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Directo al grano.
Liam.
31 de octubre 2021.
—Bien, todo listo.
Media noche.
Para unos, el momento ideal para practicar la procreación de criaturas humanas. Para otros, un excelente momento para drogarse, fumar o beber hasta perder la conciencia.
Pero para mí, da inicio a algo en donde quizás pierda la vida con tal de salvar la vida de una de las personas que más amo en este puto mundo.
Días de una constante tortura, donde han sido pocas las señales que se nos son dadas disfrutando de mi sufrimiento y el de ella. Cuatro días planeando un rescate suicida y una larga cacería a futuro.
Pero arriesgaré el presente, el futuro y firmaré mi sentencia de muerte con tal de traerla de regreso a casa.
Suspiró y camino fuera de la mansión. Tres camionetas esperan por nosotros, dos van llenas por hombres de seguridad y a la otra subimos Alfred, Luck, James y yo.
El anciano conduce, James va en el asiento de al lado mientras que Luck y yo ocupamos los asientos traseros.
El viaje en coche tardo más de lo que creí. Mientras viajábamos, observaba por la ventana, y veía el paisaje cambiar desde las calles de Roma, a las montañas y al campo en el exterior de la ciudad.
Un buen sitio para un escondite. Esta completamente aislado de la sociedad.
El encontrar su supuesta dirección es un golpe de suerte. Y a la vez, una espada con doble filo. Pueda que en verdad sea cierto que estén allí, o que al llegar nos maten uno a uno si no es así.
Nos detenemos en el medio de un sendero fuera de la carretera y todos bajamos de las camionetas.
—Caminaremos, el sonido del motor es demasiado —dice James y todos sujetan sus armas y emprenden la caminata.
La luna iluminaba el cielo, y las estrellas parecían más brillantes de lo normal. Podía escuchar el canto de los grillos, y la brisa me traía el aroma de los sauces.
Vamos en filas hasta una colina donde a lo lejos se observa una cabaña, algo demacrada, con hombres merodeando por cada lado. Luck le hace señas a los cuatro hombres y dos se van por el camino del este. Y los otros al oeste.
Observó y cuento, seis hombres custodian la vieja cabaña, y dichos seres están armados hasta los dientes. Y la verdad no me causa miedo por mi, sino por ella.
Luna se a mantenido lejos de todo esto. Siempre, al no ser hija de mi padre nunca tuvo porque enterarse de nada demás que es solo una niña. Pero de igual forma lo sabe, y no se lo que piensa su pequeña cabecita. Pero se que si a algo le teme es a las armas.
Cuando tenía tres años íba con mi madre dando un paseo por las ruinas antiguas del Coliseo. Mi madre es fanática de la historia y dichas ruinas evocan el poder del antiguo Imperio Romano. Ellas salían de paseo cada jueves a las cuatro de la tarde.
Y aunque Luna solo era una bebé disfrutaba eso.
Mi padre siempre la mantuvo alejada de sus "negocios" para que así pudieran estar fuera de peligro y llevar una vida normal. Por así decirlo.
Pero como cualquier ciudadano expuesto al peligro. Un hombre encapuchado se acerco a mi madre y le arrebató a Luna de sus manos. Obligándola a que le diera todo lo que llevaba en su bolso y amenazándola con la bebé.
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