia puede ver cosas que tú no. Y yo puedo notar que estás perdiendo el rumbo, Ava.–aquello lo dijo triste, e instantáneamente la hizo dejar de sonreír–. Me voy a dormir.
Maggie se marchó, dejando la cocina sumida en un silencio ensordecedor y a Ava completamente sola.
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La risa de la Bruja (borrador)
Dla nastolatkówSaga "El Lobo" Libro 2 "La risa de la bruja" Ha pasado más de un año desde el incidente del matadero. Una pista reveladora. Una muñeca atada con hilo rojo. Y una frase del pasado que revelará el presente: "El Lobo Negro desgarrará la carne y tritu...