Capítulo 3

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Mis manos estaban firmes en las caderas de la rubia frente a mi, quien gemia sin control alguno apretando las sábanas blancas con sus manos

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Mis manos estaban firmes en las caderas de la rubia frente a mi, quien gemia sin control alguno apretando las sábanas blancas con sus manos.

—¡Dios, por favor no pares!—Pidió en un sucio tono apunto de tener su orgasmo.

Acelere mis embestidas, y me dispuse a mirar al hombre a un lado que masageaba su pene mientras miraba la escena con suma atención.

—¿Quieres que te folle a ti también?—espete apretando el culo de la chica.—¿Quieres sentirme dentro?

El pelirrojo que hasta ahora solo había observado la escena, asintió repetidas veces, mientras sus ojos azules brillaban con deseo genuino.

—Deja de tocarte.—ordené seriamente sin descuidar mi deber con la rubia.—No quiero que lo hagas hasta que te ponga en cuatro..—solté fríamente a la vez que embestia a la rubia con rudeza.

—¡Joder, Ander!—Grito la chica rubia sintiendo su liberación y temblando en la cama con cada espasmo, acaricié sus linda tetas y luego sali de ella con suavidad mirando su coño rosado y jugoso.—¡Si, dios....así si quiero empezar todos los lunes!

Sonreí ante su comentario y dejé la última nalgada en sus mejillas rojas al igual que su cara. Luego me coloqué de pie para cambiar el condon por uno nuevo.

—A la cama ahora.—Demando seriamente hacia el pelirrojo que obedece con rapidez subiendo en la cama y abriendo sus piernas en mi dirección. Colocó lubricante en su entrada y me posicionó allí con lentitud. Lo veo con una sonrisa cargada de superación, antes de entrar en él y ver en primera plana como su boca se abre, y sus cejas coloradas se fruncen al sentir el placer invadir su sistema.

—Ander..suave...—ruega en un jadeo de dolor cuando aumento mi vaivén.

—Pero suave no me gusta, fresita...—obvio con una sonrisa maliciosa.—Duro y rudo es mi estilo..—Y él lo sabía. Me había visto follar con tantas, que sabía mi forma. Aunque esta era la primera vez que lo sentía en primera persona. Espero que todas esas fantasías tontas que él traía puedan cumplirse ahora. Y al fin dejé de perseguirme. Porque ya estoy cansado de sus celos tontos.

Soy esto.

Y no voy a cambiar por nadie. No busco enamorarme, no busco una pareja, no busco exclusividad. Solo sexo. Con el primero o primera que se cruce en mi camino, si es atractivo y soporta mi rudeza. Bienvenido sea. Pero si quiere amor. Aquí no es su sitio.

El pelirrojo lleva su mano a su polla roja e hinchada, intentando masturbarse. Pero lo detengo bruscamente impidiendo su acción. Mis embestidas suben de nivel, los gemidos de el pelirrojo llenan la habitación, y sonrio, no mentiré, es atractivo. Y sumiso, me gusta. Es un buen polvo.

La rubia se posiciona a un lado de nosotros con un vibrador en su clitoris mientras nos mira atentamente y suelta dulces gemidos.
Llevo dos dedos a su vagina y la penetro con precisión robandole más gritos de placer. Mis movimientos son certeros. La cama cruje con cada embestida. Mi propio calor se dispara. Y mis sentidos se agravan aún más, pero mantengo el control hasta que ambos terminan de una forma aparatosa, y en el caso del pelirrojo, se derrama sobre su abdomen sin que nadie lo halla tocado en absoluto.

Dulce Fantasía | +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora