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Él es tuyo y tú suya
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Parte II
La tela se arrugó y se desprendió del cuerpo ajeno en el momento en que la retiro de su posición destinada a estar, más ahorita no tenía que estar ahí, era un impedimento a su deseo y esa ropa no lo detendría.
Paso sus dedos por ese lugar, con movimientos que buscaban explorar el área, comunicando de manera indirecta que no había prisas.
La luz era tenue y le permitía lo justo para ver y delatar las reacciones que marcaban a fuego en sus almas una primera vez en un acto, uno en que cada cosa vivida sería nueva y lo harían con las ganas que se tiene al descubrir un tesoro.
Su tesoro.
Fyodor bajo su cabeza, enterrandola en el hueco entre el hombro y cuello de la mujer, aspiro el aroma que desprendía la piel de marfil creada para él. Se retiraron las capas que no permitían tocarse como querían, necesitados de una demostración más allá de un simple beso de labios.
Movimientos dulces de sabor mantequilla, dónde la saliva se derretía por la temperatura irreal que se desprendía con cada toque apasionado, creado con el fin de demostrar que tanto se deseaba poseer y entregar el cuerpo para ser uno mismo.
El aire desprendido de su boca se evaporó con el frío del ambiente, su cuerpo estaba tenso por mantenerse al margen, no buscaba asustarla con algún acto brusco.
Quería que todo fuera suave y único.
Lo quería todo de ella.
Los besos esparcidos y entregados eran espaciales, llevaban por escencia un cariño diferente a los anteriores. Caricias suaves dadas en un pétalo de flor recién descubierto, siendo cautivado por los bajas quejas emitidas de la boca de _________ en busca de más contacto en su piel.
Toques que llegaban más a fondo de lo que nunca se hizo, grabando en su memoria la textura de cada lugar en el que pasaba su mano. Sus ojos oscuros proyectando la nube que impedía un pensamiento cuerdo, el placer se manifestaba con cada toque que era magnifico.
