Capitulo 16: Pequeñas citas, Grandes Significados

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La vida cotidiana en la pastelería continuaba, pero el ambiente entre Yoongi y Jimin había cambiado drásticamente. Sus momentos compartidos no eran solo parte de la rutina; cada vez que estaban juntos, había un aire especial de complicidad que hacía que los días se sintieran más brillantes.

Una tarde, después de cerrar la pastelería, Yoongi sugirió que fueran a dar un paseo por el parque cercano. Era una idea simple, pero la emoción en los ojos de Jimin hizo que su corazón latiera más rápido.

—¿Un paseo? Suena perfecto —respondió Jimin, su voz llena de alegría.

El parque estaba bañado en la luz dorada del atardecer, y mientras caminaban, Jimin no pudo evitar observar cómo los rayos de sol se reflejaban en el cabello de Yoongi, dándole un aura casi etérea. La conversación fluía con naturalidad, desde sus gustos musicales hasta las historias de su infancia.

—Siempre he querido aprender a tocar un instrumento —dijo Jimin, mientras se sentaban en un banco para disfrutar de un momento de tranquilidad.

—¿De verdad? ¿Cuál te gustaría tocar? —preguntó Yoongi, mirando a Jimin con curiosidad.

—Quizás la guitarra. Siempre me ha parecido un instrumento tan hermoso, y creo que podría componer algunas canciones —respondió Jimin, sonrojándose un poco al compartir ese deseo.

Yoongi sonrió, sintiendo que había algo íntimo en la confesión de Jimin. Le encantaba la idea de que Jimin pudiera crear música. Era un lado de él que aún no había visto completamente, y su corazón se llenó de ternura al imaginar a Jimin tocando una melodía suave.

Después de un rato, decidieron ir a una heladería cercana. Mientras elegían sus sabores, Jimin optó por el helado de fresa, mientras que Yoongi eligió chocolate. Al salir, se encontraron con un pequeño grupo de niños que jugaban con burbujas.

—Mira eso, son tan felices —dijo Jimin, sus ojos iluminándose mientras observaba a los niños reír y correr.

Yoongi no pudo evitar sonreír ante la felicidad contagiosa de Jimin. Se acercaron a los niños, y aunque al principio se sintió un poco fuera de lugar, al ver la alegría de Jimin, se relajó y empezó a disfrutar también. Se unieron al juego, intentando atrapar las burbujas en el aire. Las risas llenaron el parque y el ambiente se volvió más ligero.

Después de un rato, mientras regresaban a casa, Jimin se volvió hacia Yoongi y dijo:

—Gracias por hoy. Me divertí mucho.

—A mí también me gustó. —Yoongi lo miró de reojo, sintiendo que esos pequeños momentos estaban construyendo algo hermoso entre ellos. —Deberíamos hacerlo más a menudo.

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La semana siguiente, decidieron tener otra pequeña cita. Esta vez, Jimin se había ofrecido a cocinar la cena. Aunque había admitido que no era un gran chef, estaba emocionado por la oportunidad de preparar algo para Yoongi. Pasaron la tarde juntos en la cocina, riendo mientras Jimin intentaba seguir las instrucciones de una receta.

—¿Así se corta una cebolla? —preguntó Jimin, con lágrimas en los ojos.

Yoongi rió, sintiendo que el momento era perfectamente torpe y adorable.

—Sí, pero creo que necesitas un poco más de práctica. —Se acercó a Jimin, guiando su mano mientras le mostraba la manera correcta de hacerlo. —Así está mejor.

El ambiente se llenó de una calidez especial, y ambos se sintieron más cercanos. Después de la cena, se sentaron en el sofá, disfrutando de un programa de televisión que ambos encontraban entretenido. Sin darse cuenta, Jimin se acercó un poco más a Yoongi, y este, instintivamente, le pasó un brazo por los hombros, sintiendo que el gesto era natural y reconfortante.

Cuando el programa terminó, Jimin se estiró, y en un momento impulsivo, apoyó su cabeza en el hombro de Yoongi. El corazón de Yoongi se detuvo por un instante. No sabía cómo había llegado a ese punto, pero la cercanía con Jimin era todo lo que había deseado.

—¿Puedo preguntarte algo? —dijo Jimin, levantando la mirada hacia Yoongi, sus ojos brillando con curiosidad.

—Claro, lo que quieras —respondió Yoongi, sintiéndose ansioso por escuchar lo que Jimin tenía en mente.

—¿Qué piensas de nosotros? —preguntó, su voz un susurro lleno de vulnerabilidad.

Yoongi se quedó en silencio por un momento, procesando la pregunta. Sabía que había algo especial entre ellos, algo que iba más allá de la amistad. Pero también era consciente de que debían avanzar con cuidado.

—Siento que tenemos una conexión única. Me gusta estar contigo, Jimin —finalmente admitió, sintiendo que la honestidad era lo más importante.

Una sonrisa iluminó el rostro de Jimin, y ambos sabían que estaban avanzando lentamente, pero con firmeza. No estaban listos para dar el siguiente paso, pero cada pequeño momento que compartían los acercaba más.

La siguiente cita que planearon fue un día de picnic en el parque. Jimin preparó algunos sándwiches y Yoongi trajo un termo de té. Se sentaron en una manta bajo un gran árbol, disfrutando de la comida mientras la brisa suave jugaba con los cabellos de Jimin.

—Es hermoso aquí —dijo Jimin, mirando hacia el cielo despejado. —Me alegra que hayamos decidido hacer esto.

—Yo también. —Yoongi sintió que cada vez que pasaban tiempo juntos, la barrera que había entre ellos se hacía más delgada.

Esa noche, mientras regresaban a casa, Yoongi sintió que la relación entre ellos estaba floreciendo. Aunque aún no habían formalizado su amor, ambos sabían que estaban en el camino correcto. Cada pequeño gesto, cada sonrisa y cada mirada significaban más de lo que las palabras podían expresar.

Al llegar a casa, Jimin se detuvo en la sala, mirando a Yoongi con una mezcla de emoción y nerviosismo.

—¿Te gustaría hacer esto de nuevo? —preguntó, su voz suave.

—Definitivamente. —Yoongi sonrió, sintiendo que este era solo el comienzo de algo hermoso entre ellos.

Y así, a medida que las pequeñas citas continuaban, la relación entre Yoongi y Jimin se fortalecía, y aunque el camino por delante aún tenía sorpresas, ambos estaban listos para enfrentarlo juntos.

Pollito [ YM ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora