El domingo por la mañana llegó con una calma inesperada. Yoongi despertó antes que Jimin esta vez, acostumbrado a sus madrugones. Se quedó en la cama por unos minutos más, observando las sombras que el amanecer creaba en las paredes de su habitación. Su mente volvió al día anterior, recordando la manera en que Jimin, aunque tímido, había comenzado a mostrarse más abierto durante el paseo. Cada pequeño paso era significativo para él.Decidió levantarse, caminando silenciosamente hacia la cocina. Mientras preparaba café, pensaba en qué hacer ese día. No había trabajo, lo cual le dejaba tiempo para estar en casa con Jimin. No quería presionarlo, pero tampoco podía evitar sentirse preocupado por cómo el chico se estaba adaptando.
Pasaron unos minutos antes de que escuchara los pasos ligeros de Jimin detrás de él. Al girarse, lo vio entrar en la cocina, restregándose los ojos de sueño.
—Buenos días —dijo Yoongi, con una pequeña sonrisa.
—Buenos días —respondió Jimin en voz baja, devolviendo la sonrisa tímida. Parecía más relajado hoy, tal vez por la tranquilidad del paseo del día anterior.
Yoongi le sirvió una taza de café, aunque no estaba seguro de si Jimin lo bebía. Para su sorpresa, Jimin lo aceptó y se sentó en la pequeña mesa de la cocina.
—¿Dormiste bien? —preguntó Yoongi, tomando asiento frente a él.
Jimin asintió, soplando suavemente sobre el café caliente antes de responder.
—Sí, mucho mejor. Tu casa es muy tranquila, es... agradable poder descansar sin preocupaciones.
Yoongi se permitió relajarse ante esa respuesta. Sabía que Jimin aún estaba lejos de sentirse completamente a salvo, pero escuchar que al menos podía dormir bien le dio un poco de paz.
—Me alegra —dijo Yoongi—. Si necesitas algo, no dudes en decirlo. Estoy aquí para ayudarte.
Jimin bajó la mirada, jugueteando nerviosamente con la taza entre sus manos. Después de un momento de silencio, decidió hablar.
—No quiero ser una carga —dijo en voz baja—. Ya has hecho tanto por mí... ni siquiera sé por qué me ayudaste en primer lugar.
Yoongi lo miró fijamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Sabía que Jimin se sentía vulnerable, y era natural que tuviera dudas sobre sus intenciones.
—No eres una carga —dijo Yoongi con firmeza—. No sé exactamente por qué lo hice. Pero cuando te vi en ese callejón... supe que no podía dejarte ahí. Nadie merece pasar por lo que tú pasaste. Y si puedo ayudarte a estar bien, lo haré, sin importar cuánto tiempo tome.
Jimin levantó la vista, sus ojos brillando con una mezcla de gratitud y vulnerabilidad. No estaba acostumbrado a recibir ese tipo de apoyo, y parecía que las palabras de Yoongi lo habían tocado profundamente.
—Gracias —susurró, apenas audible.
Yoongi sonrió suavemente, notando el pequeño avance que esto representaba. Sabía que no era fácil para Jimin abrirse, pero estos momentos de confianza eran importantes.
Decidió cambiar el tema, no queriendo que la conversación se tornara demasiado pesada.
—Estaba pensando en preparar algo especial para el almuerzo —dijo Yoongi, levantándose para revisar la nevera—. No soy un chef como Jin, pero puedo apañármelas en la cocina. ¿Tienes algo que te guste en especial?
Jimin se quedó pensativo por un momento antes de responder.
—Me gustan las comidas sencillas. No solía tener muchas opciones, así que… cualquier cosa está bien.
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Pollito [ YM ]
Cerita PendekMin Yoongi, un joven con una vida tranquila y monótona, nunca imaginó que su mundo cambiaría por completo una noche al encontrar a un pequeño pollito herido en un callejón. Movido por la compasión, decide llevarlo a casa para cuidarlo, sin saber qu...