—¿Me detengo?—Preguntó malicioso tocando mis pechos con sus grandes manos.
—¡No, no!—Gemí alto mirandolo a los ojos, pues era lo único que podía ver, eso, y sus labios. Detesto que lleve eso en su cabeza, pero en este momento me exitaba demaciado.
El sonrió complacido y aumentó el ritmo de sus embestidas haciendome jadear. Estábamos en la famosa pose del misionero. Sólo que un poco más rebuscada, ya que él tenía mis piernas en sus hombros y me embestia hasta que sus bolas chocaban con mi culo.
—¡Dios!—no pude evitar gritar al llegar a mi orgasmo. Él bajó mis piernas, y se acercó aún más a mi.
—Shhh—Cubrió mi boca y se escondió en el hueco de mi cuello mordiendo mi piel sensible.
Lloriqueo adolorida y exitada, mis piernas tiemblan y mi coño se aprieta en su polla con rudeza, logrando que él suelte un gemido ronco.
Delicioso.
—¿Val? ¿Estas bien?—Era Jess. Miré al hombre sobre mi con pánico, y él solo me sonrió malicioso sin dejar de moverse.
—S-si...—Jadeo sin poder controlarme.
—Hazlo mejor, o se dará cuenta...—Me demanda divertido, apretando mis caderas.—Vamos, conejita...
—Por favor...—Lloriqueo en un susurro.
—¿Val? Voy a entrar..—Avisa Jess intentando abrir la puerta, pero gracias a todos los santos le coloqué seguro.
—¡No!—Constesto rápidamente intentando liberarme del hombre sobre mi.—¡Estoy bien, solo...!—Mierda no puedo hablar, estoy temblando a causa de mi clímax.
—Shh...—Me besa posesivo tomandome del cuello. Joder, moriré pronto. Los segundos pasaron, y puede ver como entre abrió los labios y se dejó ir en su propia liberación dentro de mi coño.
—¿Val?—Maldición.—Esta bien, si quieres estar sola, lo entiendo...solo no quería que te sientas mal por lo que hizo Aarón, no vale la pena que te pongas así por él...
Las embestidas cesaron, y sus ojos me escanearon con curiosidad. Almenos eso me daba un momento para poder ordenar mis palabras.
—Estoy bien, Jess...—mi respiración es un caos.—Puedes estar tranquila.
Se oye un suspiro pesado por parte de la mujer castaña y luego contesta al fin.
—Okay. Cuídate, iré al bar. Te quiero...
—Te quiero..—Susurro mirando al hombre frente a mi, que no se mueve en absoluto.
—Adios.—Jess se despide y luego se oyen sus pasos a lo lejos.
Él se apoya contra mí pecho, y se mantiene así un momento, mientras los dos recuperamos el aliento. Acaricio su cabellera castaña, y luego bajo a su espalda, recorro los tatuajes de sus hombros. Y me detengo en una marca en su cuello, es la cicatriz de la última vez, cuando lo acuchille...dios, podría haberle hecho daño.
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Dulce Fantasía | +21
RomanceHistoria no apta para menores de 18 años, ni personas sensibles. •°•°•°•°•°•° Confundir amor con obsesión es el primer paso a la locura. Pero ninguno de nosotros estaba del todo cuerdo, y eso nos hizo perder todo... Si pudiera volver el tiempo atrás...