Veintidos "Para siempre"

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La vida con Malia era... diferente. Era como vivir bajo un cielo despejado después de años de tormentas. Desde que comenzó a vivir conmigo, mis días se transformaron en algo que ni en mis sueños más locos hubiera imaginado. Nunca pensé que alguien pudiera llegar a quererme de la forma en que ella lo hacía, y mucho menos que yo sería capaz de querer a alguien con tanta intensidad.

Malia no solo me ayudó a dejar atrás mi pasado oscuro, también me enseñó a querer el futuro. Con ella, aprendí que no era necesario ser fría y calculadora para protegerme. Ella me enseñó que podía ser fuerte y vulnerable a la vez, y que estaba bien confiar en alguien más.

Pasábamos los días entre risas, pequeñas bromas y momentos de calma. Me sorprendía a mí misma preparando el desayuno o compartiendo anécdotas de nuestra niñez, como si de repente hubiera descubierto un lado de mí que no sabía que existía. Era ella quien había sacado eso de mí. Ella había hecho que pudiera ser más libre.

Un día, mientras preparaba el café, me descubrí sonriendo sin motivo alguno. Viendo cómo los rayos de sol atravesaban la ventana y caían sobre la mesa de la cocina, me di cuenta de que Malia no solo me había hecho una mejor persona; me había dado un hogar en ella.

La vida pintan mejor..

Mi amiga Ruby estaba igual de radiante. Había encontrado en Morgan algo que yo jamás había visto en ella; una tranquilidad profunda, una paz que iba más allá de las apariencias. Las veía juntas y sentía una especie de orgullo, de gratitud, por haber sido testigo de su felicidad. Ruby me lo había contado todo, lo que sentía, lo que quería y lo asustada que estaba de perder a alguien tan increíble como Morgan. Pero eran tan idóneas, que sabía que nunca podrían separarse.

Una tarde, mientras ayudaba a Ruby a organizar unas cosas en su casa, surgió una conversación que cambiaría el curso de las cosas.

—Ruby.. una vez más necesito tu ayuda— dije agitada. —Compre algo, para Malia— dije nerviosa.

Ella me miró con su cara pervertida, sacándome unas cuantas risas.

—¡Pero no es algo sexual Ruby!— la empuje un poco mientras reíamos. —Es algo..más fuerte..algo más..decisivo— solté casi en susurro.

Me quedé en silencio, viendo como la rubia me miraba sorprendida, como si hubiera entendido perfectamente lo que estaba tratando de decirle. Yo estaba sintiendo que algo en mí se agitaba. No había pensado en eso de forma concreta, pero la idea de un "para siempre" con Malia me hizo sonreír. Me la imaginé en una ceremonia sencilla, vestida de blanco, con sus rizos enmarcando su rostro.

—Lo he pensado... bueno, no sé si exactamente eso, pero... quiero que sea mi vida entera, Ruby. —Miré a mi amiga y ella asintió, animándome con una sonrisa.

—Entonces, ¡¿qué estás esperando?! —me dijo, dándome un suave golpe en el brazo—. Además, Morgan y yo podemos ayudarte a planear algo bonito para sorprenderla. ¡Será hermoso!

La idea empezó a tomar forma en mi mente. Empezamos a hablar de detalles, de cómo hacer que el momento fuera perfecto. Ruby estaba emocionada, y yo no podía negar que esa emoción se me estaba contagiando. Sería algo íntimo, especial... un momento solo para nosotras dos.

El día de la sorpresa llegó más rápido de lo que imaginé. Ruby y Morgan habían estado en mi casa casi toda la tarde ayudándome a decorar la sala. Colgamos luces tenues y colocamos flores por todo el lugar; rosas blancas, las favoritas de Malia. El ambiente estaba cálido, acogedor, como si el lugar se hubiera transformado para reflejar todo lo que ella significaba para mí.

Ruby me miró cuando terminamos de acomodar todo y me sonrió con complicidad.

—Malia no va a olvidarse de esto jamás, Kylie. Estoy segura de que va a ser perfecto.

Estocolmo - Kylia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora