Me observé en el espejo, dándome un último vistazo. Hoy era el día de mi tesis y me había preparado para esto durante mucho tiempo, en realidad para mi anterior tema, pero de todas formas tenía un buen presentimiento. Sentía una mezcla de nervios y determinación que se enredaba en mi pecho, pero no iba a permitir que nada me desviara.Mi tema no era fácil ni común. De hecho, si alguien más lo escuchara, podría pensar que estaba completamente loca. Pero no quería ni podía elegir otro. Alisé la blusa con mis manos, enderezando cada detalle de mi atuendo, asegurándome de que nada quedara fuera de lugar.
Acomodé mi cabello en un moño, con unos mechones cortos sueltos.
Al acercarme a la computadora, la encendí de inmediato. Apenas la pantalla se iluminó, un mensaje apareció: breve, casi oculto, como si fuera un secreto que solo yo podía ver. Mi expresión cambió. No pude evitar sonreír, y mis dedos temblaron ligeramente antes de responder. La emoción y la intriga se mezclaban en mí de un modo que era difícil de explicar.
Pero, justo en ese momento, la puerta se abrió de golpe, y cerré la laptop con rapidez. Mi madre apareció, mirándome con una ceja levantada, con una pizca de desconcierto en sus ojos.
—¿Estás bien, Malia? —preguntó, notando mi reacción.
—Sí, sí... solo repasaba algunas ideas. —Intenté sonar tranquila, aunque mi pulso seguía acelerado.
Mi madre me sonrió con amabilidad, tomándome de los hombros y mirándome a los ojos.
—Todo va a salir bien. Eres una chica fuerte e inteligente. Recuerda que estamos aquí contigo —me dijo, dándome un último apretón en los hombros antes de salir de la habitación.
Apenas se fue, solté un suspiro de alivio, tratando de calmar mi respiración. Mi padre apareció poco después, justo cuando terminaba de ajustar el último detalle de mi ropa. Su presencia siempre me tranquilizaba, y hoy más que nunca.
—Malia, todo va a estar bien. Estoy orgulloso de ti —dijo, con una sonrisa alentadora—. Eres una de nosotros, y eso es lo que cuenta. No necesitamos que te esfuerces más allá de lo necesario. No tienes que demostrarle nada a nadie... y estoy agradecido de que no hayas intentado escapar de nosotros. Somos tu familia, y eso es lo único que importa.
Le sonreí, agradecida, aunque una parte de mí sabía que nada de lo que imaginaban era realmente cierto. Había un secreto, uno que guardaba celosamente y que nadie, ni siquiera ellos, podían entender. Pero él no sospechaba, así que le devolví la sonrisa antes de que se marchara.
Finalmente, me dirigí al salón donde tendría lugar la defensa de mi tesis. Todos estaban ahí, mis padres, algunos compañeros y profesores. Nadie sabía realmente cuál sería mi tema, y la sorpresa en sus rostros era evidente cuando tomé la palabra.
Respiré hondo y enfoqué mi mirada en el panel de jueces. Con voz firme, comencé:
—Buenos días. Soy Malia Baker, estudiante de Psicología. Hoy hablaré sobre un tema complejo y fascinante, uno que ha sido tema de debates, de historias trágicas y de procesos psicológicos profundos: el síndrome de Estocolmo.
Vi el desconcierto en los rostros de mis padres. No habían visto venir este tema. Por un instante, mi madre pareció inquieta; mi padre, en cambio, mostró una expresión de sorpresa.
También escuchaba murmullos, no era un secreto que había desaparecido un buen tiempo, y aunque mis padres trataron de mantener ese tema muy privado.. algunas cosas salieron a la luz.—El síndrome de Estocolmo —continué— es una respuesta psicológica en la que una persona cautiva o secuestrada desarrolla un vínculo emocional con su captor. Este fenómeno es un intento de adaptación al trauma, un mecanismo de supervivencia donde el miedo se transforma en una especie de apego.
ESTÁS LEYENDO
Estocolmo - Kylia
FanfictionEl síndrome de Estocolmo es un fenómeno inquietante, un vínculo emocional que florece entre la víctima y su captor. Algo que le sucede a Malia Baker, una joven hija de millonarios. Harta de las expectativas de su familia, decide alejarse en busca de...