Capitulo 18

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Abrí los ojos y me encontré con un techo blanco

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Abrí los ojos y me encontré con un techo blanco. Giré un poco la cabeza y divise a Jessica dormida en un gran sofá de color gris. Me senté en la cama, y miré mi alrededor, estaba en el hospital...¿Pero como llegué aquí?
Toque mi cabeza y sentí una punzada en toda mi frente, tenía una venda que cubría la zona, pero aún así dolía como la mierda.

—¿Jess?—Susurre aturdida.

La castaña despertó abruptamente, se sentó en el sofá y bostezo adormilada.

—Val, ¿Cómo te sientes?—Preguntó caminando hacia mi.

—Mi cabeza duele...—Aviso con voz baja, me duele mucho al hablar, como si fuese migraña.—¿Qué pasó?

—¿No lo recuerdas?—Dice curiosa y yo niego.—Bueno pues Alexander, el guapo hermano de Angeles, te llevo a casa, y creo que te caíste, no entendí esa parte...—se encoje de hombros.—Lo bueno es que estas mejor, ese sofá fue lo más incomodo del mundo—Se queja cruzándose de brazos.—¿No podías elegir otro día para golpearte el coco? La noche iba de maravilla hasta que Alexander llamó a Angy, y tuvimos que dejar la reunión.

—No grites, en verdad duele.—Pido suave cerrando lo ojos.

—Y a mi me duele la espalda.—Dice en un tono sarcástico.—Val. Te he dicho muchas veces que debes prestar atención. Por tus distracciones Alexander tuvo que traerte aquí, y Angeles me trajo a mi. Ambas hicimos que se perdieran la velada...

Mantuve el silencio, no quería hablar, porque para empezar no recordaba nada. Solo tenía un vago recuerdo de nosotros en la reunión de empleados, y luego era todo sumamente borroso, e intentar pensar me daba un dolor agudo qué se sentía como si clavasen agujas en mi cerebro.

—No sabes lo que pasó..—Me sacude entusiasmada.—  Aarón desapareció de la nada, junto a sus tres de sus hermanos. Ancel y Agustus se quedaron allí. Hubieses visto la cara de Mila, pobre mujer, estaba muy triste, no pudieron comprometerse ante los invitados.—Asegura ella sentándose al borde de la camilla.—¿Estas bien? ¿Quieres que llame a la enfermera?

—Si quieres..—Murmure entre dientes incordiada.

Ella suspiro pesado y bajó de la camilla arrastrando los pies. La oí salir y cerrar la puerta de la habitación detrás de si.

Mierda.

Creo que estoy en una habitación privada, eso es malo, muy, muy malo. Esta maldita ida al hospital me costará caro.

(***)

Me vestí con ropa que Jess trajo para mi, al parecer vine en paños menores, o no se que pasó con mi ropa. Y siendo sincera, era lo menos importante en estos momentos.

Hablamos con recepción sobre los gastos médicos, pero me quedé de piedra cuando dijo que todo estaba saldado. Quise saber quien pagó, para poder devolver el dinero, pero se me negó el acceso.  Era estúpido, pues yo era la paciente, y aún así no podía saber a quien debía pagarle.

Dulce Fantasía | +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora