Luego de un mes las cosas entre la escritora sin historia propia y la pintora desvergonzada estaban exactamente iguales.
Mónica llegaba al mediodía para dibujarla, iban al sucio departamento de la pintora a las cinco y, finalmente, la misma se encargaba de llevar a María Corina hasta su casa.
Se besaban de vez en cuando. A veces eran besos tímidos, fugaces, tiernos. Otros se tornaban intensos, pasionales, lujuriosos.
Aun así, lo suyo no había avanzado más que eso. No tenían un título ni momentos ardientes sobre el sofá. No tenían charlas incomodas con el padre de María Corina ni escapadas secretas de la editorial.
Eran dos chicas que se gustaban, pero que al mismo tiempo temían lo que pudiera suceder después.
-. ¿Quieres salir a cenar? -, preguntó Mónica mientras se concentraba atentamente en la frase de Harper Lee que aún continuaba en su ordenador. Había algo en ella que a la pintora parecía gustarle demasiado, pero María Corina no entendía qué era eso.
María Corina, quien estaba guardando sus cosas para irse de la editorial luego de un largo día de trabajo, se acercó a ella para rodearle la cintura con los brazos.
-. No lo sé. Todo depende de quién me invite -, Jugueteó al mismo tiempo en el que le besó la mejilla. La pintora sonrió como idiota.
Suspiró.
¿Cómo podía alguien como Mónica quererla de esa forma? ¿Cómo podía la perfección en persona estar tan enamorada de ella?
-. Te invita una tal Mónica Haro. Está algo loca, o tal vez mucho, pero realmente le gustas. Además, solo por si te interesa, es increíblemente sexy -, Mónica rio burlona ante esta última frase y se giró para mirarla a los ojos, provocando millones de reacciones indescriptibles en María Corina al sentir posarse dos orbitas verdes en ella-. Ya quisiera yo ser la afortunada, Coco...
Corina rio. Se sentía muy afortunada de tenerla en su vida.
-. Entonces aceptaré. No voy a desaprovechar tan buena oportunidad.
Dentro del sucio pero lujoso auto de Mónica, mientras se dirigían hacia el restaurante de arepas donde había tenido su séptima cita, María Corina recibió una llamada de Paulina.
-. ¿Sucede algo? -, preguntó de inmediato. Intuía que algo no estaba bien, pues amiga no era partidaria de llamadas. Ella prefería escribir textos con muchos emojis adorables.
Confirmó sus sospechas cuando escuchó un sollozo tras la línea.
-. Alex termino conmigo, Cori Me dejó. Estoy sola en el cine, todos me miran raro y no he traído dinero para irme -, se escuchaba devastada. Su corazón, sin duda, había sido destrozado -. Te necesito, Cori.
Y escuchar a alguien como Paulina en un estado tan deplorable le hizo saber que debía estar allí para ella.
-. Estaré allí pronto. Palabra de amiga.
Y así finalizó la llamada.
-. ¿Sucede algo? -, Mónica casi parecía preocupada.
-. ¿Puedes olvidarte de las arepas y llevarme al cine?
-. ¿Veremos una película infantil? -, de no haber estado tan preocupada por su amiga, María Corina se habría reído por su expresión llena de inocente felicidad.
-. Mónica, no...
-. ¿Prefieres algo para mayores? ¿Traficantes, explosiones y chicas de grandes pechos suena mejor para ti? -, el semblante inocente ahora se había llenado de perversión.
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Shameless
RomanceSu primera cita no fue típica, tampoco la segunda y mucho menos la tercera. Ella no era típica y su historia tampoco lo seria. Basada en: María Corina Machado. Empezada el 09/01/2016 Terminada el 18/06/2016