Entre dos mundos || Merodeadores

Capítulo 25

Primer Acto || Parte Veinticinco

"Un compromiso que no puede pasar"

Lorcan corría a través de los corredores de Hogwarts, su corazón palpitaba en un frenético ritmo que apenas podía controlar. No podía aceptar que su prima estuviera ya comprometida, atada sin su consentimiento a los caprichos de la familia Black. Por su mente pasaban posibles soluciones, pero ninguna parecía poder librarlos de aquella red que, inevitablemente, los conducía hacia las garras de Voldemort.

Al girar en la última esquina, encontró a Regulus conversando con Artemisa y Adonis junto a los jardines. Al ver a Lorcan, el trío se interrumpió y lo observó, alarmados por la expresión en su rostro.

—¿Qué sucede, Lorcan? —preguntó Artemisa, con una preocupación latente en su voz.

Lorcan no se tomó ni un segundo para ordenar sus palabras.

—Artemisa, Regulus... Walburga Black ha propuesto un compromiso entre ustedes dos. Bella envió una carta para anunciarlo a Narcissa, y todos en la familia ya lo están celebrando.

La sorpresa y el desconcierto oscurecieron el rostro de Regulus, mientras que Artemisa palideció, sus labios temblorosos formando apenas una pregunta:

—¿Compromiso? ¿Con Regulus?

Adonis avanzó un paso, sus ojos fríos como el acero, observando a su primo.

—No podemos permitir esto, Lorcan. Mi hermana no es una posesión de los Black.

Regulus frunció el ceño y miró a Artemisa, visiblemente perturbado. Se llevó una mano a la cabeza, visiblemente incómodo.

—Arty, te prometo que no permitiré que nadie te obligue a algo que no quieras —murmuró en voz baja, con una intensidad que casi escondía el tono fraternal de su voz—. No soy parte de sus planes; soy parte de nuestro propio destino, ¿entiendes?

Artemisa, todavía en shock, asintió, pero sus ojos mostraban una mezcla de miedo y determinación. Tomó la mano de Regulus y luego la de Adonis.

—Entonces, lucharemos —dijo finalmente, con una voz apenas audible pero llena de convicción—. Sea como sea, encontraremos la forma de mantenernos juntos y libres.

Lorcan observó el compromiso en los rostros de sus primos y Regulus, el incipiente Trío de Oro, y sintió una chispa de esperanza, aunque la preocupación seguía rondando en su mente.

Artemisa y Adonis intercambiaron una mirada llena de determinación. Los Scamander estaban acostumbrados a sobrevivir en situaciones adversas, pero el tener que enfrentarse a una amenaza tan personal como este compromiso forzado era algo completamente nuevo.

—Entonces, ¿cuál es el plan? —preguntó Adonis, sin despegar la vista de Regulus.

Regulus frunció el ceño, aún claramente afectado por la noticia. Para él, todo esto era igual de sorprendente. Aunque estaba acostumbrado a las expectativas de su familia, jamás pensó que Walburga intentaría controlar cada aspecto de su vida, y menos a través de un compromiso sin su consentimiento. Pero en su mente, ya se estaba formando una estrategia.

—Mis padres no toleran la desobediencia, pero si logramos convencerlos de que un compromiso sería políticamente inapropiado, al menos podríamos posponerlo —explicó Regulus, con un tono bajo pero cargado de resolución—. Por ahora, eso nos dará tiempo para pensar en algo más definitivo.