Cinco

263 27 2
                                    

+18

El cubrecama frío tocó toda mi piel.
Me sentía tan necesitada de Kylie, como nunca me había sentido.

Ella se subió suavemente en mi, agarrando mi cintura con sus dos manos como apoyo para acomodarse.

—Haz estado jugando conmigo ¿no?— murmuró para luego dejar salir una pequeña risa malvada. —Me toca.

Sus labios encontraron los míos con un beso desesperado, cargado de necesidad, su boca tomando la mía con una pasión que me hizo sentir como si estuviera perdiendo el control. Dejó mi boca para bajar lentamente a mi cuello, y cada uno de sus besos me hacía desear más. Sentía que estaba a punto de explotar de la ansiedad que me causaba su proximidad.

Mi cuerpo se tensó cuando una pequeña mordida en mi cuello me tomó por sorpresa. Solté un gemido involuntario, y Kylie lo notó. Ella sonrió, disfrutando del poder que ejercía sobre mí. Sin aviso, apretó mi busto con fuerza por encima de mi sostén. Pero en lugar de ser rápida, fue lenta y calculada, deslizándolo hacia abajo hasta que quedó a la altura de mi estómago.

Mis senos quedaron expuestos ante su mirada y el calor de la vergüenza se extendió por mi rostro. Kylie se rió en voz baja, disfrutando de mi incomodidad..

Sin más agarro uno de mis pezonera, empezó a jugar con el. Dolía, pero me encantaba.

Cerré mis ojos con fuerza en esto, pero los volví a abrir de golpe cuando sentí como metía uno de ellos a su boca. Ella no era muy cuidadosa, lo mordía, succionaba y yo gemía alto.

Ahora una de sus manos se metió en mis bragas, las cuales estaban totalmente mojadas. Acarició mi parte con ganas, haciendo que mi espalda se arquee con fuerza.

Dejo mis pezones y bajo con besos hasta mi intimidad. La imagen de Kylie entre mis piernas, viendo como mis bragas estaban tan mojadas y riendo burlona...era lo suficiente para que mi cuerpo no pueda más de la excitación.

—No me mires así— le dije, sintiendo el calor de la vergüenza mezclado con el placer. Pero no podía evitarlo, el control que tenía sobre mí era total.

Sus manos apretaron mis muslos, levantándome de manera que quedé casi sentada, con la espalda apoyada contra el cabecero de la cama. Entonces, sin más advertencias, su lengua recorrió mi intimidad por encima de la tela, dejándome completamente perdida.

El aire entre nosotras se sentía espeso, lleno de tensión, mientras Kylie se tomaba su tiempo en deshacerse de la última barrera entre nosotras. Quitó mis bragas lentamente, con una deliberación casi cruel, y cada segundo me hacía sentir más vulnerable.

Nunca nadie me había visto eso.

Quede quieta al sentir su lengua recorrer ahora mi piel desnuda. Sentía que podía desvanecer en cualquier momento. Pero entonces empezó a succionar fuerte, haciéndome jadear el doble.

Abrí mis ojos los cuales se sentían pesados y la vi, ella me miraba de rato en rato, para ver mis caras y ver si me estaba gustando. Aunque lo húmedo que estaba ahí abajo también era señal de lo bien que la estaba pasando.

Agarre su pelo, haciendo que no estorbe tanto, ayudándola a que me de más placer.

Justo cuando mis jadeos empezaron a hacerse más altos, paró. Dejándome confundida.

Ella lamió sus labios mojados de mis  propios fluidos y me miró coqueta.

—Date la vuelta— ordenó en un tono que podía hacer lo que me pida.

No dije nada, solo me voltee.

Nunca pensé perder mi virginidad en cuatro.

Sus dedos subían y bajaban hasta estar empapados. Metiéndolos con fuerza. Tanta que hizo que duela.

Sentía que me quemaba, no solo eran dos dedos, eran tres.

Solté un gemido de dolor, el cual en vez de hacer que ella parara solo la motivo más.

Agarro mi cintura y empezó a hacer estocadas con sus podridos dedos dentro.

~Ahh~ era el único sonido que podía hacer y decir, no me salían palabras, estaba demasiado excitada.

Ella abandonó el agarre en mi cintura y ahora agarró mi cabello, jalándolo hacia ella, haciendo ver casi al techo.

—¿Así querías jugar?— dijo agitada.

—¡Sí!— grité entre gemidos.

Otra vez esa sensación que hacía que mis ojos lagrimearan me invadió. Ella lo sabía, como no si tenía tres dedos dentro de mí y escuchaba mis gritos.

Y otra vez paró.

Me di la vuelta dejándome caer en la cama, pataleando enojada.

—¿Quieres más?— dijo tranquila, como si no estuviera cogiendome.

—¡Si!— dije frustrada. —¡Por favor!

Ella rió.

Me enojaba lo tan feliz que estaba, yo necesitaba más.

Ella apretaba mi cintura y seguía sonriendo embobada.

Sin más, baje mi mano, tratando de frotar mi punto.

Ella levantó una ceja y mordió su labio.

Ahora mis dedos entraban y salían, ella podía verlo en primera persona.

—Dios— susurré.

Abrí mis ojos y sin parar el movimiento de mis dedos la vi. Nuestras miradas eran fijas, embobadas, tan intensas que estaba segura que en algún momento ella me atacaría.

—No sé qué mierda haces— susurró. — pero odio siempre caer en tu juego— dijo atacando mi boca, tan rudo que estaba segura que la herida que tenía hace un tiempo podía volver a sangrar.

Ella agarró mi cuello violentamente, tanto que si ponía un poco más de fuerza el aire no me iba a entrar.

—Nadie, nunca más te va a tocar, solo yo— dijo entre dientes, mientras apartaba mi mano con la que me masturbaba de manera poco delicada.

Entonces volví a sentir sus dedos. Esos malditos tres dedos que me llevaban al puto cielo.

Su agarre en mi cuello le daba más fuerza a su otro brazo para meter sus dedos con más fuerza.

Mis gemidos volvieron a invadir el cuarto.

—¿Solo mía?— dijo agitada.

—¡Solo tuya!— chille sintiendo como lágrimas caían de mis mejillas.

Vi como su mandíbula se tensó y su piel morena resaltaba entre la luz del cuarto, parecía una maldita fantasía todo esto, ella era tan perfecta, que no podía creer que esto me esté pasando a mí.

Me animé a apretar uno de sus senos, que solo los tapaban aquella solera negra. Sus pezones estaban parados y apreté en que tenía en mano. Ella parecía estar disfrutando de esto.

Una sensación mas grande invadió mi vientre bajo, sentía que iba a desvanecer y a la vez sentía que podía llorar de placer.

Y entonces exploté.

Ella paró de mover sus dedos, también soltó mi cuello.

Lamió los dedos que estaban dentro de mí y me besó. Era el beso más delicioso de toda mi vida.

—————————————————————
Iba a subir este cap mañana pero estoy de muy buen humor JAJAJAJJA

Estocolmo - Kylia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora