Capítulo 19: Nuevas cartas...

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Encendí la luz de mi habitación, cogí el nuevo sobre y lo abrí. Este contenía una carta de un color verde claro con letras escritas en negro. Sin pensarlo más, me puse a leerla y en ella ponía:

"No hagas caso de sus palabras, ni de sus cartas, de nada de lo que te haga o diga, por favor, ese ser solo quiere acabar contigo y todo porque en...."

No ponía nada más, solo eso. La carta estaba a medias, sin acabar, era imposible, justo cuando me dan a conocer el motivo por el cual estoy pasándolo tan mal en esta vida mía, va y no hay nada más, esto era tener mala suerte o algo por el estilo. Pero espera... ¿Quién era?. No lo sabía pero parecía alguien del lado opuesto a este ser. No paraba de darle vueltas a quien podía ser, llegué a pensar que era mi hermana, pero ¿Cómo iba a ser ella si estaba en el más allá? Era ya muy tarde, llegaba a pensar tonterías.

Al día siguiente me desperté a las 12 del mediodía, me acosté bastante tarde tratando resolver el misterio de las nuevas cartas que no me solucionaban nada, las que no me daban nada a entender. Solo quedaba un día para que mis padres pusieran fin a su estancia en Alemania.

Este día en el que desperté me fui al campo de Brenda con Emma y Kleo'. Estuvimos allí todo el día, otro más sin ningún acontecimiento extraño. Mi sonrisa volvió a nacer de mis labios, estaba segura en que era la persona más feliz del mundo en esos días en los que ya entendía el significado de la palabra felicidad, en que sonreír era algo opcional y no obligatorio, todo era perfecto, pero claro, siempre fuera de casa, sin pasar por la puerta del infierno que era esta, la de la entrada.

Llegué a casa a las 2 de la madrugada, se me hizo un poco tarde de lo normal pero no pasaba nada, no había nadie en casa, bueno, en realidad sí, el incordiable ser. Abrí la puerta, no se oía nada, perfecto. Subí a mi habitación y tropecé con una baldosa que se había levantado un poco de su sitio, que raro. La puse de nuevo bien y, enseguida me tumbé en la cama para dormirme a los 5 minutos.

Andaba dirección al puente, otra vez, salté la verja de nuevo para quedarme con las piernas colgando en el borde, mis lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos... Me levanté, mire abajó y si, llegó la hora. Levanté mis brazos para ponerlos a una distancia igualada del cuerpo y ligeramente me dejé caer al vacío enloquecedor que causaría mi muerte. No había vuelta atrás, se acabó.

Desperté, estaba sudando, mi respiración iba muy rápido, solamente era un sueño, nada más...

Espero que nunca se hiciera realidad...

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