𝙽𝚘𝚌𝚑𝚎 𝙳𝚎 𝚅𝚎𝚛𝚊𝚗𝚘 ||Fʏᴏᴅᴏʀ Dᴏsᴛᴏʏᴇᴠsᴋɪ||

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Porque existas un día más

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Happy Birthday!

El dolor en los ojos y laterales de su cabeza eran incómodos, más no lo suficiente para tomarse algo que disminuyera el sentir, pues su emoción por terminar de preparar todo antes de que Fyodor saliera del cuarto donde trabajaba era más fuerte.

Realizó todo con meticulosidad, cada detalle fue arreglado y creado bajo una mirada perfeccionista en busca de satisfacción tanto propia como ajena, más que nada guiada y visualizada para aquel a quien podía nombrar como su futuro esposo.

Salió desde la mañana de un día antes al supermercado por todo lo necesario para hacer el pastel que era del agrado de Fyodor, quien; insistió en que el mandado lo hiciera cualquier persona bajo su mando en vez de ella. Cosa que desistió por la terquedad en su actuar, a cambio de seguir sus regimenes en los cuidados que tendría durante su camino.

Adquirió todo, desde harina refinada hasta fresas frescas de temporada. Compro frascos que ocuparía para la fabricación de mermelada, agregando al carro los alimentos del diario.

Se tomó el tiempo de hacer todo desde cero, el relleno hecho a base de crema batida bañada en tres leches con fresas salpimentadas en no más de una onza de vino blanco, en rebanar con cuidado de no ser descubierta el panqué recién salido del horno.

Coloco más inciensos como nunca en su vida con el objetivo de que el olor no la delatará.

Todo esto realizado en la madrugada, para recibir al primer minuto el día onceavo de noviembre. Tenía que ser la primera y posiblemente, única en celebrar un día más la existencia de Fyodor.

Él era esa inesperada manta en la pesadumbre de una guerra, abrigadora con su encantadora delgadez y forma de ser, era aquello que la sentenció a la felicidad de sus propios propósitos y decisiones.

No entendía como era posible sentir cada glóbulos de sangre recordando en alegría por tan benevolente y magnífica existencia. Por dónde lo viera él era perfecto, era lo que siempre necesito y a quien pediría a Dios su eterna protección.

El dolor en sus extremidades era generado por la falta de sueño, pues a estas horas del día ya estaría totalmente perdida y desconecta de la realidad.

El reloj hizo un sonido, una alarma un minuto antes de ser las doce de la noche. Con rapidez acomodo todo en una bandeja para facilitar toda la maniobra que haría, subió con velocidad las escaleras, hasta estar parada en la puerta blanquecina que resguardaba su presencia.

Antes de abrir, prendió la vela de figura común y sin un determinio numérico, respiro hondo y dejo fluir toda la energía positiva acumulada en todo el periodo.

—¡Feliz cumpleaños, mi amor!

Fyodor se encogió en su asiento, su figura siendo iluminada por las pantallas no ocultaron su asombro y su finalización de atención a su deber.

Giro en su silla, su cara con visible falta de sueño no cambio ni un poco al verla parada frente suyo, más sin en cambio el corazón se le hundió, no en son de tristeza sino de una extraña pero agradablemente alegría.