Capitulo 2: Un Encuentro Inesperado

52 10 0
                                    

El piar débil resonaba en el silencio de la noche, un sonido apenas perceptible, pero lo suficiente para detener a Yoongi en seco. Al principio pensó que su mente le jugaba una mala pasada, que tal vez el cansancio acumulado lo hacía imaginar cosas. Sin embargo, cuando el sonido se repitió, frunció el ceño y decidió seguirlo.

Al asomarse al oscuro callejón junto a su edificio, el corazón le dio un pequeño vuelco. Allí, entre las sombras y los restos de basura, un pequeño cuerpo temblaba de frío y dolor. El pollito apenas levantaba la cabeza, sus plumas desordenadas y húmedas por la llovizna que había caído horas antes. Había algo extrañamente desgarrador en la fragilidad de esa pequeña criatura. Sin pensarlo dos veces, Yoongi se acercó.

—¿Qué haces aquí solo? —susurró, aunque sabía que no recibiría respuesta.

Con cuidado, se quitó la chaqueta y la envolvió alrededor del pequeño animal, que apenas se movía. Podía sentir su diminuto cuerpo estremecerse bajo el peso de sus manos, pero no protestó. Lo levantó suavemente y comenzó a caminar hacia su apartamento.

Al entrar, Yoongi se apresuró a encender una lámpara tenue y colocó al pollito sobre una manta en el sofá. Respiró hondo y lo observó detenidamente. Tenía pequeñas heridas visibles en sus patitas y alas, pero lo que más le preocupaba era lo débil que parecía. Buscó rápidamente en su cocina algo que pudiera ayudar: agua, unas pocas migajas de pan. No sabía mucho sobre el cuidado de animales, pero no podía dejar que esa pequeña criatura muriera sin intentarlo.

Durante las siguientes horas, Yoongi hizo todo lo posible por mantener al pollito caliente y confortable. Se sentó a su lado, observando cada pequeño movimiento, cada débil intento de moverse. El tiempo parecía transcurrir más lento esa noche, mientras la preocupación comenzaba a asentarse en su pecho. Era raro sentir esa conexión tan instantánea con algo tan diminuto, pero había algo en esos ojos pequeños y brillantes que lo conmovía.

—Vamos, resiste un poco más... —susurró en voz baja, sin saber realmente si sus palabras tenían algún efecto.

El reloj marcaba las tres de la madrugada cuando algo extraño comenzó a suceder. El pollito, que había estado dormido por horas, empezó a moverse de una manera peculiar. Yoongi, sentado a su lado con la cabeza apoyada en el respaldo del sofá, lo notó y se enderezó.

Una tenue luz parecía rodear el cuerpo del pequeño animal, un brillo suave pero creciente. Yoongi parpadeó varias veces, incrédulo, mientras observaba cómo el cuerpo del pollito empezaba a transformarse ante sus ojos.

El aire en la habitación se volvió denso, y en cuestión de segundos, donde antes había estado el pequeño pollito, ahora yacía un joven. Un chico de cabello rubio, ojos grandes y brillantes, con una expresión de confusión y vulnerabilidad. Yoongi retrocedió, su mente luchando por comprender lo que acababa de suceder.

—¿Qué…? —murmuró, incapaz de articular una frase completa.

El chico levantó la cabeza lentamente, mirándolo directamente a los ojos. Era imposible no notar la conexión entre él y el pollito que había estado cuidando toda la noche. Las mismas heridas, la misma fragilidad.

—Lo siento —murmuró el joven con una voz apenas audible—. Gracias… por salvarme.

Yoongi sintió que el suelo bajo sus pies desaparecía por un instante. No tenía idea de lo que estaba ocurriendo, pero una cosa era segura: su vida acababa de dar un giro inesperado. Frente a él, ese chico, ese híbrido, era más de lo que jamás habría imaginado.

—¿Quién eres? —preguntó finalmente, rompiendo el silencio que había caído entre ambos.

El chico, aún débil, intentó sentarse y respiró hondo antes de responder.

—Soy… Jimin.

🐥

El corazón de Yoongi latía con fuerza mientras intentaba procesar lo que tenía frente a él. Jimin, el chico que antes había sido un pollito, lo miraba con ojos que mezclaban vulnerabilidad y una profunda tristeza. Era un híbrido, y eso no era algo que Yoongi esperara ver, ni siquiera en sus sueños más extraños.

Luego de notar la desnudez del rubio, Yoongi le pasó una manta que siempre tenía en su sofá. Con cautela Jimin la tomo cubriéndose desde los hombros hasta los tobillos.

—Eres un… híbrido —dijo, casi en un susurro. La incredulidad se filtraba en su voz mientras recordaba las historias que había oído de niño.

Historias de criaturas que habían sido rechazadas por la sociedad, seres que nunca debieron existir según las creencias de la mayoría. Durante años, la gente había hablado de ellos como si fueran leyendas, casi extintas, y ahora, aquí estaba uno, frente a él.

Jimin asintió lentamente, su expresión era de resignación. —Sí, lo soy. La gente… no nos acepta. Creen que somos una aberración.

La tristeza en su voz atravesó a Yoongi, como si cada palabra fuera un recordatorio del dolor que estos híbridos llevaban a cuestas. Nunca había considerado el sufrimiento que debían experimentar, vivir en el miedo y la sombra, ocultos en un mundo que los despreciaba.

—No sabía que… —comenzó Yoongi, pero se detuvo, buscando las palabras correctas. —No sabía que todavía existían.

Jimin bajó la mirada, sus manos temblaban ligeramente. —No muchos lo saben. La mayoría de los híbridos se esconden. Solo en casa puedo ser yo mismo. Fuera de ella, solo somos animales.

Yoongi sintió una punzada en el corazón. Había algo profundamente injusto en la manera en que el mundo trataba a seres como Jimin. Todo lo que había oído, las historias, la desinformación, parecían ahora irreales frente a la verdad que tenía ante sus ojos.

—¿Por qué estabas en ese callejón? —preguntó, su voz ahora más suave, intentando no asustarlo. —¿Te hicieron algo?

Jimin se encogió ligeramente, la expresión en su rostro mostrando el peso de recuerdos dolorosos. —Fui perseguido… como muchas veces antes. Algunas personas ven a los híbridos como trofeos, y a veces… no sabemos cómo escapar. Pensé que podría ocultarme, pero no funcionó.

El aire se volvió pesado entre ellos. Yoongi se sintió incapaz de contener la ira que crecía dentro de él por la crueldad del mundo. Un destello de protectividad despertó en su pecho. —No volverás a pasar por eso. No mientras esté aquí.

—¿Por qué te importa? —Jimin lo miró, sorprendido por la promesa de Yoongi, como si no estuviera acostumbrado a recibir tal consideración.

Yoongi tragó saliva, consciente de lo que sus palabras implicaban. —Porque… porque no es justo. Nadie debería ser tratado así.

Un silencio envolvió la habitación, lleno de emociones no expresadas. Jimin parecía asombrado, como si no hubiera tenido esperanza de que alguien pudiera sentir empatía por su existencia.

—¿Me ayudarás? —preguntó Jimin, su voz era un hilo de duda y esperanza al mismo tiempo.

—Sí —respondió Yoongi sin pensarlo, sintiendo una conexión inexplicable con él—. Mientras te recuperas, serás bienvenido aquí.

La luz tenue de la habitación iluminaba sus rostros, y en ese momento, las barreras que ambos habían construido comenzaron a desmoronarse. Yoongi no sabía lo que significaba tener a un híbrido en su casa, pero estaba dispuesto a averiguarlo. No podía ignorar el destino que había entrelazado sus vidas de esta manera.

Mientras Jimin comenzaba a relajarse, su rostro mostraba un destello de gratitud, una chispa que iluminaba la oscuridad que lo había rodeado hasta ahora. Y así, en esa pequeña habitación, los dos se encontraron en un momento que cambiaría sus vidas para siempre.

Pollito [ YM ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora