Capitulo 16

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Pablo

Paso un tiempo y Rodrigo se lavo la boca con un cepillo de dientes que yo le presté después de que él terminara de cenar

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Paso un tiempo y Rodrigo se lavo la boca con un cepillo de dientes que yo le presté después de que él terminara de cenar. Se limpio la comisura de los labios y yo volvi a repetir la frase de hace unos minutos.

—Quiero que vengas con nosotros.

Justo en el momento en el que dije esas palabras percibí un olor muy fuerte que invadió mis fosas nasales. Oh, no.

Mire a Rodrigo con miedo y sentí como mi polla se endurecia todavía más al oler el aroma de su celo.

—Mierda... —dice y me mira a los ojos.

Sigo mirándolo, notando cómo nuestros ojos se encuentran. El aroma de su celo me invade, y mis instintos alfa entran en juego, haciéndome sentir aún más atraído por él

—Rodrigo, no te preocupes. Sé cómo se sienten los omegas durante el celo. Puedes confiar en mí.

Rodrigo traga saliva y asiente lentamente.

Notando su nerviosismo y su asentimiento, tomo suavemente su mano y lo miro directamente a los ojos

—De verdad, Rodrigo. No te voy a hacer daño, te lo prometo. Sé que en este momento te sientes desorientado y desesperado por el celo, pero no tienes por qué tener miedo. Estoy aquí para ti, soy tu novio... —Mientras aún sostengo su mano, acerco mi rostro hacia el de él, inhalando su fuerte aroma a omega en celo. Mi instinto alfa se acelera, y una parte de mí lucha por mantener el control—. Joder... tu aroma es tan intenso.

—Lo siento, no sabía que iba a entrar en celo justo ahora, lo siento, de verdad... —responde nervioso y yo me morí de la ternura.

Acaricio suavemente su mejilla con mi pulgar, notando cómo su piel se siente caliente al tacto.

—No te disculpes, no hay nada de malo en ello. Yo soy alfa, sé cómo funciona esto. Y... tu aroma es jodidamente tentador para mí.

Siento cómo mi cuerpo comienza a calentarse, y mis instintos alfa se vuelven cada vez más difíciles de controlar. Me acerco a él, quedando muy cerca de su rostro

—Rodrigo, no puedo mentirte... Quiero tocarte. Quiero sentirte... —suspiro entrecortadamente.

—¿Tocarme de que manera? —sabía que lo estaba preguntando a propósito y eso me saco una sonrisa traviesa.

Miro sus labios y acerco mi rostro aún más al suyo. Mi voz se vuelve más profunda y susurrante mientras le respondo:

—De todas las maneras posibles, mi pequeño omega. Quiero sentir tu piel, tu aroma, tu cuerpo. Quiero marcarlo cómo mío. —Acaricio nuevamente su mejilla con mi pulgar, deslizando mi mano hasta su cuello y sintiendo su pulso—. Se que un omega no debería entregarse así a un alfa... pero tu aroma está enloqueciéndome. Es tan intenso que lo único que puedo pensar en este momento es en reclamarte. —mi polla ya estaba lo bastante dura y me dolía demasiado.

El efecto [Pablo Barrios X Rodrigo Riquelme]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora