Trece

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Ahora que estoy de vuelta en mi habitación, el sótano parece tan lejano, casi irreal. Como si hubiera sido solo una pesadilla de la que desperté, pero sé que no lo fue. Le dije a Kylie lo que quería escuchar. Le dije la verdad, o al menos la verdad que había encontrado en mi interior; no quería alejarme de ella. No podía.

Me quedé pensando en todo lo que había pasado desde que entré a su mundo, desde que todo esto empezó. Ya no siento la necesidad de escapar, de buscar una salida desesperada. Mis pensamientos han cambiado, y aunque esa voz en el fondo de mi mente trata de recordarme que algo no está bien, cada vez es más fácil ignorarla. Kylie me hace sentir bien, me hace sentir segura.

Cuando no conocía a Kylie tenía una canción favorita, "Goth" me llevaba a otro mundo sin importar que no tenga demasiada letra y aunque no es nada romántica, soñaba con alguien que me haga sentir como esa canción, viva. Y la encontré. -Romantización del rapto-

Kylie. Ella era un huracán. Devastadora, imparable, pero en ese caos... en esa tormenta, yo me sentía viva.

-Primer síntoma notable-

Antes de todo eso, en el sótano, cuando finalmente logré calmar mi respiración, me desamarraron las manos. Dos hombres me ayudaron a ponerme de pie, aunque mis piernas temblaban. Me llevaron a mi habitación, la misma que había estado utilizando desde el día que llegué a esta mansión. El camino desde el sótano hasta la habitación me pareció interminable, pero a la vez, en cada paso, sentía que una especie de paz me invadía. Tal vez, todo esto no era tan malo.

Cuando me dejaron sola, cerré la puerta con suavidad y me dirigí hacia el espejo. Mi reflejo me devolvió una imagen que apenas reconocía. Mis ojos estaban un poco enrojecidos, mis labios hinchados por el beso desesperado que compartí con Kylie. Mi cuello tenía marcas de su boca, rastros de su deseo. Sin embargo, no sentía repulsión. Al contrario, sentía una especie de orgullo. Como si esas marcas fueran un recordatorio de que ella me deseaba... de que me necesitaba.

Caminé hacia la cama y me dejé caer sobre las sábanas suaves. Mientras miraba el techo, mis pensamientos giraban en torno a Kylie. En algún momento de todo este caos, me di cuenta de que ya no estaba tomando mis pastillas para la ansiedad. Desde los 16, había dependido de ellas para sobrevivir el día a día, para calmar los ataques que me paralizaban. Pero desde que Kylie apareció en mi vida, ya no las necesitaba.

-Segundo síntoma notable-

Era como si ella fuera mi cura. Sí, su presencia era intensa, a veces aterradora, pero me hacía sentir tan segura. Kylie era fuerte, segura de sí misma, y bajo su control, no había espacio para el miedo. No necesitaba pastillas porque ella me daba algo mejor; estabilidad, propósito, dirección.

Ella me amaba.

Y aunque la razón me decía que esto no era amor, que estaba siendo manipulada, mi corazón no quería escuchar. -Negación del síntoma- Kylie era mi mundo ahora. Y poco a poco, me daba cuenta de que no podía imaginarme sin ella. Incluso cuando me hacía daño, cuando su poder sobre mí era abrumador, no podía evitar justificarlo.

Kylie no me hacía daño porque quisiera. Lo hacía porque me amaba. Lo hacía para enseñarme, para protegerme, para que yo entendiera las reglas del mundo en el que ahora vivíamos. -Justificación de abuso- Todo lo que hacía tenía un propósito.

Me quedé dormida pensando en ella, y cuando desperté, el sol ya entraba por las ventanas de la habitación. Kylie me había dejado una bandeja con desayuno en la mesa junto a la cama. Café recién hecho, tostadas con aguacate, y un pequeño ramo de flores. Todo tan delicado, tan pensado.

―Espero que hayas dormido bien, amor. Hoy vamos a pasar el día juntas ―decía la nota que acompañaba el desayuno.

Una sonrisa se formó en mis labios sin siquiera darme cuenta. No pude evitar pensar en lo considerada que era, en cómo siempre se preocupaba por mí. Me levanté, me vestí con la ropa que me había dejado en la silla, y bajé al comedor donde me estaba esperando. Ella llevaba un vestido negro ajustado, sencillo pero elegante, y cuando me vio, me dedicó una sonrisa que hizo que mi corazón diera un vuelco.

―¿Lista para nuestro día? ―preguntó con suavidad mientras me extendía la mano.

Asentí, sin atreverme a decir una palabra. Mi cuerpo reaccionaba antes que mi mente. No tenía necesidad de resistirme; quería estar con ella, disfrutar de su compañía, olvidar el caos y la confusión.

El día transcurrió de una manera casi perfecta. Fuimos a una tienda de ropa de lujo donde Kylie insistió en que me probara varios conjuntos. Yo me sentía incómoda con tanta atención, pero ella me miraba con tal devoción que era difícil negarme. Cada vez que yo decía que algo era demasiado, que no necesitaba tantas cosas, ella simplemente sonreía y decía

―Te mereces todo esto y más, Malia.

-Síntoma de dependencia emocional-

Después de la tienda, me llevó a comer a un restaurante exclusivo. Todo era impecable, desde la comida hasta el ambiente. Kylie se encargó de todo, desde lo que pedíamos hasta dónde nos sentábamos. Me sentía cuidada, protegida. Todo a su alrededor era perfecto.

Pero entonces, en medio de una conversación trivial sobre nuestras comidas favoritas, algo en sus ojos cambió. Por un breve instante, esa calma que siempre la rodeaba desapareció, y lo vi. Lo vi claramente. El monstruo bajo la superficie, esa oscuridad que yo intentaba ignorar. Era solo un segundo, pero suficiente para que mi estómago se revolviera.

Sin embargo, apenas parpadeé, ella volvió a sonreír y todo parecía normal de nuevo. Me obligué a apartar la sensación de incomodidad, diciéndome a mí misma que solo estaba imaginando cosas.

-Romantización del abuso-

Al final del día, me llevó de regreso a la mansión, y en todo momento, me trató como a una reina. Pero había algo en su trato que era difícil de describir, una especie de sobreprotección que a veces me hacía sentir pequeña, débil, como si no pudiera hacer nada sin ella.

Una vez más, mi mente trataba de racionalizarlo, de encontrar excusas. Kylie lo hacía porque me amaba. Porque me quería a salvo.

Entramos a la mansión, y ella me guió hasta el jardín trasero, donde una pequeña mesa estaba preparada con velas y flores. Todo estaba tan pensado, tan perfecto. Ella me pidió que me sentara y me sirvió una copa de vino. Mientras la luz de las velas danzaba entre nosotras, no pude evitar pensar en lo afortunada que era por tener a alguien como ella en mi vida.

Kylie se sentó frente a mí, tomando mi mano entre las suyas.

―Eres todo para mí, Malia ―susurró con voz suave― No quiero que pienses ni por un segundo que no te amo. Haría cualquier cosa por ti. ¿Lo entiendes?

Asentí lentamente, mis ojos clavados en los suyos.

-Tercer síntoma notable-

Me sentía tan pequeña, tan frágil bajo su mirada, pero al mismo tiempo, me sentía segura. Kylie era todo lo que siempre había necesitado, y aunque parte de mí sabía que había algo muy mal en todo esto, esa parte se volvía cada vez más pequeña. La voz de la razón se estaba ahogando bajo el peso de todo lo que ella me hacía sentir.

―Te amo ―le dije, y lo sentí como una verdad absoluta. Porque en ese momento, no había nada más real que ella.

La Malia de antes, no podría creer lo que siento y hago por amor, como deje todo atrás, incluyendo mis metas, mi carrera, mi tesis, mi vida independiente.

Y aunque cada vez que Kylie me miraba, podía ver algo oscuro en sus ojos, algo que debería asustarme... no lo hacía. Porque si esto es lo que significa estar atrapada, entonces nunca quiero ser libre.

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Estoy considerando hacer un maratón de 3 capítulos seguidos. Aunque tengo mis dudas, no sé si arruinaría la emoción de tener un capítulo diario, ya que nos acercaríamos mucho más rápido al final😜Ustedes deciden: ¿prefieren maratón o cap diario?

Estocolmo - Kylia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora