La noche había avanzado, y la atmósfera en el pequeño apartamento era tranquila. La transformación de Jimin en su forma de pollito había dejado a ambos más relajados, pero al mismo tiempo había creado una conexión más profunda entre ellos, una que era difícil de ignorar.
Jimin, acurrucado junto a Yoongi en el sofá, sentía una mezcla de emociones. Había llegado el momento de hablar, de compartir aquello que llevaba tanto tiempo guardando en su interior. Por primera vez desde que Yoongi lo rescató, sentía que podía confiar plenamente en alguien. Sin embargo, abrirse sobre su pasado era algo que le costaba más de lo que imaginaba.
Yoongi notó el cambio en la energía de Jimin. Aunque estaban en silencio, podía sentir que algo importante estaba a punto de suceder. Su mano aún descansaba en el cabello de Jimin, pero ahora lo miraba con atención, esperando a que el otro decidiera hablar.
—Yoongi… —susurró Jimin, su voz suave, apenas audible—. Hay algo que necesito contarte.
Yoongi asintió con calma, su mirada tranquila y paciente.
—Lo que sea, Jimin. Estoy aquí para escucharte.
Jimin tomó aire, tratando de encontrar las palabras correctas. No era fácil revivir los momentos más oscuros de su vida, pero sabía que tenía que hacerlo. No podía seguir guardando secretos si realmente quería dar un paso más en su relación con Yoongi.
—Antes de encontrarte… antes de que me salvaras, mi vida no era nada fácil. —Su voz temblaba ligeramente, pero continuó—. Los híbridos como yo, no somos bienvenidos en la sociedad. Nos consideran errores, aberraciones, como si nunca debimos haber existido.
Hizo una pausa, sus ojos fijos en el suelo mientras recordaba los momentos más difíciles de su vida. Yoongi, en silencio, lo observaba, sin presionarlo, solo ofreciéndole el apoyo necesario para que continuara.
—Vivía con otros híbridos en una pequeña comunidad, escondidos de la sociedad. Apenas teníamos lo necesario para sobrevivir, pero estábamos juntos, y eso hacía todo más soportable. Sin embargo, un día… todo cambió. —Jimin tragó saliva, luchando contra la emoción que amenazaba con ahogarlo—. Nos encontraron. Un grupo de personas que nos consideraban peligrosos nos atacó. Quemaron nuestro refugio, y muchos de los míos no lograron escapar.
Los ojos de Jimin se llenaron de lágrimas, pero se obligó a continuar.
—Yo logré huir, pero me quedé solo, sin saber a dónde ir ni qué hacer. Vagaba por la ciudad, escondiéndome en mi forma de pollito para no ser descubierto. Fue así como terminé en ese callejón… herido, agotado, y sin ninguna esperanza.
Yoongi sentía cómo su pecho se apretaba al escuchar cada palabra. No podía imaginar lo que Jimin había pasado, y la sola idea de que había estado tan cerca de perderlo para siempre lo afectaba profundamente. Sin decir nada, envolvió a Jimin con un brazo, acercándolo más a su cuerpo, dándole la seguridad que tanto necesitaba en ese momento.
—Y entonces… —continuó Jimin, con la voz apenas un susurro—. Tú apareciste. Me encontraste y me salvaste, Yoongi. No sé cómo agradecértelo. No solo me diste un hogar, sino que me diste algo que pensé que nunca tendría… me diste la oportunidad de ser yo mismo sin miedo.
Yoongi no podía articular palabras en ese momento. Lo único que pudo hacer fue apretar su abrazo, como si quisiera transmitirle a Jimin todo el consuelo que necesitaba.
—Gracias por confiar en mí —dijo finalmente Yoongi, su voz baja pero firme—. No tienes que agradecerme nada, Jimin. Estoy aquí porque quiero estarlo, porque quiero cuidarte, protegerte… y porque, más que nada, quiero que te sientas seguro conmigo.
Jimin levantó la mirada, sus ojos encontrando los de Yoongi. Ese momento de vulnerabilidad entre ambos había cambiado algo en su relación. No era solo la gratitud o la confianza lo que Jimin sentía; había algo más profundo, algo que no podía ignorar. Y sabía que Yoongi también lo sentía.
—Yoongi… —susurró Jimin, su corazón latiendo rápidamente—. Quiero dar un paso más contigo. Confío en ti como nunca he confiado en nadie antes, y no quiero seguir guardando nada. Quiero estar contigo… de verdad.
Yoongi lo miró fijamente, comprendiendo la profundidad de las palabras de Jimin. No era solo un acto de confianza; era un acto de amor, aunque ninguno de los dos lo dijera en voz alta todavía. Acarició suavemente la mejilla de Jimin, y luego inclinó su frente para apoyarla contra la de él.
—No tienes idea de lo que significa para mí que confíes en mí de esta manera —murmuró Yoongi—. Y quiero que sepas que yo también estoy contigo. No importa lo que pase, no importa lo que digan los demás. Estoy aquí.
Jimin cerró los ojos, sintiendo cómo la calidez de Yoongi lo envolvía por completo. El miedo que alguna vez lo había paralizado ya no tenía lugar en su corazón. Con Yoongi a su lado, se sentía capaz de enfrentar cualquier cosa. Y aunque todavía quedaba mucho por descubrir entre ellos, sabía que este era el primer paso hacia algo mucho más grande.
Se quedaron así, en silencio, disfrutando de la compañía del otro. La conexión entre ellos había crecido, y aunque ambos sabían que su camino juntos no sería fácil, estaban dispuestos a enfrentarlo juntos. Porque en ese pequeño apartamento, donde el mundo exterior no podía alcanzarlos, Yoongi y Jimin se tenían el uno al otro.
Y eso era lo único que realmente importaba.
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Pollito [ YM ]
Short StoryMin Yoongi, un joven con una vida tranquila y monótona, nunca imaginó que su mundo cambiaría por completo una noche al encontrar a un pequeño pollito herido en un callejón. Movido por la compasión, decide llevarlo a casa para cuidarlo, sin saber que...