Mientras pasaba las hojas del libro que acababa de desembalar, podía sentir ese olor a nuevo que desprendían sus páginas; un olor dulce y reconfortante, que me hacia querer hundirme en esa historia ahora mismo. Lastima que no sea eso posible, porque no estoy en mi momento libre, y tampoco cuento con dinero suficiente para pagar por ellos. De no ser asi, hubiese comprado la librería completa hace tiempo.Pero no es posible.
Continuo comodando los libros que llegaron hoy a la tienda, al parecer no será una cosa rápida de terminar, ya que mi jefe hizo un pedido bastante provechoso esta vez.
Estaba ordenando cada libro en su estante correspondiente, listos para ser comprados por algún lector apasionado; cuando escuché la voz de mi mejor amiga.-¿Necesitas ayuda?-Jessica habló detrás de mi.
-Oh, hola Jess. No te oí entrar...-Admito con una sonrisa pequeña, para luego acercarme y darle un corto abrazo cargado de alegría.-Ya estoy casi terminando. Fue una tarde exhaustiva, pero en..-Miré mi reloj de mano.-Veinte minutos termina mi turno.
-Nunca entenderé porque te gusta tanto trabajar aquí, el lugar parece un cementerio. Hay tanto silencio que puedo escuchar mi propio corazón latiendo asquerosamente lento..-A la pelinegra no le agrada para nada el mundo de la literatura y sus misterios. Ella es más de películas y series. Cosa que nos diferencia ampliamente y a eso hay que sumarle nuestros estilos de vida y gustos. Cualquiera que nos viera pensaría que no somos mejores amigas.
》Jessica es como la noche, densa, misteriosa y algo problemática. Y yo...bueno aparento ser como el día, cálido, brillante y alegre.
Y diciendo esto, cito a mi mi mejor amiga, ya que, yo, evito compararnos, porque en el fondo, se que si somos muy parecidas, ambas estamos rotas. A las dos nos han quitado mucho, y aunque duela; esas heridas dudo que sanen algún día.
-Bien, señorita antiblibliotecas.-Bufo sarcástica.-Siéntate ahí, hasta que yo termine.-Propuse señalando los sillones rojos de terciopelo ubicados en el centro de la biblioteca.
Ella solo asintió desganada y se dio la vuelta para ir a sentarse al lugar mencionado.
Terminé de ordenar cuando ya quedaban diez minutos para el final de mi turno, luego fui con Matthew, mi jefe; y el dueño de la libreria. Es un hombre dos o tres años mayor que yo. De cabello castaño oscuro, ojos miel, 1,70 de altura, y de un carisma bastante alto. En este momento está leyendo un libro con sus gafas a medio puente de nariz, mientras lleva la taza de café a sus labios.
-Matthew.-le llamo con una sonrisa amigable. Él me mira de reojo y cuando se percata de mi presencia deja el libro de lado y acomoda sus gafas.-Mi turno ha concluido. Ya terminé con las cajas de ayer, solo me quedan dos o tres estantes que alguien desordeno. Pero lo haré mañana a penas tome mi turno.-informé con seriedad.
-Esta bien Val, no te preocupes yo lo haré por ti.-guiñó un ojo en mi dirección con simpatía.-Y sí, se quien fue el causante...-fruncí el ceño esperando que termine la oración.-Max.
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Dulce Fantasía | +21
RomanceHistoria no apta para menores de 18 años, ni personas sensibles. •°•°•°•°•°•° Confundir amor con obsesión es el primer paso a la locura. Pero ninguno de nosotros estaba del todo cuerdo, y eso nos hizo perder todo... Si pudiera volver el tiempo atrás...