Capitulo 10: Vínculos Crecientes

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Los días se convirtieron en semanas, y Jimin comenzó a sentir que realmente pertenecía a la pastelería. Cada jornada traía consigo una nueva oportunidad de aprender y, poco a poco, la ansiedad que sentía por ser descubierto se desvanecía, al menos en su trabajo. Sin embargo, su relación con Yoongi continuaba siendo un refugio del mundo exterior, un espacio donde podía ser auténtico y donde el temor no lo consumía.

Aquella mañana, la luz del sol se filtraba por las ventanas, y el aroma del pan recién horneado llenaba el aire. Jimin estaba en la cocina, preparando una nueva tanda de galletas con la ayuda de Taehyung, quien había llegado antes para ayudar. La dinámica entre ellos era divertida, con Taehyung haciendo bromas y Jimin riéndose, disfrutando de su compañía.

—¿Sabes? —comenzó Taehyung mientras mezclaba la masa—. A veces siento que Jin está demasiado preocupado por mí. Siempre me dice que no me sobrecargue con la universidad y el trabajo. Pero es un alivio tener a alguien más en la pastelería. Conoce la mejor manera de hacer las galletas, ¡y no estoy hablando de mí!

Jimin sonrió, encontrando consuelo en la apertura de Taehyung.

—Es bueno que tengas a alguien que se preocupe por ti. Todos necesitamos apoyo.

Taehyung lo miró con curiosidad.

—¿Tú tienes a alguien que se preocupe por ti? —preguntó.

Jimin dudó. Su mente rápidamente fue hacia Yoongi y la forma en que siempre estaba ahí para él, cuidándolo sin preguntar demasiado. Pero la verdad era que Jimin guardaba su verdadero ser y su historia muy cerca de su corazón.

—Sí, supongo que tengo a Yoongi —respondió finalmente, el nombre saliendo de sus labios como una suave melodía—. Ha sido un buen amigo para mí.

Taehyung sonrió de oreja a oreja.

—Eso es genial. Es un buen tipo, aunque a veces parece un poco distante. Pero puedo ver que te cuida —dijo, guiñándole un ojo antes de volver a la mezcla.

Jimin sintió una oleada de gratitud hacia Yoongi en ese momento. A pesar de la carga que representaba su secreto, había logrado encontrar un espacio seguro donde podía empezar a disfrutar de su nueva vida.

💛

Esa noche, mientras cenaban, Jimin decidió abrirse un poco más con Yoongi. El ambiente en la pequeña cocina era acogedor, y las luces suaves iluminaban sus rostros. Mientras saboreaban un plato de pasta que Yoongi había preparado, Jimin sintió que era el momento adecuado.

—¿Yoongi? —empezó, su voz un poco titubeante.

—¿Sí? —respondió él, mirándolo con interés.

—Quiero agradecerte. He estado pensando en lo afortunado que soy de estar aquí contigo —dijo Jimin, dejando que sus palabras fluyeran—. Me has hecho sentir muy bienvenido.

Yoongi lo observó por un momento, como si intentara leer más allá de lo que Jimin había dicho.

—Siempre estaré aquí para ti, Jimin. Te lo prometo —respondió él, su voz suave y sincera.

Jimin sonrió, sintiendo que un peso se levantaba de sus hombros. Pero también se dio cuenta de que debía ser honesto. Aunque quería compartir más de sí mismo, el miedo a que Yoongi se alejara lo mantenía en silencio.

—A veces siento que tengo cosas que no puedo compartir. Que hay partes de mí que son un secreto —murmuró, mirando su plato.

Yoongi inclinó la cabeza, sus ojos llenos de comprensión.

—¿Qué sea lo que sea, puedes decírmelo cuando estés listo. No tienes que ocultarte —dijo él, extendiendo su mano sobre la mesa y tocando suavemente la de Jimin.

El simple gesto hizo que el corazón de Jimin se acelerara. Deseaba confiar en Yoongi por completo, pero el miedo seguía siendo un obstáculo que no sabía cómo superar.

Después de la cena, Jimin se retiró a su habitación. Mientras se acomodaba en la cama, sus plumas comenzaron a desprenderse, dejando un pequeño rastro amarillo a su alrededor. Sin embargo, esa noche, en lugar de preocuparse, decidió dejarse llevar por la tranquilidad que había encontrado en su nuevo hogar.

De repente, un suave golpe en la puerta lo sacó de su ensueño.

—¿Jimin? —llamó la voz de Yoongi—. ¿Puedo pasar?

—Sí, claro —respondió Jimin, sintiendo que su corazón latía con fuerza.

La puerta se abrió lentamente, y Yoongi entró en la habitación. Su expresión era seria, pero también había una chispa de preocupación en sus ojos.

—Quería asegurarme de que estabas bien. Te vi un poco pensativo durante la cena —dijo mientras se apoyaba en el marco de la puerta.

—Estoy bien, solo… reflexionando sobre algunas cosas —respondió Jimin, evitando su mirada.

—Si alguna vez necesitas hablar, ya sabes dónde encontrarme —dijo Yoongi, y en ese momento, Jimin sintió que había algo más en sus palabras, algo que iba más allá de una simple amistad.

—Lo sé. Gracias, Yoongi —susurró Jimin, sintiendo que el aire se volvía denso entre ellos.

La conexión entre ellos se hacía más fuerte cada día, y a pesar del temor que sentía, la idea de confiar en él comenzaba a parecer menos aterradora. Esa noche, mientras se acomodaba en la cama, Jimin se dio cuenta de que quería compartir su verdadero yo con Yoongi, pero aún no estaba listo.

Lo que no sabía era que las pequeñas plumas amarillas que dejaba a su paso eran solo el comienzo de una historia más grande que ambos tendrían que enfrentar.

Pollito [ YM ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora