20

748 75 11
                                    

Gianfranco estaba apurado buscando las llaves de su auto, se le estaba haciendo tarde para darle una sorpresa a Camila.

Alzaba los cojines del mueble, se agachaba y miraba bajo la cama, buscaba en el baño y hasta en la heladera pero no las encontraba.

— ¡La concha de la lora!, ¿dónde mierda esta esa llave del orto?. — Dijo desesperado, según sus cálculos llegaría con el tiempo justo y no alzaría a comprar las flores favoritas de la morocha. Tiró todo lo que encontraba por su paso y ya rendido alzó su chaqueta jean encontrando las llaves que tanto le habían hecho perder el tiempo.

Bufó e irritado se puso la chaqueta para salir a las corridas de su departamento, según el gps llegaría en 43 minutos. Es decir 3 minutos después de la salida de ella, teniendo en cuenta que se demoraba 10 minutos en salir, tal vez si alcanzaría a comprar las flores en el kiosko de la esquina.

Hace unos días en el Barrio Chino le había hecho una declaración de intensiones y desde ahí se estaba esforzando para que todas sus acciones digan todo lo que le costaba decir a él.

Siendo ya jueves, había decidido cancelar una salida con los botellas caras para llevarla a ver una obra de teatro de la que tanto había hablado en los últimos días. "En otras palabras", protagonizada por Andrés Gil y Gime Accardi en el Metropolitan. Una obra sobre el amor afectado por el alzhaimer y demencia en el paso del tiempo. Había sacado las entradas el mismo día esperando que la morocha no tenga planes y la sorpresa le salga bien.

Se metió en todas las calles que el gps le marcaba como atajos para poder llegar a Cabildo y aun así el tráfico no le estaba ayudando. Puteo al aire y en un semáforo en rojo contesto un mensaje que Cami le había mandado.

Ya quiero ir a casa, pedir un cuartito de helado y ver una peli.
Queres cenar conmigo, antes de irte al boliche?
*Sticker de un gatito triste*

Te aviso.  ✓ ✓

Che pero ponele onda.

No le volvió a responder porque el semáforo se puso en verde y se hecho a reír por la respuesta de ella. En la radio sonaba Como eran las cosas de Babasónicos, él marcaba el ritmo de la música con sus dedos mientras golpeaba levemente el volante. Todo saldría bien.

Ya a más de mitad de camino, en otro semáforo chequeo su celular y se percato que Cami había escrito en el grupo que compartían con sus amigos, diciendo si alguien quería ir por una birra. Guada le había respondido que ella podía pero que avance hasta Palermo Soho que estaría por ahí tipo 18h30 con unos amigos. Llamó a Guada y no obtuvo respuesta, así que le mando un audio mientras avanzaba en el auto, explicando el porque ella no podía salir con la morocha.

La respuesta al audio no demoro: "Amigo, ¿vos al teatro y a una cita? Na, si sos un ternero. — Se reía a carcajadas de él. — No lo puedo creer boludo pero me encanta esta faceta de toro enamorado y hasta las manos por una brujita. Ya le escribo que me espere en su trabajo que la paso yo a buscar para que no se vaya. Pásenla lindo y cuídala boludo, que si no juro que tus pelotas me las pongo de arete" Siempre tan sutil, pensó él.

Llegó a la puerta del edificio y como si el destino lo hubiera planeado un carro iba de salida así que le cedió su espacio de parqueo.

Caminó hasta el kiosko, compró las margaritas y girasoles que tanto le gustaba a Cami, junto a unos alfajores.

Se sentía nervioso y algo inquieto, ni cuando era adolescente sintió tantos nervios como ahora.

¿Realmente está enamorado? ¿O es porque se trata de ella? ¿Y si era mucho presentarse así en su trabajo?

¡DE CERO! | GiamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora