Capitulo 3: La Primera Noche

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La pequeña lámpara del salón emitía una luz cálida y suave, suficiente para que Yoongi viera a Jimin acomodado en el sofá.
Luego de proporcionarle algo de de ropa, el joven híbrido parecía más tranquilo ahora que estaba a salvo, aunque su cuerpo seguía mostrando signos de agotamiento. Yoongi lo observaba desde la cocina, preparando una taza de té caliente. No podía evitar preguntarse qué debía hacer a continuación. No estaba acostumbrado a compartir su espacio con nadie, y menos con alguien que había pasado por tanto.

"Es solo por un tiempo", se recordó, mientras vertía agua caliente en una taza. Pero sabía que el tiempo que Jimin pasara con él sería todo menos ordinario.

—Aquí tienes —dijo Yoongi mientras le entregaba la taza. Jimin lo miró con una mezcla de agradecimiento y timidez antes de tomarla entre sus manos. Sus dedos temblaban ligeramente, todavía afectados por el frío y el cansancio.

—Gracias —murmuró Jimin, su voz aún suave.

El silencio llenó la habitación por un momento, pero no era incómodo. Yoongi se sentó en el sillón frente a Jimin, observándolo mientras bebía lentamente. Nunca había sido alguien que hablara mucho, y ahora menos, al no saber exactamente qué decir. Pero sentía la necesidad de hacer que Jimin se sintiera cómodo, algo que no parecía fácil después de todo lo que había pasado.

—No tienes que preocuparte —dijo Yoongi finalmente—. Puedes quedarte aquí todo el tiempo que necesites. No voy a echarte.

Jimin levantó la mirada, sorprendido por la seguridad en sus palabras. Sus labios se curvaron en una leve sonrisa, aunque la duda seguía presente en sus ojos.

—¿No te molesta? —preguntó Jimin, casi como si esperara que en cualquier momento Yoongi cambiara de opinión—. Sé que… no es fácil para la gente aceptar a los híbridos. Incluso si solo soy uno.

Yoongi lo miró fijamente por un momento, sin saber muy bien qué responder. Había una sinceridad en la pregunta de Jimin que lo desarmaba. La sociedad había pintado una imagen tan negativa de los híbridos que era fácil entender por qué Jimin se sentía así. Pero Yoongi nunca había sido alguien que siguiera las reglas de la sociedad sin cuestionarlas.

—No me molesta —respondió al fin, con una convicción inesperada—. No sé mucho sobre los híbridos, pero… tú no eres una aberración ni nada de eso. Solo eres… tú. Eso es lo que importa.

Jimin lo observó, como si intentara asegurarse de que Yoongi hablaba en serio. Poco a poco, sus hombros se relajaron, y por primera vez desde que llegó, pareció dejar ir un poco de la tensión que llevaba acumulada.

—No sé cómo agradecerte —dijo Jimin, en voz baja—. No tenía a dónde ir, y... no pensé que encontraría a alguien dispuesto a ayudarme.

Yoongi apartó la mirada por un momento, incómodo con tanta gratitud, pero al mismo tiempo sabiendo que la situación de Jimin era mucho más complicada de lo que él podría comprender. Su instinto lo había llevado a salvarlo, pero ahora que el híbrido estaba bajo su cuidado, sentía una responsabilidad más profunda.

—No tienes que agradecerme —dijo Yoongi, sacudiendo la cabeza—. Solo descansa por ahora. Mañana podremos pensar qué hacer.

Jimin asintió, pero no pudo evitar sentir que ese "qué hacer" implicaba mucho más de lo que Yoongi estaba dispuesto a admitir. Había pasado tanto tiempo huyendo y escondiéndose, que la simple idea de estar en un lugar seguro, aunque solo fuera por una noche, se sentía irreal.

Yoongi lo observó mientras Jimin intentaba acomodarse en el sofá, claramente incómodo. Se levantó sin decir nada y fue hacia su habitación. Regresó minutos después con una almohada y una manta extra.

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