El despertar junto a la persona que amas y sentir como te tiene abrazada con sus piernas, dándote calorcito evitando que sientas el frio de las mañanas. El humito del café o mate, junto a unos pancitos de miga con queso y jamón o facturitas recién hechas. Sentarte a tomar el solcito en el balcón de casa mientras te hacen mimitos que te reconfortan el alma.
Eso estaba viviendo Camila en su domingo y en ese mismo orden, con la diferencia que ahora acariciaba el gato que se puso sobre sus piernas a ronronear.
Gian le entregaba el mate mientras le sobaba lentamente su brazo por sobre el buzo que cargaba puesto.
—Me gustan tus mates —él se rio por su cumplido y beso su cachete sonoramente.
—Amor tenés una carita, ¿te sentís bien? —preguntó Gian al verla con sus ojitos algo perdidos y tristes.
Ella suspiró fuerte mientras asentía despacio, tratando de evitar las lágrimas que se acoplaban en sus ojos.
—Ay mi amor, vení —Torino saltó de las piernas de Cami cuando Gian la alzó poniéndola en sus piernas como un bebé. Ella lo abrazó y hundió su cara en su cuello, dejando que las lagrimas rueden. Él por su lado le hacia mimitos en el cabello, la contuvo y espero que ella quiera hablar.
Por los años de conocerla sabía que cuando una situación la atravesaba lo mejor era dejarla hacer catarsis para que limpie un poco ese peso que cargaba encima. De fondo sonaba la playlist que juntos habían escogido para ese domingo y acompañando ese momento se quedaron así unos minutos.
—Como es que todo el tiempo quiero abrazarte —comenzó a cantarle bajito mientras sentía como la respiración de ella se calmaba—. Yo te puedo mostrar mi corazón sin decir que te quiero —sintió que sonreía sobre su cuello—. Para estar así, todo el día así, con vos así.
—Te amo sabés —dijo ella alzando su cara para que la mirara. A él le provocó ternura, tenía las mejillas enrojecidas y húmedas de las lágrimas que habían rodado por ahí. Limpió con sus pulgares los rastros de lágrimas y besó lentamente sus parpados y mejillas. Esa acción a ella le apapacho el alma, haciéndola sentir en calma y con una sensación de hogar.
—Yo te amo a vos. ¿Querés contarme? —preguntó él, dándole el espacio para que hablé si así lo quisiera. Cami siempre amo eso de él, siempre entendió sus tiempos; incluso en su peor momento le dio el espacio que ella necesitó.
—Siento que me acostumbré a tanto caos, que ahora que las cosas van bien me asusta —suspiró agotada—. Tengo miedo que esto se acabé.
—¿Por esto te referís a nosotros? —ella negó. Él tomó su mano jugando con sus dedos.
—A la calma en la que esta mi vida, me da miedo dejarla de sentir y atravesar nuevamente algún dolor.
Gian buscó las palabras adecuadas para expresarle que todo estaría bien. La entendía, vivió parte de ese caos con ella y desarrolló esos mismos miedos al casi perderla. —Es parte de la vida amor, la diferencia es que ahora no estás sola. Lo que sea que se venga lo vamos afrontar juntos.
Ella sonrió y lo besó, que suerte de ahora afrontar estos bajones con compañía. —Tenés una voz muy linda mi amor desde ahora me cantarás vos a mi —dijo haciéndolo reír.
No todos los bajones de domingo son iguales y se afrontan de la misma manera. Cami tenía la compañía del hombre que la tiene enamorada, haciendo sus días un poquitos más fáciles pero también tiene a sus amigos que desde que los conoció vienen curando su alma y esperaba que ella la de ellos.
—Pero miren quienes son. La pareja más linda de toda Argentina —dijo Martina una vez que les abrió la puerta de la casa de sus papás en Lomas. Aprovechando que se habían ido de viaje, les tomaron la casa para aprovechar la piscina y hacer una juntada.
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¡DE CERO! | Giamila
FanfictionSi vuelve a tener sentido que yo vuelva a estar contigo, ya no tendremos que empezar de cero... O si? #Giamila