Capítulo 26: ¿El Fin?...

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Ahí estaba yo, plantada ante él, con el comedor incendiándose cada segundo aún más, esta vez no tenía miedo, sabía que no podía perder, algo en mí me lo decía. Sujetando la estrella del infierno la cual rompí un trozo de aro que la rodeaba, decidí que ante aquel espectáculo que en segundos se había formado en mi casa tenía que terminar de deshacerme de ella para acabara con todo esto y empezar de nuevo mi vida, la que tenía antes de que comenzara la historia de terror que estaba viviendo.

Un golpe más y el aro se rompió por completo, sus piezas cayeron al suelo y desaparecieron, ya quedaba menos. Pero el fuego cada vez estaba más cerca de mí y las grietas se iban aproximando, si seguía en el mismo sitio posiblemente caería al subsuelo y las llamas por fin terminarían conmigo, poniendo fin a mi existencia. Por eso fui hacia la puerta del comedor, pero él se plantificó allí, sin dejarme escapatoria alguna. Cada vez estaba mas cubierto en llamas el salón, ya no sabía que hacer, o sí. Continué rompiendo la estrella, cada martillazo parecía hacerla más débil, cosa que me alegraba, aunque esos momentos no eran los adecuados como para alegrarse mucho la verdad.

Sus ojos cada instante menos luminosos, me miraron con una mirada que podía matarme en unos segundos, era más aterradora de lo que ya lo era antes. Pero nada iba a impedir que continuara con mi plan. La estrella, por fin, se partió en dos con el último golpe que realicé en ella.

Se estaba volviendo loco, estaba claro que la cordura con ese último golpe la había perdido, pero, en realidad, ¿Cuándo ese monstruo había tenido cordura? Retiré lo último pensado. 

Estaba  completamente descontrolado, su sombra cada vez se extendía más por el salón hasta llegar a un punto en que lo ocupaba todo y quedó completamente a oscuras cualquier rincón de este, no se podía ver nada, excepto el resplandor de sus ojos debilitados , de poca vida. El fuego se detuvo, al igual que las grietas, lo podía notar. Tenía muchas más posibilidades de ganar que él.

La estrella partida por la mitad seguía en mis manos, pero él creó una ráfaga de viento que hizo que esta se cayera al suelo. Pero al caer, en seguida la recogí y me di cuenta que estaba otra vez intacta, sin su aro, claro esta. La tomé entre mis manos de nuevo, no me dio tiempo a seguir rompiéndola. En seguida pude ver que las paredes de mi comedor se iban estrechando, juntándose hacía mí y su objetivo es que las dos me alcanzaran y acabaran conmigo. Nada iba a acabar con la Anthea que era yo ahora, nada ni nadie. Antes de que se juntaran hacia mi, di un último golpe a la estrella, era el definitivo, si este no la rompía, se acabó. Pero, en efecto, este la rompió y cayó al suelo en forma de mil pedazos. Pero de repente no podía ver nada, empecé a oír gritos desgarradores, estaban dentro de mi cabeza. Mi cuerpo se debilitaba por momentos y poco me quedaba para perder el equilibrio. Mis manos soltaron el martillo. Y sin darme cuenta, ya estaba yo en el suelo, la última imagen que pude ver era la de aquel monstruo gritando, muriendo. Me adentré en un sueño profundo, del cual quien sabe si despertaría.

¿Había acabado con él, no? ¿Pero por que me pasaba esto...?

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