Llame tres veces a la puerta, y a la cuarta pateé levemente para poder hacer más ruido, pero debía ser cuidadoso, el apartamento de Stein se caía a pedazos.
—¿Si?—La observé asombrado, tenía harina en la cara, y también en el cabello.—¿Qué hace usted aquí?
Le comí la boca la última vez, y la muy maldita aun me sigue tratando como si no hubiese pasado nada.
—Pasaba por aquí, y decidí que....—Ella enmarca una ceja incrédula.—Es mentira.
—No me diga, yo le estaba creyendo ciegamente, señor Keller.—Ironiza virando los ojos.
—Bien, quería follarte. ¿Contenta?—Me hago paso en su departamento, y ella me ve asombrada.—Estoy harto de ti, me tienes hasta los cojones, no se que mierda me has hecho, pero te quiero lejos de mi, y a la vez te quiero desnuda sobre mi.—Despeino mi cabello estresado.—Te apareces en mis sueños, eres una maldita, me atormentas, me persigues, cierro los ojos y estas ahí, con esa maldita mirada de desaprobación.—La señalo molesto.—No puedo follar con otras personas, porque tu estas ahí, te apareces como una maldita pesadilla atormentando cada puta neurona de mi cerebro. —Suspiro con indignación.—Te odio, Valery Stein. Juro que te detesto, quiero que detengas lo que sea que me estas haciendo. Para, por favor, porque no me gusta, no quiero... estas haciendo esto en contra de mi jodida voluntad...
Ella me ve expectante sin decir una sola palabra, y yo me siento un idiota. ¿Por qué le dije todo de un sopetón? Se supone que venía a molestarla, no a exhibirme.
Mierda, sus ojos son el problema, cada que la veo a los ojos solo siento la necesidad de decirle mis pensamientos.
Ella tose incomoda y cierra la puerta al fin.
—¿Quieres una galleta?—Susurró bajo pasando por mi lado.
Genial. He quedado como un loco maniático.
La sigo detrás y la tomo del ante brazo para pegarla a mi, la beso de imprevisto como ayer en la oficina, y ella se resiste hasta que me abofetea rudo, me río ronco y otra vez voy contra ella. La aprieto, y amaso a mi manera, la necesito como si fuese droga.
Ella me golpea, y me ataca varias veces, pero aún así no me pide que me detenga, terminamos en el suelo entre forcejeos, le arranco los botones de la camisa de un solo tirón, y veo sus bonitas tetas redondas y grandes, con ese pezón de color crema que tanto me gusta.
Le muerdo las tetas marcando su cuerpo, y ella me rasguña la espalda en repuesta. Entonces...
—Señor Keller...—Me reprende meneando una galleta frente a mis ojos.—¿Quiere?
Acepto la mendiga galleta, y le doy un mordisco con rabia.
—¿Has escuchado lo que dije?—Murmuro incomodo. ¿Cómo es que se resiste a estar conmigo? Literalmente le dije que la necesitaba y ella solo me ignoró.
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Dulce Fantasía | +21
RomanceHistoria no apta para menores de 18 años, ni personas sensibles. •°•°•°•°•°•° Confundir amor con obsesión es el primer paso a la locura. Pero ninguno de nosotros estaba del todo cuerdo, y eso nos hizo perder todo... Si pudiera volver el tiempo atrás...