Los días en la pastelería se habían vuelto una rutina cómoda para Jimin. Cada vez que entraba, sentía una mezcla de nervios y emoción. A pesar del pequeño incidente de las plumitas, todo había vuelto a la normalidad. Jin y Namjoon no habían mencionado nada más al respecto, y la vida seguía su curso.Sin embargo, algo había comenzado a cambiar entre Jimin y Yoongi. Al principio, Jimin no lo había notado, pero con el paso del tiempo, se dio cuenta de que había momentos en los que sus miradas se encontraban durante unos segundos más de lo necesario. O cuando Yoongi le hablaba, su voz era más suave, más íntima de lo que solía ser.
Esa mañana, mientras preparaban el mostrador antes de que abrieran, Jimin y Yoongi trabajaban en silencio. Jimin estaba acomodando una bandeja de pasteles mientras Yoongi revisaba la caja. La luz matutina se filtraba por las ventanas, creando un ambiente cálido y tranquilo.
De repente, Jimin se dio cuenta de que Yoongi lo estaba observando. Levantó la vista y lo vio allí, de pie detrás del mostrador, con los brazos cruzados y una expresión pensativa en su rostro.
—¿Qué pasa? —preguntó Jimin con una pequeña sonrisa, sintiendo un leve rubor en sus mejillas.
Yoongi se rió suavemente y sacudió la cabeza.
—Nada, solo... —hizo una pausa, como si estuviera buscando las palabras correctas—. Solo pensaba en lo rápido que te has adaptado aquí. Eres increíble en tu trabajo.
El cumplido hizo que Jimin se sonrojara aún más. Estaba acostumbrado a las palabras amables de Yoongi, pero había algo en la forma en que lo había dicho esta vez que lo hizo sentir diferente.
—Gracias... —murmuró, desviando la mirada hacia la bandeja de pasteles para evitar que Yoongi notara su creciente incomodidad, aunque no era una incomodidad desagradable. Era una sensación extraña, cálida, que no sabía cómo describir.
A lo largo del día, esa sensación se fue intensificando. Cada vez que Yoongi pasaba cerca de él, Jimin notaba una especie de electricidad en el aire, como si algo estuviera cambiando entre ellos sin que ninguno de los dos lo dijera en voz alta.
💜
Después de cerrar la pastelería, Jin y Namjoon se despidieron rápidamente, dejándolos solos para terminar de limpiar. El silencio que quedó en el ambiente se sintió diferente, más pesado de lo habitual.
Jimin, que estaba barriendo el suelo, no pudo evitar lanzar una rápida mirada hacia Yoongi, que estaba limpiando el mostrador. Lo observó mientras trabajaba, la manera en que sus manos se movían con precisión, la calma en su rostro... algo en Yoongi siempre le había parecido atractivo, pero ahora, por alguna razón, ese sentimiento estaba tomando una nueva forma.
—¿Te ayudo con eso? —preguntó Yoongi de repente, rompiendo el silencio.
Jimin parpadeó, perdido en sus pensamientos, y negó con la cabeza rápidamente.
—No, no te preocupes. Ya casi termino.
Yoongi se acercó de todos modos, tomando la escoba de las manos de Jimin.
—Deja que yo lo haga. Tú ya has trabajado suficiente por hoy —dijo, sus dedos rozando los de Jimin al tomar la escoba.
Ese ligero contacto fue suficiente para que el corazón de Jimin se acelerara.
¿Qué me pasa?, pensó, sorprendido por la intensidad de su reacción. Retrocedió un poco, intentando disimular, pero sabía que había algo cambiando dentro de él. Y por la manera en que Yoongi lo miraba, parecía que él también lo estaba notando.
La tensión entre ellos era palpable, pero ninguno sabía cómo abordarla.
—Gracias... —murmuró Jimin, sin saber qué más decir. Sus ojos se encontraron por un breve momento antes de que ambos apartaran la mirada rápidamente, como si el contacto visual fuera demasiado intenso.
El camino de regreso a casa fue tranquilo, pero la atmósfera entre ellos estaba cargada de algo nuevo, algo que ni Yoongi ni Jimin parecían querer enfrentar abiertamente. Cuando llegaron al apartamento, el silencio seguía presente, pero no era incómodo; era como si ambos estuvieran esperando que el otro diera el primer paso.
Yoongi se dejó caer en el sofá, cerrando los ojos por un momento.
—Estoy agotado —dijo, con una sonrisa cansada.
Jimin lo observó desde la cocina, donde estaba sirviendo agua para ambos. Se quedó mirando a Yoongi por unos segundos, viendo lo relajado que parecía, cómo su rostro reflejaba una paz que solo encontraba en casa. Y fue en ese instante que Jimin lo supo: lo que sentía por Yoongi no era solo gratitud o amistad.
Algo más profundo estaba floreciendo dentro de él, algo que le daba miedo pero que también lo emocionaba. Y por la forma en que Yoongi lo miraba a veces, sabía que tal vez él también estaba sintiendo lo mismo.
Jimin se acercó con los vasos y se sentó junto a Yoongi, sin decir una palabra. Ambos bebieron en silencio, pero la proximidad entre ellos decía más de lo que las palabras podían expresar.
Las plumas de Jimin, esas que tanto se esforzaba por mantener bajo control en la pastelería, empezaron a escaparse lentamente, cayendo suavemente sobre el sofá. Yoongi las notó, pero no dijo nada. En lugar de eso, simplemente sonrió para sí mismo, disfrutando secretamente de esa pequeña evidencia de lo relajado que estaba Jimin a su lado.
El tiempo parecía detenerse mientras se sentaban juntos, compartiendo el silencio, las miradas furtivas y esa conexión que ambos sabían que estaba creciendo, aunque aún no se atrevían a nombrarla.
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Pollito [ YM ]
Short StoryMin Yoongi, un joven con una vida tranquila y monótona, nunca imaginó que su mundo cambiaría por completo una noche al encontrar a un pequeño pollito herido en un callejón. Movido por la compasión, decide llevarlo a casa para cuidarlo, sin saber que...