Suponer: Considerar como cierto o real algo a partir de los indicios que se tienen.
El reloj del sábado marcaba las 12h12, número espejo, una adormitada pero asustada Camila saltó de la cama.
Se sentía perdida y algo confundida, miró al lado derecho y vio al morocho de sus sueños durmiendo con mucha paz. Supo que lo que había pasado la noche anterior no había sido un sueño, que había sido más real de lo que algún momento lo pensó.
Gian estaba abrazado a ella, cuchareándola, tenía una ligera pero notable sonrisa en su rostro. Ella se giró como pudo o tanto como el morocho se lo permitía, tocó su cara rozando sus dedos por su casi inexistente pero creciente barba.
A ella le parecía una locura como podía verse tan hombre y tan niño a la vez. Se acercó ligero y rozó sus labios en la boca ajena, no quería que el sueño se le acabe.
De a poco se levantó de la cama y visualizando donde se encontraba su ropa fue en completo silencio a recoger sus prendas.
Se sentía rara y aunque no quería huir no se sentía lo suficientemente lista para afrontar una conversación sobre sexo con su mejor amigo, si bien no era la primera vez que pasaba fue tan intenso que le descolocó un poco todos sus pensamientos. No quería decir algo de lo cual no quería escuchar la respuesta contraria porque como sabemos es más fácil suponer que todo saldrá mal antes de que bien.
Se fue hasta el living y se apoyo sobre la mesada como poniendo en orden sus pensamientos, ya no tenía 19 como la primera vez en la que estuvo con Gian, ahora era adulta y tenía que actuar como tal sobre todo por toda la terapia que tenía encima.
Suspiró agotada por todo lo que su cabeza esta procesando en ese momento, era un verdadero quilombo.
Seguía medio en culo tan solo con la camiseta que el morocho le había dado unas horas antes, una de Jurassic World desgatada que ella misma le había regalado por su cumple número 21.
Inconscientemente pero consciente de la prenda que tenía encima sonrío, mientras sintió una bola de pelos restregarse por sus piernas.
Era Torino, un gato gordo de color gris, con una mirada profunda de color naranja.
- Hola Torino, tenés hambre o querés mimos? - Dijo la morocha bajito para que el dueño del mismo no se levantará.
Camila se agachó a la altura del gato y lo cargo, llenándolo de besos, si bien ella no era tan amante de los gatos; Torino la había embobado solo con mirarla.
- Vení gordito que te busco comida hasta que papá se levanté. - Anduvo en la cocina buscando la comida del nuevo amiguito que había hecho hace 2 minutos.
Encontró lo que buscaba, le sirvió la comida y se quedo admirándolo, Torino había logrado que su mente se apague y deje de atormentarla tanto que no se percató que Gian estaba detrás de ella dispuesto a abrazarla y no dejarla ir.
- Boludo, no podes asustarme así. - Dijo Cami sobresaltada apenas sintió la boca de Gian en su cuello.
- Vos no podes levantarte y dejarme solo en la cama. - El morocho le habló al oído mientras besaba su cuello.
- Epa como nos levantamos. - Dijo una Cami entregada a lo que Gian quiera hacerle, ella simplemente estaba en estado líquido.
- Me estoy cagando de frío, volvamos a la cama para calentarnos.
Caminaron hasta la habitación pegaditos, Gian detrás de ella mientras la abrazaba, él realmente no quería dejarla ir.
- Fría la ducha que te tenes que dar gordo. - Le dijo la morocha riéndose de su calentura.
- Si me das una mano es más fácil además no te hagas que estás igual. - Dijo Gian rozando su mano por sobre sus pezones mismo que se transparentaban por la camiseta.
Se rieron, cada uno recordando situaciones anteriores entre ellos. Se besaron y abrazaron mientras caían a la cama a seguir aferrándose al otro.
Cami tenía miedo que aquel acercamiento entre ellos solo sea sexo y Gian por su parte se sentía patético de estar hasta las manos con su mejor amiga pero no animárselo a decir por miedo al rechazo.
Eran dos boludos que estaban un poco rotos.
Ella suponía que él seguía siendo el mismo gato que era cuando se fue.
Él suponía que ella no le iba a dar bola por todo el embole que era él.
Ella suponía que habían otras que habían ocupado su lugar en esos 3 años de ausencia.
Él suponía que ella había descubierto mejores personas, mejores que él.
Ella suponía que él nunca la iba amar por qué quien podría querer su amor.
Él suponía que ella merecía alguien mejor, alguien que no le haga daño como él.
Solo había un instante en donde toda duda que tenían hallaba respuesta y era cuando se miraban a los ojos.
Cami alzó los brazos y sin perder el contacto de la mirada, Gian sacó la prenda que tenía la morocha encima; está se recostó y ya conscientes, sin alcohol en sangre, el morocho beso cada zona de su cuerpo, con una paciencia infinita. No quería perderse ningún detalle de ella, quería contar sus lunares y pecas, sus cicatrices.
Cami se levantó poniéndose a la altura de él, ambos estaban ahora medios arrodillados en la cama.
- Te acordás que te dije que tenía algunos tatuajes que tenías que descubrir? - El morocho asintió. - Asumo que por la oscuridad de la noche no viste todos pero hay uno en especial que quiero que veas.
Ella se giró y alzó su cabello. Del lado derecho debajo del omoplato había un trazo finito, delicado y discreto de una G, visible solo para quien la miraba con dedicación.
- No importa qué, vos siempre ibas y vas conmigo. - Dijo Cami con un hilo de voz, casi inaudible pero lo suficientemente fuerte como para revolucionar el corazón del de ojos rasgados.
Gian paso sus dedos, besó despacio su piel, con su mano libre cogió la cara de ella y sobre su boca susurró: En estas y todas las vidas, vos y yo.
Y así cada uno declaró su amor por el otro, se prometieron ser eternos, a su manera, con miedos y un montón de dudas.
Aunque aún falte mucho para que puedan amarse libres y sin miedo, estaban seguros de que iban a estar para el otro porque su amor tal vez, si suponemos, estaba destinado a encontrarse de todos modos.
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¡Hola, he vuelto!
Septiembre un poco me revoluciona y un poquito me puso en blanco.
Hoy fue un programa con cosillas Giamila y yo estaba chocha. Genuinamente me da felicidad.
Gracias a quienes leen, sí bien es una historia un poco más "seria" o "diferente", me hace feliz saber que hay quienes esperan por seguir leyendo un capítulo más.
Escuchen Prometo de Pablo Alborán en su versión acústico 2022.
Con amor, L.

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¡DE CERO! | Giamila
Hayran KurguSi vuelve a tener sentido que yo vuelva a estar contigo, ya no tendremos que empezar de cero... O si? #Giamila