La pastelería volvía a la calma a medida que los rumores sobre Jimin empezaban a desvanecerse, pero en el hogar que compartía con Yoongi, las emociones seguían a flor de piel. Después de todo el caos y la sorpresa por su revelación como híbrido, Jimin aún sentía una mezcla de alivio y nervios. Aunque la aceptación había sido mayor de lo que esperaba, el estrés de estar en el centro de atención le había dejado agotado.Esa noche, después de una larga jornada de trabajo, Yoongi y Jimin volvieron a casa en silencio. El pequeño apartamento se sentía como un refugio seguro, lejos de las miradas curiosas y de los murmullos de la gente. Al cruzar la puerta, Yoongi se detuvo un momento, observando cómo Jimin se dirigía directamente al sofá, dejándose caer con un suspiro cansado.
—¿Estás bien? —preguntó Yoongi, acercándose y sentándose a su lado.
Jimin asintió, pero había algo en sus ojos que revelaba que aún le rondaban pensamientos por la cabeza. Se sentía agradecido por la aceptación, pero al mismo tiempo, ser el centro de atención le hacía recordar todo lo que había vivido antes de conocer a Yoongi, cuando ocultarse era una necesidad y no una elección.
—Solo... ha sido mucho. —Jimin le dedicó una sonrisa cansada—. Pero estoy bien.
Yoongi lo miró en silencio, reconociendo lo agotador que debía ser para él. Con un gesto suave, tomó una de las manos de Jimin, entrelazando sus dedos.
—Si alguna vez te sientes abrumado, solo dímelo. —Su voz era suave, cálida, como siempre lo era cuando hablaba con Jimin—. No tienes que enfrentarlo solo.
Jimin lo miró a los ojos y sintió una oleada de ternura en su pecho. Desde el momento en que Yoongi lo había rescatado, había sentido una conexión con él, pero ahora esa sensación crecía, intensificándose con cada gesto, con cada palabra. El espacio entre ellos, tan cercano y familiar, le hacía sentir que no importaba lo que ocurriera fuera, en ese pequeño apartamento siempre estaría seguro.
—Gracias, Yoongi. —Su voz era apenas un susurro, pero cargaba con todo el peso de su gratitud.
Sin decir más, Yoongi se inclinó un poco más cerca, su brazo rodeando los hombros de Jimin, y lo atrajo hacia sí, ofreciéndole su calidez. Jimin se dejó envolver en ese abrazo, apoyando su cabeza en el pecho de Yoongi, escuchando el suave latido de su corazón. El cansancio se desvanecía poco a poco, reemplazado por una paz que solo encontraba al estar cerca de él.
Ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la simple compañía del otro. Los dedos de Yoongi jugueteaban distraídamente con el cabello de Jimin, y este, relajado, dejó escapar una pequeña risa cuando sintió cómo algunas plumitas amarillas se desprendían y caían suavemente en el sofá.
—Tus plumitas otra vez —murmuró Yoongi, su tono divertido pero cariñoso.
Jimin miró hacia arriba, encontrando la sonrisa de Yoongi. La ternura en sus ojos era inconfundible. Para Yoongi, esas pequeñas plumas eran un recordatorio de la dulzura de Jimin, de su naturaleza frágil pero resiliente. No podía evitar sentir una especie de admiración por él, por todo lo que había superado y por cómo seguía siendo tan genuino y puro.
—No puedo controlarlo cuando estoy contigo —admitió Jimin, sonrojándose ligeramente.
Yoongi dejó escapar una pequeña risa, agachándose para recoger una de las plumitas. La sostuvo entre sus dedos, girándola suavemente mientras la miraba con una sonrisa.
—No tienes que hacerlo —respondió, su voz suave—. Me gusta verte así, cuando te sientes relajado y seguro.
La confesión hizo que el corazón de Jimin latiera más rápido. Esa sinceridad en las palabras de Yoongi lo desarmaba, lo hacía sentir más expuesto, pero de una forma que no le incomodaba. De hecho, era todo lo contrario. El calor en su pecho creció, y antes de que pudiera detenerse, se inclinó un poco más hacia Yoongi, su mirada fija en sus labios.
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Pollito [ YM ]
Cerita PendekMin Yoongi, un joven con una vida tranquila y monótona, nunca imaginó que su mundo cambiaría por completo una noche al encontrar a un pequeño pollito herido en un callejón. Movido por la compasión, decide llevarlo a casa para cuidarlo, sin saber qu...