¡DE CERO! | Giamila

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Todos estaban ansiosos por terminar de cursar el último año, faltaban 2 días para que acaben las clases y comiencen los exámenes finales.

En casa de Cata se encontraba reunido el grupito de siempre. Cata, Nico, Marti, Tato, Guada, Gian y Cami.

Según ellos estaban finalizando el proyecto de grado que les habían encargado.

- Dale loco, hay que terminar esta poronga y si siguen pelotudeando nos quedamos hasta el finde con esto. - Gritó Guada estresada de que cada uno ande en la suya y no colaboren.

- Yo ya hice mi parte y con eso me libero. - Dijo Gian mientras se paraba a buscar algo de tomar.

- Cállate boludo que quien hizo tu parte fui yo y aun estoy tragado con la mía. - Tato se quejaba ya qué por una apuesta perdida tuvo que hacer sin chistar ambas partes.

Gian fue a la cocina mientras revisaba su celular, planeaba en el chat de los pibes un partidito de futbol tenis. No se percató que Camila estaba ahí en una llamada. La vio y parecía muy risueña, pesé a que ella siempre se quejaba de hablar por ese medio.

- Dale Agus, nos vemos hoy a las 20h. Te mando un beso. - Gian la miraba incrédulo, para él era raro que su mejor amiga vaya a salir con Agustín y ni siquiera le haya comentado nada. - Sí, más tarde te doy uno posta.

Dicho esto Cami cortó la llamada y se giró para salir de la cocina, encontrándose con un Gian serio.

- La puta que te parió Gianfranco, cómo concha vas aparecer así? - Dijo la morocha mientras se ponía la mano en el pecho del cagazo que se había pegado.

- Cómo así no me contaste que vas a salir con Agustín? - Gian se cruzó de brazos mientras esperaba una respuesta.

- Pará boludo que no sos mi viejo, además que te quejás si cuando vos vas detrás de cada gato no me cuentas nada.

- No mientas negra, bien que te cuento. No todo pero te cuento.

- Ni tidi piri ti ciinti, bueeeeee. -Dijo Camila mientras viraba los ojos.

- Cóntame, estoy esperando me digas como así saldrás con ese boludo.

- Cállate si.

Cami se disponía a salir pero Gian en un movimiento rápido quedo cerquita a ella, casi robándole el aliento.

- Seguís enojada porque chamuye a Brisa. - Le dijo Gian en un susurro muy cerca de la boca mientras se hacía el canchero, el hdp sabía lo que ocasionaba.

- Seguí haciéndote el cancherito y no te voy a perdonar posta, una sola cosa te pedí y es que no con mis primas. Vos vas y hac... - Cami no pudo seguir hablando, el de ojos rasgados le besó la comisura del labio y le dijo perdón. Ella teniendo la mayor de las debilidades por el toro, le sonrío y se alejó de él para seguir en lo suyo.

Con los Gianfranco y Camila de 25 años las cosas eran diferente, luego de que se reencontraron en el cementerio decidieron ir a tomar un café. Para dialogar de todo lo que se habían perdido en estos casi cuatro años en lo que habían decidido por voluntad propia alejarse. Para reconstruirse y volverse a unir.

Era tal el nervio que ambos sentían que no hablaron en el camino, iban caminando lento y de repente rozaban sus dedos. Se miraban de reojo, sonreían y pensaban 500 cosas por minuto de la ansiedad que se generaba.

Llegaron a la cafetería, ella se sentó en una de las mesas del fondo, alejada de las demás personas mientras él iba a pedir los cafés a la barra. Él previamente había acordado que pagaría la orden y aunque ella se resistió, terminó cediendo luego de que él le sonriera mínimamente.

- Cómo has estado Cami?. - Le pregunto él, mientras la escaneaba de a poco para no perderse ninguno de los detalles que los años habían puesto en ella.

Se dio cuenta que ya no era tan morocha, tenía un ligero toque rojizo en su cabello, que tenía ahora un arito en la nariz y que se había hecho un flequillo.

- Ahora estoy mejor y vos?. - Le respondió de manera tímida, mientras jugaba con una servilleta que había encontrado en la mesa.

- Aún no perdés la manía de jugar con algo mientras estás nerviosa. - Le dijo él, sonriendo. - Y ahí voy, ahora es un gran día.

- Hay cosas que no se pierden viste, por ejemplo mis manías siguen así como sigue tu manía de morderte el labio.

Se rieron ambos, despacito y chiquito, como si alguien los vaya a pescar en una travesura.

Siguieron conversando de cosas banales, sobre sus amigos, de las cosas de Buenos Aires, de la música que sonaba en el café.

Aquel día no profundizaron la charla, sabían con solo verse que no estaban en el mejor lugar para hablar de todo lo que les dolía.

Sin embargo Gian se enteró que Cami estudió diseño, que trabajó el primer año en el exterior de mesera en 2 lugares al mismo tiempo, que pudo conocer Ámsterdam, que estaba buscando departamento y trabajo, que se hizo 7 tatuajes que tendría que descubrir.

Ella por su parte visualizó los cambios que el morocho tuvo, se cortaba ahora el pelo más cortito, usaba un arito en la oreja izquierda, tenía un tatuaje visible en el ante brazo.

También se enteró que se retiró de la facultad de derecho, que estudió producción, que trabaja en una de las mejores productoras del país, que adoptó un gato y se llama Torino, que su vieja se separó de Antonio.

Se rieron, se abrazaron y conectaron, ambos en aquel café sintieron que habían roto una barrera que sin darse cuenta se habían puesto con todo lo acontecido en sus vidas.

Gian prometió ayudarla con la búsqueda del departamento, Cami por su lado le dijo que quería conocer a Torino. Prometieron también armar una salida para reencontrarse con todo el grupo.

Se despidieron sintiéndose más ligeros, cada uno caminó por su lado y antes de doblar en la esquina se miraron de nuevo, asegurándose que por más que haya una despedida, esta no sería eterna.

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¡Hola!

He vuelto y con una cuenta en twitter, bue x. Pueden seguirme allá por si quieren, estoy con el mismo usuario de aquí @unachicadelibra.

Sentí que hubieron pocos momentos Giamila pero seguimos aferradas al barco. ¿Les pasa lo mismo?.

Otra cosa, ojalá que la one de Argentina vaya a TDT, así Cami conoce a Lali. Y yo vivo mi momento más cholulo.

Eso sería todo, pero antes escuchen Una vuelta más de Conociendo Rusia.

Ahora sí, cambio y fuera.

Con amor, L.