(Un mes después)
—¿Puedes decirme que hacemos aquí?
—¿Recuerdas que te dije que compraría un nuevo inmueble?— Adriel me guía dentro del elevador, pulsa el tablero y las puertas se cierran haciendo un sonido algo...preocupante.
La verdad parece que este lugar se cae a pedazos.
—¿Compraste un departamento aquí? ¿En este edificio? Hermano, mereces algo mejor...si te faltaba dinero podrías haberlo dicho, yo te prestaba..—Palmeo su hombro.
—¿Todo te lo tengo que explicar, Aziel?—Me quedo en silencio. No tengo ni la mas mínima idea de que esta hablando.—Ash, solo camina. Ya entenderás todo.
El elevador se detiene, y ambos salimos a la par, lo sigo por el pasillo hasta la última puerta, saca sus llaves y abre la puerta con rapidez.
—Prométeme que no les dirás nada a los demás.—Pide con seriedad sosteniendo la puerta.
—Sabes que no, somos hermanos y mejores amigos. No diré nada.—Prometo sincero. Ya nos hemos cubierto la espalda miles de veces, esta vez no será la excepción.
—Ok.—me da el pase.—Bienvenido a mi guarida...—Me carcajeo divertido e ingreso con una gran sonrisa que se va esfumando a medida que voy viendo todo lo que nos rodea.
Nunca había visto tantas máquinas en una sola habitación, literalmente hay más de seis computadoras y muchas pantallas. Tiene papeles pegados por todos lados, y una cantidad significativa de fotografías de...ella.
—No jodas...—Murmuro bajito.—Dime que no tendremos que internarte otra vez.—Lo veo de reojo y él se rie sarcastico.
—Solo es un proyecto..
—¿Aja? No es más fácil, no sé, acercarse, invitarle un café y dejar que todo fluya.—Ironizo observando las imágenes un poco más de cerca.—¿Y esas fotografías?
—Las conseguí cuando entré en su laptop.—Contesta simple mientras va a la cocina y regresa con dos refrescos.—Ten.—me entrega una lata y se dirige al sofá. Lo sigo detrás mientras ojeo una carpeta con más fotografías.
—¿Hace cuanto hackeaste su laptop?—consulto mientras detallo cada imagen. Es una mujer muy guapa, no cabe duda.
—Un mes, y dos días.—Informa fríamente como si fuese algo normal.
—¿Como?—Indague curioso.
Suspira y se recuesta en el sofá, descansando su cabeza en el espaldar.
—La seguí, y la salvé.—Simplifica mirándome de reojo.—Un coche la perseguía, ella iba distraída y no lo sé, digo. Se que prometí no acercarme, pero la vi en esa situación e intervine, a mi modo, por su puesto. —Ya puedo imaginarme que clase de "intervención" utilizó.—En conclusión, oculté mi identidad, ella no sabe quien fue. La dejé en casa, me quedé hasta que despertó, y cuando quise marcharme...—Toma aire profundo.—No pude, la curiosidad me ganó, la enfrenté, y ella se asustó.
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Dulce Fantasía | +21
RomanceHistoria no apta para menores de 18 años, ni personas sensibles. •°•°•°•°•°•° Confundir amor con obsesión es el primer paso a la locura. Pero ninguno de nosotros estaba del todo cuerdo, y eso nos hizo perder todo... Si pudiera volver el tiempo atrás...