Capitulo 33

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Rodrigo

El Atlético de Madrid acababa de jugar frente al VIC, en Copa del Rey

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El Atlético de Madrid acababa de jugar frente al VIC, en Copa del Rey. Habíamos ganado por 2-0, con ambos goles de Julián Álvarez y yo había salido de titular. Curiosamente ya que hoy era Halloween quería darle una sorpresa a Pablo cuando llegasemos todos de vuelta. Yo acababa de entrar en celo y me había tomado un supresor para camuflar mi olor. No quería que nadie me tocase si esté no era Pablo.

Cuando llegamos a Madrid, todos nos bajamos del autobús y nos fuimos a nuestros coches. Me subí en el mío, lo arranque y conduci hasta la casa de Pablo. Conforme iba conduciendo, mi excitación crecía de una manera tan insoportable que me costaba conducir. Pero decidí mantener enfocado en el camino hasta que llegara.

Una vez me detuve frente a la casa de Pablo, aparqué el coche. Me bajé de él y lo cerré. Camine por el patio y di la vuelta a su casa, observé que la ventana de su habitación estaba abierta y me cole por ahí. Entre en su cuarto sin hacer ruido y agradecí que Pablo no se encontrará ahí.

Su olor inundó mis fosas nasales, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y sentí como mi polla se sacudía dentro de mis pantalones.

Me apresure en quitarme las zapatillas, bajarme los pantalones y quedarme solo con los calzoncillos y mi camiseta puestos. Me tumbe en su cama y pensé en la reacción que tendría Pablo cuando me viera aquí.

Pablo

—¿Tú crees que si yo y él lo empezamos a hacer sin condón se va a quedar embarazado la primera vez? —la pregunto a mí hermana

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—¿Tú crees que si yo y él lo empezamos a hacer sin condón se va a quedar embarazado la primera vez? —la pregunto a mí hermana.

—Supongo que no, Pablo. Pero aún así ahí muchos riesgos de posibles embarazos, y más en celo, creo. —responde y asiento.

—De acuerdo, me voy a dormir. Estoy muy cansado. —bostezo—. Descansa, Marta.

—Descansa, Pablo.

Salí del salón y camine por el pasillo hasta mi habitación. Desvíe mis pensamientos hacia Rodrigo y recorde que hacía unos cuantos días que no hacíamos el amor, y yo quería probar algo nuevo. Cuando abrí la puerta de mi habitación olí el aroma de mi omega y le observe tumbado en mi cama. No me lo esperaba.

Podía oler que claramente se encontraba en celo y mi polla se endureció.

—Hola, amor... —susurre acercándome a él.

Vi sus zapatillas y sus pantalones esparcidos por el suelo de mi habitación y sonreí excitado. Rodrigo me miró a los ojos con vergüenza y con algo de excitación.

Me subí a la cama con él, llevé mis manos a sus calzoncillos y se los baje por sus piernas. Note que estaban mojados y sonreí. Me bajé los pantalones, los dejé caer al suelo y después bajé mis calzoncillos.

—Joder. —exclama.

—¿Te gusta, verdad? —respondi.

Acerqué mi mano a su polla, la cerré alrededor de su base y me coloque encima de su cuerpo. Rodrigo abrió sus piernas y las colocó a ambos lados de mis caderas.

—¿Paja o sexo?

—Sexo. —responde.

Nuestros labios se unieron en un beso salvaje y sin control alguno, solté mi mano de su polla y metí mi mano entre nuestros cuerpos. Mientras nuestras lenguas empezaban una batalla desesperada yo sujete mi polla y la metí entre sus piernas.

Mi glande se humedeció nada más roce su entrada, estaba húmeda por su celo y separé mis labios de los suyos. Observe la expresión de Rodrigo mientras empujaba mi glande hacia dentro, cerró sus ojos con fuerza y se agarró a las sábanas cuando mi punta entraba en su interior.

Ambos soltamos un gemido de placer y yo seguí empujando mi polla hacia dentro. Conforme iba entrando en él podía notar cada centímetro de su cuerpo alrededor de mi polla.

—Mgh… —jadea Rorro y abre sus ojos lentamente.

El interior de Rodrigo estaba muy apretado y caliente, sus paredes presionaban alrededor de mi entrepierna y tenía que poner de mi parte para no ser bruto con él.

—M-mierda... —sisee—. Estás tan mojado.

—Pa-blo —arquea su espalda y lleva sus manos a mi espalda.

Sentí como se aferraba a mi mientras yo seguía entrando en su interior lentamente, no quería hacerle daño ya que ni siquiera me había parado a prepararle para que no le doliera. Seguí empujando hacia dentro hasta que estuve hundido en él completamente. Vi como su polla soltaba restos de líquido pre-seminal y se me hizo la boca agua.

Ibamos a hacer el amor sin condón....

—¿Quieres que comience a moverme? —lleve mi mano a su mejilla para acariciarsela.

—Porfavor....

Mis caderas empezaron un vaivén constante mientras entraba y salía de su interior. Rodrigo apretó sus labios y giro su cabeza para evitar mirarme, estaba claro que le estaba doliendo así que baje un poco mi ritmo.

—¿Quieres que me detenga? —pregunto, Rodrigo movió su cabeza para mirarme y negó con la cabeza.

—No, porfavor. Quiero que me lo hagas duro. —confiesa.

Sus palabras fueron un jarrón de agua fría sobre todo mi cuerpo y llevé mi mano al cabecero de la cama. Lo apreté con fuerza y mire el cuerpo de Rodrigo debajo de mi.

Su mano se movía arriba y abajo sobre su polla y yo empecé a entrar y a salir de su agujero con un poco más de rapidez. Rodrigo deslizó sus manos desde mi espalda hasta mis caderas, las apretó y empezó a ayudarme con los movimientos.

—¡Ah, ah! —gime y pone los ojos en blanco.

Sabía que mi polla habia tocado su próstata ante la manera en la que gimió y una sonrisa apareció en mis labios. Nos movi a ambos en un movimiento rápido, haciendo que él quedara encima de mí y yo debajo de él.

—Vamos, muévete. —puse mis manos en sus caderas.

Rodrigo empezó a subir y a bajar lentamente haciendo que mi polla entrara y saliera de su agujero húmedo. Decidí ayudarle con los movimientos y alcé un poco mis caderas, de esta manera mi glande tocaba su próstata cada vez que él subia y bajaba.

—¡Pa-blo! —gime.

—Dios mío... —no podía formular ni una frase.

Mi cuerpo estaba en un éxtasis total mientras Rorro seguía moviéndose ahora más rápido que antes. Mi entrepierna comenzó a palpitar y vi como a polla de Rodrigo estaba estirada hacia arriba.

—¡Me corro! —sentí como se apretaba alrededor de mi polla y lo vi todo blanco.

Los dos estallamos en sensaciones deliciosas mientras nuestro cuerpo temblaba junto al del otro. Yo le abrace fuerte y dejé que se tumbara encima de mi, salí de dentro de él y nos coloque la ropa a ambos, después me tumbe al lado de Rodrigo y le pasé una mano por la espalda para atraerle a mi cuerpo y dormirme.

Finalmente, los dos caímos en los brazos de Morfeo.

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Aquí tenéis el especial de Halloween, espero que os haya gustado.

¡Hasta el próximo capítulo!

El efecto [Pablo Barrios X Rodrigo Riquelme]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora