𝙽𝚘𝚌𝚑𝚎 𝙳𝚎 𝚅𝚎𝚛𝚊𝚗𝚘 ||Fʏᴏᴅᴏʀ Dᴏsᴛᴏʏᴇᴠsᴋɪ||

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Un buen procedimiento

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Capitulos finales

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—Bien, le explicaré al lujo de detalle cuál es la metodología y la praxis a seguir para lo que solicito, señor.

Aquella vieja habitación se sumió en un silencio pulcro, perverso. Dejando en suspensión de un hilo fino una verdad irrefutable, vacía de humanidad o valor figurativo de dignidad blanca y respeto mutuo.

Fyodor pico con su dedo índice maltratado –y recientemente sanado– repetidas veces la mesa de roble puro barnizada para su buena conservación, paciente y sin ningún tipo de prisa. Aunque hubieran un millón y medio de agencias privadas, departamentos públicos y gente con toda la disposición tanto económica como sistemáticamente, no le impedirían jamás vivir un instante estar a lado de ________ una vez más.

Una vida más.

El tiempo era contado, y caía de gota en gota. Constante, castrante. Era la última vez que la vería y confirmaría bajo la verdad de su mano la existencia de su piel, de su cabello, de su figura, aquella que estaba cambiando por el desarrollo de su hijo, pero sobretodo; de su beneficiosa existencia.

—Adelante, no guardes silencio y dímelo.

El médico de porte pulcra y mente llena del conocimiento exacto y sobrante sobre el cuerpo humano, sintió los huesos de la garganta contraerle el aire e impidiendo el deslizamiento de su saliva, doloroso.

No era cualquier permiso otorgado por una persona, era el mandamiento de una orden por un Dios.

Sin reparos, levantó su cuerpo e imito con gracia los movimientos de un actor musical al explicar de inicio a fin todo lo que consistía su planificación. Aquel que era el funeral para toda una realidad.

Aplastando cabezas, arrancado identidades.

La sonrisa fina y elegantemete maldita nunca se desvaneció de su rostro, visualizando como se llevaría acabo las cosas, repasando inumerable de veces todos los que tuvieran las posibilidades de colocar trabas en sus objetivos.

Y absolutamente todos llegaban a la misma línea de meta:

No lo podrían detener.

—Entonces...— el médico cerró la boca de inmediato, abriendo la pauta de la dialéctica a Fyodor quien se había levantado para comenzar a caminar a la salida del lugar, una silenciosa invitación a qué lo siguiera—. ¿Cuántas personas necesita exactamente?

Admiro desde atrás la sencillez extraña y magnética con la que caminaba Dostoyevski, por un momento la oscuridad de la bodega lo envolvió por completo, pero él jamás escapó, y las manos que lo jalaban para poder derribarlo se encogieron embarradas de miedo, ellos si escaparon de su presencia.