23

1.1K 84 28
                                        

POV GIAN.

Cuando la enfermera preguntó si yo era el padre del bebe que Cami esperaba se me detuvo el mundo. Y no porque no desee un mini torito con ella sino porque no lo esperaba ni estaba preparado para algo así. Literalmente casi tengo un infarto porque no aparecía Camila y ahora estoy escuchando que voy a ser padre mientras la mamá de mi supuesto hijo esta pálida por la noticia.

—¿Vos no sos la paciente Martínez? -Cami negó sin pronunciar palabra alguna, asumo que estaba igual de impactada que yo-. Ay nena, perdóname me confundí. -la enfermera se rio sin dimensionar la revolución que nos causo a ambos. 

Cami soltó un suspiro y hecho su cabeza para atrás cerrando sus ojos con fuerza. Minutos después de dar unas indicaciones, la enfermera salió de la habitación y ella se comenzó a reír quitándome los nervios que sentí por un momento.

—Me cagué todo boluda, no, no —ella me miró y solo sonrió.

—Quédate tranquilo que la única vez que no usaste forro, yo me estaba cuidando —cuando me dijo esto, sentí un poco de tristeza. ¿Acaso no quiere un mini torito?—. No me imagino siendo madre, siento que no podría ser una buena.

—No digas eso gorda, si en algún momento lo deseas serás la mejor. Además yo si te veo siento mamá de un mini torito o un Iucamancai con rodetes —me quedó mirando tan profundo que casi me hago pis encima, me tiene tan enamorado que creo que no he logrado hacerle sentir todo lo que siento por ella.

Cuando salimos del hospital ella estaba algo adormitada por lo que en el camino de regreso a casa durmió sobre mi hombro. Para mi era increíble lo que ella provocaba dentro de mi, me daba la calma que hace mucho tiempo deje de sentir. Tal vez ella no dimensiona el amor que me transmite o piensa que me ama tanto que yo nunca le voy a corresponder pero aquí me tiene derretido a su pies por todo lo que es.

Y un día te encontré, estaba vivo pero con vos comencé a vivir...

Desde que la conocí tuvo el super poder de sacar lo mejor de mi aunque muchas veces me mostré reacio a todas las cosas buenas que me generaba por miedo a no ser ese amor que creía que ella merece conocer. Tantas vivencias, tantos daños y tantos años en medio para ahora darme cuenta que no quiero una vida lejos de ella.

Me hiciste ser mejor, me queda agradecer...

La veo suspirar, mirarme con sus ojos almendrados llenos de amor, la siento abrazarme, tocar mi mano y agradecerme por estar. La veo chiquita y un poco rota. La veo enamorada de mi. Ojala ella me vea enamorado a mi.

Temo a caer y que no estés conmigo. Te ofrezco amor real de un corazón sincero...

—¿Te quedas conmigo esta noche? —su voz me hace volver en sí mientras asiento con la cabeza como respuesta a su pregunta.

—No pensaba irme aunque me botes —ella sonríe y me agradece—. Srta. Jara casi de Odoguardi, vení que vamos a la cama.

—¿Qué dijiste? —me dió gracia ver su cara sonrojada mientras me miraba incrédula.

—Srta. Jara casi de Odoguardi porque aun no nos casamos pero cuando lo hagamos estaré robando. ¡Mamita! —ella me miró mordiendo sus labios.

—Sabes que estas loco, ¿verdad? —yo asentí mirándola divertido por la situación, muy pocas veces la dejaba sin palabras pero cuando lo hacía disfrutaba un montón de sus nervios.

—Estoy loco por vos Camila —me hizo un montoncito con la mano y tapó su rostro, aproveche para abrazarla y alzarla a upa para así llevarla a la cama—. Que no te de vergüenza lo que te digo bonita, sabes todo lo que robo yo con vos —la deje en la cama y alzó sus brazos para que pueda quitar su ropa.

¡DE CERO! | GiamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora