Capitulo 28

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Rodrigo

Sonreí tiernamente cuando Pablo tiró el condón y se vino a tumbar a mi lado, escondió su cara en el hueco de mi cuello y vi que miraba hacia mi

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Sonreí tiernamente cuando Pablo tiró el condón y se vino a tumbar a mi lado, escondió su cara en el hueco de mi cuello y vi que miraba hacia mi... entrepierna.

—¿Que pasa? —pregunto—. ¿Te gusta mi entrepierna?

—Si. Claro que si. —responde, alza su mirada y se encuentra con mis ojos.

Se incorpora un poco y me besa los labios.

—¿Te digo una cosa? —pregunta, yo me pongo colorado y asiento—. Gracias por aparecer en mi vida, Roro.

Deje que apoyará su cabeza en mi pecho, lleve mi mano a su cabello y hundi mis dedos en los mechones de su pelo. Unos segundos después note su respiración tranquila.

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Jugábamos en Champions contra el LOSC, en el Metropolitano. Me encontraba en el vestuario, quitándome mi camiseta cuando sentí como alguien rodeaba mis caderas con sus brazos y apoyaba su barbilla en mi hombro. Sonreí inconscientemente.

—Buena suerte, bebé. —Pablo me besa la clavícula y se me ponen los pelos de punta—. Seguro que hoy tienes más minutos.

Solté un suspiro, me gire y deje mi camiseta encima de mi bolsa de aseo.

—No has visto el 11, ¿no? —respondi en voz baja—. Se que no debemos utilizar el móvil antes de un partido pero de verdad necesitaba mirar el 11 inicial. Me he llevado una buena decepcion. —confese.

—Joder, Rodrigo. —lleva su mano a mi mejilla y me la acaricia con su pulgar—. No sabes como me duele que no tengas minutos últimamente.

Asenti lentamente, note como se me empezaban a aguar los ojos con lágrimas y trate de no derramarlas.

—Lo sé, Barrios. Pero... no quiero que me vendan... —dije entrecortadamente—. Se que hay muchos otros jugadores del equipo que se merecen la titularidad más que ninguno, p-pero... ¡no quiero salir del Atlético! —me rompí en esa última frase y le rodee con mis brazos.

Apoye mi frente en su pecho mientras las lágrimas resbalaban por mis mejillas sin control alguno, sus brazos me volvieron a rodear y agradeci tenerle conmigo ahora.

—Ya, bebé, ya... —me acaricia la espalda con su mano de arriba a abajo—. En el club te necesitan, igual que en el equipo. Cada jugador aporta algo nuevo al equipo. —dice—. ¿Porque crees que el club te quiere vender? —pregunta y yo me separo de él.

—No tengo minutos en el equipo, en los partidos que juego de titular o me quitan en el descanso, o en la segunda parte me sacan los últimos 30 o 15 minutos. —explico, me limpia las lágrimas que caen por mis mejillas y vuelvo a hablar—. Se que dije que daría todo por esta camiseta y lo sigo manteniendo pero... —no puedo terminar de hablar porque siento su boca sobre la mia.

El efecto [Pablo Barrios X Rodrigo Riquelme]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora