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Un buen montaje

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Comió de aquel pastel a base de tres leches una vez más, ansiosa de saciar sus antojos, con un cuerpo en proceso de adaptación, y nueva fisiología.

Todo estaba sucediendo con una velocidad que la ponía en mal estado, estresada, con ese deseo de tener el poder de revertir el tiempo, detenerlo. Evitar el inicio de una etapa de su vida, una que ya no compartiría más con su salvador, con su guía, con su Dios.

Solo le tocaba recibir el impacto de la realidad de frente, y hacer su parte, tenía que seguir girando la rueda del tiempo, admirarlo con devocia para rogar un beso de cupido en su piel, que le reviviera la sensación de seguir siendo amada, deseada, utilizada y siendo servible para él.

Se ajusto más a su cuerpo la sudadera tejida para aminorar el frío de la bodega clandestina a dónde fue llevada, desde la mañana todo proceso que tenía entendido fue cambiando, todo sucedía con rapidez y solo le quedaba confiar en que el ojo de Dios la protegía y vigilaba su bienestar, tanto de ella como del de su bebé.

Él era el ancla de su estabilidad en los años que venían llenos de pesar y caos, era su guía y su futuro.

Miro a un grupo pequeño de tres personas sacar un maletín grande y dirigirse a un costado de ella dónde yacia una puerta metálica vieja, con luces mal puestas pero suficientemente buenas para otorgar la luz que se necesitaría.

Soplo sus manos, buscando darse calor, todo empezaba a marearla, el ambiente y los estímulos que estos le daban no ayudaban en nada, pronto dejaría de existir y pasaría a ser una desconocida para el mundo. Le daba beneficios y un futuro libre de persecución, a consecuencia su nombre dejaría de estar en la lista de desaparecidos y recompensados para aquella persona que supiera algo de su paredero. Pero eso implicaba una nueva identidad, sin dejar de vivir en lo recóndito y pasando de estar en lo oscuro e inexistente del mundo, a lo gris y a la sutileza de un leopardo en caza.

—Señorita Dostoyevski, necesito que entre por favor— un hombre de bata completamente blanca y de máscara de humo le hablo, ___________ por instinto retrocedió.

No podía aceptar, hacer caso, obedecer o ejecutar, porque esa orden no provenía de Fyodor, y ella, sin importar qué, no haría algo que no fuera bajo la voluntad de su marido.

—¿Dónde está Fyodor?

Él hombre siguió manteniendo sus brazos cruzados atrás en su espalda, formal y responsable en su actuar.

—El líder todavía no llega, pero eso no afecta en el proceso por el que estoy encargado, en cambio, su desobediencia si perjudica el proyecto— le extendió la mano, invitandola a seguirlo—. Por favor, entre e iniciemos con la transfusión de–

—No me importa si perjudica o no tu asqueroso proyecto— lo interrumpió de inmediato, llevando una mano a su estómago ligeramente hinchado—, no pienso entrar si no está mi esposo, y mucho menos poner en peligro a mi bebé, así que cierra la boca si no quieres que te la costure.

Se puso rígido, su mano se cerró y la regreso como cordero asustado a su antigua posición.

—Comprendo que tenga miedo, pero el tiempo está contado, no podemos esperar más.

𝙽𝚘𝚌𝚑𝚎 𝙳𝚎 𝚅𝚎𝚛𝚊𝚗𝚘 ||Fʏᴏᴅᴏʀ Dᴏsᴛᴏʏᴇᴠsᴋɪ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora