Capitulo 4: Nuevos Comienzos

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Yoongi regresó a casa al anochecer, sintiendo el cansancio acumulado del día de trabajo. La pastelería había estado inusualmente ocupada, pero eso no era lo que había hecho que el día se sintiera más largo. Su mente había estado constantemente volviendo a Jimin, imaginándolo solo en su apartamento.

Al abrir la puerta, lo primero que notó fue el suave olor a comida en el aire. Parpadeó sorprendido, entrando rápidamente al salón. Allí, vio a Jimin, aún un poco inseguro, pero con una leve sonrisa mientras terminaba de organizar unos platos en la mesa.

—Ah, ya has vuelto —dijo Jimin suavemente, un poco nervioso—. Pensé que sería bueno hacer algo de comer... como agradecimiento.

Yoongi lo miró, algo sorprendido. No esperaba que Jimin se sintiera con suficiente confianza para moverse por la casa tan pronto, pero la visión de un hogar lleno de vida y el olor de la comida caliente lo reconfortó más de lo que habría imaginado.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Yoongi mientras dejaba sus cosas a un lado, acercándose a la mesa.

Jimin asintió, aunque aún parecía un poco tímido, había algo en su postura que indicaba que estaba más relajado.

—Sí, descansé mucho hoy. Tu casa es muy cómoda… y no sabía qué más hacer, así que decidí cocinar. Espero que esté bien...

Yoongi observó los platos con curiosidad. La comida no era elaborada, pero se veía casera, con un toque de calidez que hizo que Yoongi sonriera levemente.

—Se ve genial —dijo sinceramente, tomando asiento—. No tenías que hacerlo, pero lo aprecio.

Ambos comenzaron a comer en silencio, un silencio que, a diferencia de antes, ya no era incómodo. Yoongi sintió la tensión del día desaparecer lentamente mientras comía. Estaba agradecido por la comida, pero más aún por la sensación de tener compañía, algo que hacía mucho tiempo no experimentaba en su hogar.

—¿Trabajas en una pastelería? —preguntó Jimin de repente, rompiendo el silencio. Yoongi lo miró sorprendido. Jimin seguía concentrado en su plato, pero claramente interesado en conocer más sobre él.

—Sí, es una pequeña pastelería. Trabajo para mis amigos Jin y Namjoon. Ellos son los dueños —respondió Yoongi, tomando un sorbo de agua.

—Debe ser agradable —comentó Jimin, con un pequeño brillo de curiosidad en los ojos—. Cocinar, hornear... Suena pacífico.

Yoongi asintió, recordando sus rutinas diarias en la pastelería. Tal vez no era emocionante, pero había algo reconfortante en la repetición, en la calma de mezclar ingredientes y verlos transformarse en algo que hacía feliz a la gente.

—Lo es —dijo Yoongi—. No es el trabajo más emocionante del mundo, pero me gusta. Y... me da tiempo para pensar.

Jimin sonrió tímidamente, aunque algo en su mirada indicaba que entendía lo que Yoongi quería decir. La conversación fluyó de manera más natural después de eso. Hablaron de cosas simples, del trabajo de Yoongi, de cómo funcionaba la ciudad. Jimin escuchaba con atención, a veces haciendo preguntas, otras veces solo disfrutando del momento.

Cuando terminaron de cenar, Yoongi recogió los platos, insistiendo en que Jimin no se molestara en ayudar. Mientras limpiaba, no pudo evitar sentir lo diferente que se sentía su hogar con alguien más allí. A pesar de haber sido un día largo, se sintió un poco menos solitario de lo que había sido en mucho tiempo.

Después de lavar los platos, Yoongi regresó al salón. Jimin se había acomodado en el sofá de nuevo, pero esta vez no se veía tan incómodo como la noche anterior.

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