Dieciséis

321 34 8
                                    


Habían pasado dos días desde que mentí a Bryce y aunque se la había creído..cada segundo había sido una tortura silenciosa. Intenté mantenerme tranquila ante Malia, ocultándole la verdadera gravedad de la situación. Tratando de yo misma convencerme de que todo estaría bien. El peso de mi silencio era insoportable, pero sabía que no podía ponerla en peligro.

Hoy era un día crucial; tenía una reunión importante con algunos inversores que habían estado interesados en nuestras operaciones. Entré a la sala de conferencias, el aire era pesado con la ansiedad que siempre sentía en estas situaciones. Intenté concentrarme, sonriendo y asintiendo a los comentarios, mientras en mi mente luchaba contra la idea de que Bryce podría estar acechando.

Pensando cómo había llegado a esto. A no tener ni siquiera una vida propia por tanta reunión de negocios turbios.

La junta avanzó y los minutos se convirtieron en horas. Justo cuando uno de los inversores comenzaba a presentar su propuesta, mi teléfono vibró en la mesa. Era una llamada de uno de mis ayudantes, pero decidí ignorarla. No podía distraerme, no ahora.

Finalmente, tras lo que pareció una eternidad, la reunión terminó. Agradecí a todos y salí de la sala, sintiéndome exhausta. Pero en cuanto crucé la puerta, la atmósfera cambió. Los guardias de seguridad estaban en la entrada, sus rostros serios y alarmados.

—Jefa, necesitamos hablar contigo. —dijo uno de mis asistentes, su voz tensa.

—¿Qué pasa? —pregunté, la preocupación me llenaba el pecho solo de verlos pálidos y casi mareados.

—Se llevaron a Malia. —la voz del asistente se quebró al pronunciar esas palabras.

Un frío helado recorrió mi columna vertebral.

—¿Cómo pudieron dejar que esto sucediera? — susurre con tal enojo y frustración que podía sacarme los dientes. Mi ira brotando como un volcán a punto de hacer erupción.

Corriendo me dirigí al auto, donde apenas entré empecé a hacer llamadas. No entendía como esto se había salido de mis manos si según yo.. todo iba a mejorar.

Al llegar a casa las sillas comenzaron a tambalearse con la fuerza de mis palabras, y en un impulso de rabia, tiré un vaso de cristal que se estrelló contra el suelo, esparciendo fragmentos por todas partes.

—Lo sentimos, no sabemos cómo ocurrió. Recibimos un informe de que un vehículo sospechoso estuvo en la zona, pero cuando llegamos, ya se habían ido.

Mi mente se nubló, incapaz de procesar la gravedad de lo que acababa de escuchar. Malia estaba en peligro, y era por mi culpa.

—¡Esto es inaceptable! —rugí, tratando de mantener la compostura, pero mi corazón latía con fuerza. —¡Necesito que encuentren a Malia ahora!

En medio del caos, saqué mi teléfono y marqué rápidamente el número de Ruby. La ansiedad me invadía mientras el tono de llamada resonaba en mis oídos.

—¡Vamos, contesta! —murmuré, impaciente.

Cuando finalmente escuché su voz, no pude contenerme.

—Ruby, es Kylie. ¡Se llevaron a Malia! —exclamé, la desesperación en mi tono era palpable. —No sé cómo, pero necesitamos hacer algo.

—¿Qué? ¿¡Cómo!? —respondió ella, su voz llena de sorpresa y preocupación.

—No lo sé, pero tenemos que encontrarla. Bryce está detrás de esto, estoy segura.

—Kylie, calma. —Ruby trató de tranquilizarme, pero no podía. La idea de que Malia estaba en manos de ese monstruo me llenaba de terror.

Estocolmo - Kylia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora